La misión de la escuela ya no es enseñar cosas.
Eso lo hace mejor la TV o Internet»
La definición pertenece al reconocido pedagogo italiano Francesco Tonucci, quien sostiene que el aula “debe ser el lugar donde los chicos aprendan a manejar y usar bien las nuevas tecnologías”
El experto discrepa con los que defienden el doble turno escolar
Para Francesco Tonucci, el colegio no debe asumir un “papel absorbente” en la vida de los chicos. Por eso discrepa de los que defienden el doble turno escolar. Ahora tiene que ser un ámbito “donde se transmita un método de trabajo e investigación científica, se fomente el conocimiento crítico y se aprenda a cooperar y trabajar en equipo», sostiene.
«Necesitamos de los niños para salvar nuestros colegios», explica Tonucci, licenciado en Pedagogía en Milán, investigador, dibujante y autor de Con ojos de niño, La ciudad de los niños y Cuando los niños dicen ¡Basta!, entre otros libros que han dejado huella en docentes y padres. Tonucci llegó a la Argentina por décimoquinta vez, invitado por el gobernador de Santa Fe, Hermes Binner.
Sobre lo que realmente importa a la hora de formar a los más chicos el experto propuso, en primer lugar, que los maestros aprendan a escuchar lo que dicen los niños; que se basen en el conocimiento que ellos traen de sus experiencias infantiles para empezar a dar clase. «No hay que considerar a los adultos como propietarios de la verdad que anuncian desde una tarima», explicó.
Recomendó que «las escuelas sean bellas, con jardines, huertas donde los chicos puedan jugar y pasear tranquilos; y no con patios enormes y juegos uniformes que no sugieren nada más que descarga explosiva para niños sobreexigidos» . Y que los maestros no llenen de contenidos a sus estudiantes, sino que escuchen lo que ellos ya saben, y que propongan métodos interesantes para discutir el conocimiento que ellos traen de sus casas, de Internet, de los documentales televisivos. «¡Que se acaben los deberes! Que la escuela sepa que no tiene el derecho de ocupar toda la vida de los niños. Que se les dé el tiempo para jugar. Y mucho», es parte de su decálogo.
“La escuela debe hacerse cargo de las bases culturales de los chicos. Antes de ponerse a enseñar contenidos, debería pensarse a sí misma como un lugar que ofrezca una propuesta rica: un espacio placentero donde se escuche música en los recreos, que esté inundado de arte; donde se les lean a los chicos durante quince minutos libros cultos para que tomen contacto con la emoción de la lectura”, sostuvo.
Los niños no son sacos vacíos que hay que «llenar» porque no saben nada. Los maestros deben valorar el conocimiento, la historia familiar que cada pequeño de seis años trae consigo. “En realidad, los conocimientos ya están en medio de nosotros: en los documentales, en Internet, en los libros.
El colegio debe enseñar utilizando un método científico. No creo en la postura dogmática de la maestra que tiene el saber y que lo transmite desde una tarima o un pizarrón mientras los alumnos (los que no saben nada), anotan y escuchan mudos y aburridos”, aclaró.
El rol del maestro es el de un “facilitador, un adulto que escuche y proponga métodos y experiencias interesantes de aprendizaje”. “Los docentes deberían tener una actitud de curiosidad frente a lo que los alumnos saben y quieren. Les pediría a los maestros que invitaran a los niños a llevar su mundo dentro del colegio”, sugirió Tonucci.
El pedagogo señaló que “el colegio no debe competir con instrumentos mucho más ricos y capaces. No debe pensar que su papel es enseñar cosas.
La escuela debe ser el lugar donde se trasmita un método de trabajo e investigación científica, se fomente el conocimiento crítico y se aprenda a cooperar y trabajar en equipo”. Asimismo, cuestionó la doble escolaridad: “la escuela está asumiendo un papel demasiado absorbente en la vida de los niños. No debe invadir todo su tiempo. La tarea escolar, por ejemplo, no tiene ningún valor pedagógico. No sirve ni para profundizar ni para recuperar conocimientos. Hay que darles tiempo a los niños”.
Fuente: La Nación