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Maximiliano Pullaro insinúa críticas a Javier Milei en plena campaña. Avala correcciones a la macroeconomía, descubre la micro: “Hay mucha gente que la está pasando mal”, dijo.
El gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, abandonó momentáneamente su política de rescate casi sin fisuras de la figura presidencial para contraponer lo que considera “cosas importantes” de la gestión libertaria –como que “se corrigió la macroeconomía”– con los efectos que dichas correcciones producen sobre los seres vivos, por lo que advirtió que “hay mucha gente que la está pasando mal”. A no alarmarse. El doble juego que habitualmente emplea el mandatario provincial en su relación con Javier Milei se vio ligeramente desplazado hacia uno de los extremos por una legítima necesidad política: en un mes se llevarán a cabo las elecciones provinciales, entre ellas las de convencionales constituyentes, en las que el principal morador de la Casa Gris encabeza la lista del oficialismo local. Si todo es igual, nada es mejor.
La vertiente santafesina de La Libertad Avanza (LLA), orientada desde un inicio por la diputada nacional Romina Diez y aderezada ahora con la visible figura del periodista Juan Pedro Aleart, mantiene sin embargo los ataques frontales hacia Pullaro, a quien llaman por nombre de pila como Gildo (por el inoxidable gobernador Insfrán), o “Maximpuestos” por una presunta avaricia fiscal, y al que no dudan en calificar como jeque de una casta que ven por todas partes, salvo donde verdaderamente está.
Algo de ese discurso aprovechó el mandatario provincial en su primer año de gobierno, al definir como privilegios algunos derechos laborales, promocionar como significativa para las cuentas públicas una presunta reducción del “gasto político”, estigmatizar a los docentes en lucha como privadores de la libertad del alumnado y convertir las bondades del equilibrio fiscal en un dogma aplicable en cualquier escenario. Siempre con la diferenciación acerca de la obra pública, que Santa Fe hace y Nación mezquina.
La explicación de ese juego de identificación y diferenciación entre las casas Gris y Rosada radica en que, en buena medida, comparten un mismo electorado. Mediciones de opinión pública que consume el Gobierno provincial indican que una buena porción de los votantes de Pullaro –superior a los dos tercios– apoya o ve con buenos ojos la gestión de Milei. Criticarlo desde Santa Fe es ir contra los propios intereses electorales, atento a que no se trata de grupos sobreideologizados o núcleos duros, sino de lo que Aleart llamaba desde De 12 a 14 “la gente”.
Por esos motivos, en plena crisis del oficialismo nacional por el cripto escándalo, Pullaro salió públicamente a bancar a Milei: “Tenemos que intentar que no se erosione la figura del presidente”, dijo, con tan mala suerte que el mismo día, en Rosario, un aliado del jefe de Estado, Mauricio Macri, aprovechó el golpe que acusó el Gobierno para criticar el “entorno” del presidente.
Pasarla mal
Pullaro fue uno de los gobernadores que el 1º de marzo por la noche asistió a la cena show que el presidente dio en el Congreso en ocasión de la inauguración de un nuevo período de sesiones ordinarias. El gobernador no se quedó a comer, convite que estaba reservado sólo para los funcionarios del gabinete nacional y un asesor monotributista con ínfulas de matón.
Consultado sobre el discurso presidencial ante el Congreso, que lució lógica y parcialmente desierto atento a que el jefe de Estado considera a sus miembros como roedores legislativos, el gobernador santafesino sorprendió con una crítica.
“Yo vengo de Santa Fe –dijo en declaraciones que hizo en Rosario– y esperaba que se pudiera hacer eje en el sistema productivo de la provincia de Santa Fe o en el interior productivo de la Argentina”. Hasta ahí una diferenciación habitual: centralismo porteño parásito versus provincias trabajadoras y productivas, que envían recursos a Buenos Aires y no regresan en el volumen esperado.
El gobernador sostuvo luego que “vemos muchas cosas que son importantes” y, por lo tanto, valorables, en la gestión nacional. “Se corrigió la macroeconomía, bajó la tasa de interés, bajó el riesgo país, bajó la inflación”, enumeró Pullaro sobre las bondades del modelo libertario. “Pero hay mucha gente que la está pasando mal”, sorprendió.
Más sorprendente fue la frase siguiente, porque no mencionó a “personas” –por ejemplo, jubilados, desempleados, personal de cuidado– sino actividades: “El campo la está pasando mal, la industria la está pasando mal”, dijo el gobernador para, ahora sí, afirmar que “los trabajadores la están pasando mal”. (Breve digresión: No es habitual que Pullaro se refiera a los “trabajadores” –salvo para denunciar en el caso de los estatales lo que considera sus “privilegios”, como un bono anual o el franco por día de cumpleaños, o la condición de secuestradores de los maestros que adhieren a huelgas– aunque sí suele hablar de “trabajo” y “empleo”, como derivaciones de “la producción”).
Chiquito y grande
A diferencias de otras ocasiones, en las que su diferenciación del Gobierno nacional se centró casi exclusivamente en “lo productivo” y en la obra pública –de la que el líder de Unidos hace gala frecuentemente–, en esta oportunidad Pullaro abrió una grieta hasta ahora inexistente: las consecuencias del ajuste “más grande de la historia de la humanidad” con el que Milei exhibe sus “éxitos”.
“Esperaba –continuó el gobernador en relación al discurso presidencial ante la raleada Asamblea Legislativa– que se pueda mirar mucho más la microeconomía que la macro, y que se pueda pensar que la corrección de la macroeconomía y el superávit gemelo (fiscal y comercial) que tuvo el año pasado, en función de lo que dijo el presidente Milei, que pueda pensarse en el desarrollo a través de la obra pública”.
Ahí volvió al libreto habitual: “Tenemos rutas que están en muy mal estado, las nacionales. Las rutas provinciales las arreglé a todas como no se hacía desde hace mucho años”.
“Creíamos que podía haber un anuncio (en relación a las rutas nacionales), esperábamos también el desarrollo de infraestructura energética, nuestra industria necesita más potencia energética para poder producir y ahí tiene que haber un plan si nosotros queremos generar empleo y trabajo”, agregó.
El mandatario provincial consideró que “tal vez eso no estuvo en la agenda del presidente, pero el presidente continúa teniendo una agenda muy clara de la contención del gasto público y mostrar que la Argentina tiene las cuentas ordenadas y equilibrio fiscal”. Con, digamos, “gente que la está pasando mal”.
Nos soy yo, sos vos
Pullaro explicó que el gobierno de Santa Fe hace lo suyo. Si hay alguien en falta, no es él. “Nosotros hacemos nuestra parte, hemos bajado los impuestos al campo y a la industria, el campo no paga Ingresos Brutos, la industria paga del 0,5 al 1,5, la pyme no paga, eso es importante. Pero necesitamos un acompañamiento muy fuerte de parte del Gobierno nacional”, afirmó.
Entonces volvió a acentuar el distingo: “Porque lo que hace el Gobierno nacional es solamente controlar la macroeconomía –que es importante por la inflación–, pero no está mirando el interior productivo que genera empleo, crecimiento económico y trabajo. Es muy difícil pensar que las cosas puedan cambiar en la República Argentina”.
De todos modos, para que no lo confundan con un “populista”, Pullaro señaló que “creemos en el equilibrio fiscal, creemos que no se puede gastar más de lo que entra”, sin embargo “hoy venimos a anunciar obras muy importantes en la EPE. Pero si Nación se lleva tres veces más de lo que le manda a la provincia de Santa Fe, los esfuerzos que podemos hacer son muy pocos”.
Con el objetivo de correrse del lugar de la queja, afirmó que “a mí como gobernador me van a encontrar peleando por los intereses de la provincia de Santa Fe, y nunca me van a ver llorando ni arrugando”.
En cualquier caso, el mes que falta para las elecciones puede alumbrar un escenario con modificaciones a la línea del gobernador de no cuestionar al presidente, pero establecer algunas diferencias “positivas”, como ser el jefe político de la provincia que más obra pública hace en el país, según su propia definición.
En ese juego de diferencias, los libertarios continuarán con su línea de emparentar a Pullaro con la casta, el “populismo” y la presión impositiva, bajo la premisa de relativizar cualquier contacto posible entre discurso y realidad, en tiempos en que la verdad se evapora y cotiza menos que la cripto $Libra.
En esa relación hay una tercera pata, que por ahora luce un poco más débil, pero nunca se sabe. Es la de la diputada provincial con domicilio fuera de la provincia, Amalia Granata, que con un discurso muy similar al de La Libertad Avanza irá también a las elecciones de convencionales constituyentes del 13 de abril por una porción del electorado antiperonista y del “independiente”, con furibundas críticas al gobernador radical. Unos buscarán nacionalizar la campaña, el otro restringirla a los límites de la provincia. En lo que probablemente sí existe acuerdo –porque les conviene a ambas administraciones– es en materia de políticas de seguridad pública. El voto rosarino está atento a ese asunto, y tanto Pullaro como Milei necesitan que las bandas no se desbanden, porque el costo es compartido.
Publicado en el semanario El Eslabón del 08/03/25
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La entrada Todos estos años de gente se publicó primero en Redacción Rosario.
Fuente: Redacción Rosario