Durante el “menemato” en empresas públicas que se habían privatizado fue una táctica usual en el manejo de los recursos humanos, entre otras tantas, “quitar el suministro de aire”…
Durante el “menemato” en empresas públicas que se habían privatizado fue una táctica usual en el manejo de los recursos humanos, entre otras tantas, “quitar el suministro de aire” al personal que venía de la empresa estatal, generalmente empleados con una antigüedad considerable, buena capacitación y experiencia en sus puestos, para dar lugar a jóvenes, muchos de ellos aún no recibidos, mediante un contrato precario de pasantía laboral, por una cuarta parte del sueldo de un empleado regular.
¿Cómo se les “quitaba el aire”?
No asignandoles tarea alguna, como para “fueran viendo” que su trabajo ya no era necesario en la nueva estructura empresarial. Era el paso previo a la entrevista con el amable jefe de Recursos Humanos quien tendría mucho gusto en explicarle al interesado con lujo de detalles las bondades y ventajas de unretiro “voluntario” o de una jubilación anticipada.
No se trataba de falta de capacidad intelectual o de eficiencia laboral del personal remanente, por el contrario, sino que de acuerdo a los lineamientos a hacer cumplir por los jefes puestos por los privatizadores neoliberales, era imprescindible contar con mentes jóvenes, adaptables a las condiciones impuestas por la economía de mercado, bajar los sueldos de los empleados para que la empresa tuviera más ganancias.
Se trató de un proceso doloroso e indignante, un desprecio a la experiencia y a la dedicación de miles de trabajadores argentinos que impotentes tuvieron que aceptar una suma de dinero e irse cuando estaban en condición óptima de aportar su conocimiento, trabajo y esfuerzo.
No me asombra que un funcionario haya llorado recordando semejante maltrato. Es algo de lo que no se ha hablado en los medios lo suficiente , tal vez por los sentimientos de culpa, ya que no pocos acompañaron la entrega de las empresas públicas.
El cambio de rumbo que se produjo a partir de 2003 en el gobierno nacional alentó la esperanza que además de anular indultos a represores asesinos también pondría fin a este otro tipo de abusos en la relación empleado-empleador.
Hoy en la práctica no es así.
Y mucho más grave es cuando el empleador que destrata a un trabajador calificado –en este caso un arquitecto– es el intendente de Puerto General San Martín Carlos De Grandis, un político que pertenece al mismo partido que el gobierno nacional, que define su gestión como nacional y popular cuando realmente ejecuta los lineamientos neoliberales del Menemato de los años 90 que destruyo los salarios de los trabajadores junto con las empresas del estado.
Vea el video tomado por el Arq. David Cicotti en su lugar de trabajo donde fue enviado a hacer nada a una obra abandonada del Plan de Viviendas MAS CERCA de la Nación
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