Mario Luis Rodríguez Cobos, cuyo seudónimo literario lo hizo conocido como Silo, y a quien sus amigos siempre lo han llamado con afecto “El Negro”, falleció el jueves 16 de septiembre a las 23.30 hs. rodeado de sus afectos, en su casa de Chacras de Coria, Mendoza, donde vivía con su mujer y sus dos hijos.
Por Bernardita Zalisñak [Nota Original]
Sec. General del
Partido Humanista
de Argentina
Silo para muchos ha sido considerado un mesías, para otros un falso profeta, algunos lo han caracterizado como un hombre santo y otros como enviado del diablo, para algunos es un maestro, o un gurú, para otros es un hombre común. También es asimilado por muchos a un guía espiritual.
Lo cierto es que Silo ha sido un hombre extraordinario, capaz de llevar una humilde vida privada, en una modesta casa de pueblo donde vivía con su mujer, sus dos hijos y un perro, a la vez de una agitada vida social propia de un incansable militante que desde joven luchó sin pausa para transmitir una certeza y una aspiración: la necesidad y posibilidad de superar el dolor y el sufrimiento a partir de una transformación personal y social simultánea.
Eso lo ha llevado a dar un sinnúmero de conferencias, seminarios y una intensa producción literaria, tomando como tema el sufrimiento humano, pero desarrollando importantes descripciones de procesos históricos y humanos, incursionando en los terrenos de la psicología, la sociología, la política, la ecología, la historiología, entre otras, como también en temas existenciales del ser humano, aportando concepciones propias sobre el tema del sufrimiento, la muerte, la trascendencia, la religión y la espiritualidad.
Ha sido reconocido con el doctorado honoris causa otorgado por la Academia de Ciencias de Moscú, se han editado sus obras en más de 20 idiomas y otros tantos dialectos, y hoy sus libros empiezan también a ocupar lugares en los ámbitos académicos más progresistas.
Como dijimos, Silo no sólo ha sido un pensador y escritor de gran trascendencia, sino que también ha sido un hombre de acción. No se ha detenido en teorizaciones ni conceptualizaciones, sino que ha generado propuestas y las ha llevado adelante intentando hacerlas coincidir en la práctica, a través de un estilo de vida y una permanente lucha contra la injusticia, la discriminación y la violencia, tanto en el plano social como personal, con un sistema de técnicas psicológicas y de meditación.
Ha desarrollado una tecnología de punta en materia de superación de la violencia, logrando una síntesis extremadamente refinada de experiencias pertenecientes a las más diversas tradiciones culturales de oriente y occidente, logrando técnicas derivadas de la psicología moderna, del Budismo, del Orfismo, del Cristianismo o del Islam. Pero no solo eso, también ha desarrollado una complejísima ingeniería organizativa que se adecúe a los distintos momentos históricos, a fin de evitar la verticalidad, el liderazgo y con ello la manipulación, logrando dar la posibilidad de experimentar la horizontalidad, la democracia real, el diálogo, el consenso, como formas no-violentas de relación interpersonal para pasar a formas más interesantes aún.
Ha sido impulsor del Movimiento Humanista, el que se encuentra presente a través de sus organismos internacionales en más de 120 países, del cual es parte el Partido Humanista Internacional (presente en casi todos los países de Latinoamérica y muchos de Europa y también en India), pero también La Comunidad para el Desarrollo Humano (extendido en prácticamente los cinco continentes) , Convergencia de las Culturas (que tiene mayor desarrollo en Europa y Africa con su lucha por la integración intercultural y la no discriminación), el Centro Mundial de Estudios Humanistas (cuyos foros y simposios internacionales han generado aportes de cientos de prestigiosos intelectuales de todo el mundo) y Mundo Sin Guerras ( a partir del cual el año pasado se llevó a cabo la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia).
También impulsó lo que se conoce como El Mensaje de Silo, que no apunta tanto al aporte de una transformación no violenta política y social, sino a la expresión de la espiritualidad humana, en el que encuentran su expresión, tanto ateos como religiosos, de distinta profesión y creencia.
Impulsó los Parques de Estudio y Reflexión, y puso en marcha la Escuela, a partir de la cual ha puesto a disposición de cualquier persona, los conocimientos más profundos de las distintas filosofías universales que se han expresado en distintos momentos de la historia, sintetizándolas en cuatro disciplinas: Energía, Formal, Mental y Material.
Silo ha sido, uno de los seres más sabios y bondadosos de nuestro tiempo, y no ha escatimado esfuerzos, recursos o dar la cara y poner el cuerpo en los momentos más complicados e incluso violentos que les ha tocado vivir a los siloístas en distintas épocas, pese a la difamación, la ridiculización, la persecución, la censura mediática y la indiferencia de la que ha sido víctima permanentemente. Y en eso ha servido de ejemplo de virtud y fortaleza, manteniendo implacablemente la coherencia en su accionar, con lo que ha divulgado de su pensamiento y sentimientos.
Si se estudia con detenimiento la obra de Silo y sus resultados, se comprenderá que este principio de siglo y la mitad del anterior, ha estado en presencia de uno de los pensadores más eximios de nuestro tiempo y un verdadero apóstol de la paz, que la historia verá si merece su apropiado reconocimiento.
Miles de humanistas de todo el mundo, que han tenido el privilegio de haberlo conocido y tenido la posibilidad de recibir su enseñanza en forma directa, tienen hoy el desafío de demostrarle al mundo que lo que anhela la humanidad, y que de alguna manera este prócer de la no violencia ha intentado desesperadamente transmitir y ayudar a que se tenga experiencia, sea posible.
Para Silo, el ser humano es un ser histórico y social, y la dimensión que le es más propia no es la biológica sino la de la libertad. Para Silo, la conciencia humana no es un reflejo pasivo del mundo natural, sino actividad intencional, actividad incesante de interpretación y reconstrucción del mundo natural y social. Si bien participa del mundo natural por cuanto posee un cuerpo, el ser humano no tiene una naturaleza, una esencia definida como todos los otros seres naturales: no es sólo pasado, es decir, algo dado, construido, terminado. El ser humano es futuro, es un proyecto de transformación de la naturaleza, de la sociedad y de sí mismo. Contra todo determinismo, contra todo dogma que congele y bloquee el desarrollo de la humanidad, Silo retoma esa línea filosófica que, a través de la idea central de libertad humana, en Occidente va desde Pico de la Mirándola hasta Sartre, la revitaliza y la transforma en un proyecto cultural y político: el Movimiento Humanista.
Por otra parte, su concepción de la espiritualidad, se centra en la búsqueda del sentido de la vida y de la trascendencia en contraposición al absurdo de la muerte. Sin embargo, como Buda, Silo no le pide a nadie que crea por fe en sus ideas sobre lo divino, ni pretende proponer una nueva religión con ritos y dogmas. Él ofrece vías, experiencias, para que cada uno pueda probar por sí mismo la veracidad o la utilidad de lo que dice.
Para terminar, debemos decir que Silo fue el Mayor de los Poetas.
El Camino
Si crees que tu vida termina con la muerte lo que piensas, sientes y haces, no tiene sentido. Todo concluye en la incoherencia, en la desintegración.
Si crees que tu vida no termina con la muerte, debe coincidir lo que piensas con lo que sientes y con lo que haces. Todo debe avanzar hacia la coherencia, hacia la unidad.
Si eres indiferente al dolor y el sufrimiento de los demás, toda ayuda que pidas no encontrará justificación
Si no eres indiferente al dolor y sufrimiento de los demás, debes hacer que coincida lo que sientes con lo que pienses y hagas para ayudar a otros.
Aprende a tratar a los demás del modo en que quieres ser tratado.
Aprende a superar el dolor y el sufrimiento en ti, en tu prójimo y en la sociedad humana.
Aprende a resistir la violencia que hay en ti y fuera de ti.
Aprende a reconocer los signos de lo sagrado en ti y fuera de ti.
No dejes pasar tu vida sin preguntarte: “¿quién soy?”
No dejes pasar tu vida sin preguntarte: “¿hacia dónde voy?”
No dejes pasar un día sin responderte quién eres.
No dejes pasar un día sin responderte hacia dónde vas.
No dejes pasar una gran alegría sin agradecer en tu interior.
No dejes pasar una gran tristeza sin reclamar en tu interior aquella alegría que quedó guardada.
No imagines que estas solo en tu pueblo, en tu ciudad, en la Tierra y en los infinitos mundos.
No imagines que estas encadenado a este tiempo y a este espacio.
No imagines que en tu muerte se eterniza la soledad.
(El Mensaje de Silo)
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