Extracto de la charla de Silo el 1º de enero de 1980 en Brasil
La mente humana no puede vivir sin futuro.
Y si en el futuro está la muerte y la nada, la mente humana tiene problemas, no puede funcionar si su visión del futuro termina con la muerte. La situación que sufre el ser humano frente a la posibilidad de la muerte altera su conciencia, altera su conciencia y desacomoda su situación en el mundo.
El ser humano no puede vivir con una conciencia equilibrada en la medida en que no resuelva que va a pasar en su futuro. ¿Se va a acabar todo con la muerte?, se va a acabar entonces el futuro, si tengo el futuro cerrado tengo problemas en mi conciencia y en el momento actual, ese es el punto, tengo problemas en el momento actual. Todavía no me muero, pero tengo problemas hoy aunque no me haya muerto, porque adelante está el corte del futuro, es muy curioso eso… cómo están jugando los tiempos en la conciencia.
Entonces mientras no resuelva que pasa en mi futuro voy a tener problemas. Yo puedo negarlo, puedo olvidarme del problema de la muerte, claro que puedo olvidarme, y por supuesto que las cosas que voy haciendo también las hago un poco como un olvido de la muerte, todo lo que hago lo hago en gran medida para olvidarme del problema de la muerte.
No se por cuanto tiempo logro olvidarme del problema de la muerte porque hoy muere un ser querido, y eso es evidente, y mañana otro y pasado otro, y luego aquél que era compañero mío cuando éramos chicos, y cada día se hace más evidente el problema de la muerte a medida que avanzo en edad.
La gente muy joven, parece que ha olvidado totalmente el problema de la muerte, y no se trata de mortificar a la gente persiguiéndola con el problema de la muerte (risas), se trata todo lo contrario, se trata de provocar una apertura de tal manera que eso no sea problema, de eso se trata. Pero, ¿cómo no va ser problema la muerte?, bueno, depende como se ubique usted frente a eso, nosotros decimos que hay por lo menos cinco posturas frente al problema de la muerte y frente a las posibilidades de trascendencia, frente a la posibilidad de que la conciencia tenga un futuro.
Bueno hay gente que no cree absolutamente en la trascendencia y cierra la posibilidad de su futuro, está bien, es una posibilidad. Hay otros que piensan que el tema es interesante pero no los afecta mayormente y en realidad consideran que…, que puede ser o puede no ser. Hay otros que quisieran estar seguros de que luego de la muerte hay posibilidades, quisieran tener una fe y dicen: «ah, si yo tuviera fe, que interesante, como cambiaría mi vida», pero claro, no lo sienten.
Hay un cuarto tipo de persona que, simplemente tiene fe, no se hace mayores problemas, desde pequeña le han explicado, le han enseñado cosas… entonces dice: «bueno si yo cuando me muera me voy al cielo», o algo por el estilo, está bien. Y hay un quinto tipo de persona que no tiene fe, sino que está segura, tiene experiencias de algún tipo, tiene constancia de cosas y es tan evidente eso como si mirara la luz, como si mirara un cara o si viera un reflejo de una cosa en la pared, le es evidente y no se trata de que tome los datos que le han enseñado como una realidad, no se trata de que crea porque le han dicho, sino que se trata de que lo experimenta con realidad porque tiene un registro de eso.
No pretendemos que haya una posición mejor que otra, no, pero decimos que hay esas cinco posiciones, cada uno puede ubicarse en alguna de estas posiciones, o todas estas, pero algo más, las cosas no son tan estáticas, por ejemplo, hay días que yo creo que hay una cosa después de la muerte, pero hay días que no creo nada de eso, (risas), resulta que yo mismo también cambio de postura frente a este punto, es más, cuando yo era joven y participaba de cierta religión y demás, yo creía firmemente en la trascendencia por ejemplo, y ahora no creo nada de eso, y dentro de dos años probablemente voy a seguir sin creer en eso pero voy a pensar «qué bueno sería creer en eso». Comprenden ustedes la movilidad que tiene esto de las posturas frente a la muerte, la trascendencia y todo aquello. Es muy móvil, no es una cosa tan firme.
Para complicar más el esquema sucede que, no hay solo cinco posturas frente a la muerte, la trascendencia, no solo eso, sino que hay distintos grados de profundidad en cada postura. Por ejemplo, una persona nos acompaña por la calle, vamos caminando y hablando, es de noche, vamos pasando cerca de un cementerio, esta persona nos está explicando que ella es escéptica y que no cree en nada que tenga que ver con la trascendencia… Le pedimos que nos espere un poco ahí, porque tenemos que hacer unas cosas, que vamos a venir después a buscarla, y vemos que, se viene rápido al lado nuestro y nos cuenta que él tiene problemas de noche con los cementerios, (risas), y nosotros le decimos, «pero cómo no es que… es escéptico, racionalista, materialista, y bueno, y acá no hay entidades raras que te puedan atacar, o te puedan crear problemas», y nos dicen, «yo no creo ni en el espíritu, ni en el alma, ni en la trascendencia, ni en los muertos que viven, ni en los vivos que mueren, (risas), y sin embargo, esto me crea problemas. ¿Cómo es?, ¿cómo es posible que esa persona que dice eso, sienta otra cosa? Puede ser que cada posición frente a la trascendencia y a la muerte y demás, admita distintos grados de profundidad, puede ser que ese señor sea ateo, pero ateo de primer grado, que tenga una fe débil en el ateísmo, no es un ateo sólido, es suave, un aficionado, no es un profesional. (risas).
Pero claro, hay distintos grados en estas posiciones, uno puede ser un ateo dudoso, y puede ser un ateo más convencido y más convencido y por último uno puede tener una fe definitiva en el sentido de que nada pasa después de la muerte, es así. Tomamos la otra postura, la postura de aquel que considera esa posibilidad intelectual y, en primer grado o en un grado mayor de profundidad o en un grado mayor, y si es una grado mayor de profundidad, esa búsqueda se convierte en investigación, en lectura, y lo mismo sucederá con aquel que quiere tener fe, y cuando algo le ha salido mal en sus negocios, se va con nosotros a un bar, se sienta y nos dice: «yo quisiera tener fe», muy bien, ¿en qué grado de profundidad quisiera tener fe?, eso lo dice en este momento porque le salió mal un negocio, por ejemplo, pero podría ser que efectivamente hiciera todo lo posible por lograr despertar en él, un sentimiento profundo de tal modo que se convirtiera en una convicción, ¿se entiende esto?, hay distintos grados también de «querer creer», y hay distintos grados de «creer», y hay distintos grados de experiencia y de certeza sobre este asunto de la trascendencia.
Bien, ¿pero y eso qué tiene que ver con nosotros?, tiene que ver mucho con nosotros porque, claro, generalmente la gente lo que pide…, bueno, finalmente, ¿como se resuelve esto de la trascendencia?, no vayamos tan lejos, es mucho más interesante saber como está ubicado uno, para uno.
Si yo ahora pienso en esto, yo me digo: ¡no creo nada en este asunto de la trascendencia!, muy bien, ¿en qué grado?, ¿con qué profundidad? O bien yo me digo: sí, la trascendencia…, ¿en qué grado?, ¿con qué profundidad?, no basta con ubicarse en una de esas posturas, sino que es interesante además investigarse a sí mismo y ver, en qué grado y en qué profundidad estoy en cualquiera de esas posturas. Miren, según uno se ubique en este problema, así es la vida de uno. Si ustedes miran hacia atrás y recuerdan otra etapa de su vida, fíjense todo lo que hacían y fíjense también como se ubicaban frente a esto, y van a ver que homogéneo resulta, que parece, van a ver cómo cuando no creían en absoluto en la trascendencia y todo era un absurdo y una contradicción y demás, ya van a ver que absurda y que contradictoria era la vida de ustedes, ya van a ver cuando ustedes creían o tenían una fe, que les despertaba en un determinado esfuerzo, ya van a ver que energía tenían y como todo se ordenaba y como los problemas que tenían, casi no los tocaban ustedes porque estaban cubiertos como con una coraza que los defendía frente a las dificultades de la vida diaria, porque podían asimilar los golpes y podían considerarlos como una enseñanza, como una prueba, ¿si?
Bastará con ubicarse en épocas pasadas y ver que sentían en esas épocas respecto a este asunto de la trascendencia, bastará ubicarse en el momento actual y decir: bueno, finalmente yo qué, ¿cómo me ubico?, ¿qué pasa, me muero, y?, ¿cómo es esto?, ¿qué sentido hay en mi vida? Yo tengo muchos sentidos, sentidos provisorios, y claro, tengo este, el otro, el otro, el otro… ¿pero qué sentido definitivo y final tengo?
Parece que si no hay un sentido definitivo y final, tengo un sentido pequeño que me tironea para allá, otro para allá, estos dos se oponen, me crean problemas hasta de elección, por un lado quiero una cosa, por otro lado quiero otra cosa, esas cosas se oponen y me crean problemas. Si no tengo un sentido definitivo estoy dividido, puedo querer dos cosas que se oponen, eso que parece una excepción es lo más normal, es lo más frecuente, normalmente quiero dos cosas que se oponen, es raro esto, pero humano. No hay posibilidad de que se combinen esas cosas, esos sentidos provisorios sin un sentido definitivo alguno.
¿En qué situación estoy frente al problema de la trascendencia y frente al problema de un sentido inmóvil?, no de estos sentidos contradictorios… Es una buena investigación sobre todo esto, es un buen examen de conciencia, es algo que ayuda enormemente a clarificarse uno y es algo que ayuda mucho a orientar la propia vida. La investigación no es difícil, basta con que yo me pregunte en este momento: ¿qué pienso respecto de la trascendencia?, ¿qué me pasa a mi respecto a la muerte?, para que yo comprenda la situación en que vivo y para que comprenda que me pasa con los sentidos provisorios de la vida.
SILO
Extracto de la charla que compartimos a continuación…
Charla de Silo sobre el sentido de la vida
Brasil el 1º de Enero de 1980
Estamos de paso para Asia y de paso veníamos a visitarlos y conversar un poco, aunque fuera sobre las cosas más generales, los puntos más generales, de mayor interés. Así es que no…, no tenemos nada preparado como para dar una…, una conferencia, una charla o cosas por el estilo, no. Sino más bien para hacer un intercambio, ¿sí, se entendió? (risas).
Uno de los temas que parece tienen el mayor interés, es el referido al sentido de la vida. Sobre el sentido de la vida hay muchas posiciones y muchas interpretaciones, si a una persona común se le pregunta qué sentido tiene su vida, bueno, pues dirá que su trabajo, su familia, sus actividades, dan sentido a su vida, y eso está bien y eso es cierto. Sin embargo, como todas las cosas que nos ocurren en la vida son muy variables, cambian mucho, puede suceder que esa persona tenga un cambio en su trabajo, tenga un cambio en su camino, tenga un cambio en sus actividades. Y así sucede que si alguien pone el sentido de su vida en algo que cambia, su sentido de la vida, queda desorientado.
No estamos diciendo que la familia, el trabajo, las actividades, no tengan ningún valor, eso no estamos diciendo, estamos diciendo que todos esos son sentidos provisorios de la vida.
Yo tengo a mis hijos y está muy bien, el sentido de mi vida provisoriamente son esos hijos, que luego crecen y que luego empiezan a hacer su vida, y que luego se escapan un poco de mis manos, como es normal, porque ellos también comienzan a hacer sus cosas. Y entonces yo experimento un cierto sufrimiento porque yo había puesto el sentido de mi vida en mis hijos y la relación va cambiando. No es que ellos hayan dejado de quererme, no es que ellos tengan algún problema conmigo, es que empiezan a hacer su vida, y al hacer su vida se me escapa todo eso de las manos, y cuando eso se me escapa de las manos yo experimento un gran sufrimiento y tengo que pensar en reacomodar nuevamente el sentido de la vida.
Yo tengo una persona a la cual amo mucho, y para mí es el sentido de mi vida, pero puede suceder que esa persona sufra un accidente o algo pase de tal modo que yo no pueda ya contar con esa persona.
¿Se entiende? Si eso pasa yo me quedo sin sentido. Puede ser que el sentido sea mi trabajo, pero yo puedo perder mi trabajo, y así pueden existir numerosos sentidos provisorios de la vida.
Una persona no puede vivir sin sentido, pero normalmente la gente vive con sentidos provisorios, y como estos sentidos provisorios cambian, la gente experimenta mucho problema.
Tal vez pudiera existir un sentido que sea independiente, que no cambie con los acontecimientos que me tocan vivir, si eso fuera posible sería muy interesante. Sería muy interesante porque, si esos niños que yo tengo a los cuales amo y esos niños se hacen grandes y se van, es una lástima, pero no se corta el sentido de la vida, y si tengo un problema en mis actividades en mi trabajo, es un problema, pero no se corta mi sentido de la vida, y si pierdo a ese gran amor que yo tengo y es una contrariedad, pero no se acaba mi dirección en la vida. De manera que no estamos diciendo que haya que liquidar todos los otros sentidos de la vida, estamos diciendo que colocando un verdadero sentido de la vida que no se modifique, todas las otras que son de mi interés pueden encajar mejor que antes y pueden tener mayor coherencia.
Lógicamente, van a disminuir en mí esos sentimientos de temor. Este problema con la imaginación, este adelantarse a los hechos con temor porque voy a perder esto en el futuro, porque va a pasar esto, porque va a pasar lo otro, que a lo mejor no pasa, pero desde ya y desde el presente fui creándome todos esos problemas por la imaginación hacia el futuro, porque si esos son mis sentidos provisorios y esos fallan, yo quedo en el vacío. Si existiera la posibilidad de que un sentido en la vida fuera definitivo y provisorio, todas las otras cosas podrían organizarse en una misma dirección.
Bien, nosotros estamos muy interesados en comprender esas posibilidades, las posibilidades de un sentido en la vida que sea definitivo, que no sea provisorio, y que sirva incluso para darnos enseñanza cada vez que tenemos un percance en la vida. Así es que cuando existe ese sentido y surge una contrariedad, en lugar de abatirnos, en lugar de liquidarnos, esa contrariedad podemos asimilarla y considerarla una enseñanza, considerar su aspecto incluso positivo, considerar que puede tener interés también haber recibido un revés en la vida, para hacernos crecer en la dirección de un sentido fijo y un sentido permanente.
Esto que estamos conversando se lo puede ver literariamente, como si fueran frases organizadas.
Pero también se lo puede ver más técnicamente, se lo puede ver ahora desde el punto de vista de ¿qué pasa en la conciencia humana?, ¿cómo funciona la cabeza humana? La cabeza humana no pude funcionar sin futuro, cualquier cosa que queramos hacer exige de futuro, exige de la imaginación. «Quiero tomar un vaso de agua», entonces tengo que ir a la cocina, «quiero ir a tal lugar», entonces debo imaginar ese lugar. Cualquier actividad del ser humano exige obligatoriamente que esté funcionando el futuro en la conciencia. Así como está pesando en nuestra cabeza el pasado, está pesando la memoria, todo lo que nos ha pasado, lo que hemos aprendido, las cosas buenas, las cosas no tan buenas, todo eso está pesando en nuestra cabeza, así también está pesando lo que nosotros pensamos del futuro, y según pensemos una cosa del futuro u otra cosa, así va a ser la situación en que estamos hoy. Se nos ha acostumbrado a pensar que todo lo que nos pasa hoy es nada más que producto del pasado. Entonces la gente cree que lo que hoy le pasa es por lo que hizo, y uno dice: «ah, si hubiera hecho las cosas de otro modo mi vida sería de otra manera también», eso es cierto en parte, sólo en parte, porque según sea lo que esté pensando o sintiendo o temiendo del futuro, así también es como me ubico hoy en la realidad que me toca vivir.
No es tan cierto que el ser humano sea solo pasado, es cierto que el ser humano también es futuro, y lo que piense y siente del futuro, eso condiciona el momento actual.
Ahora bien, cortemos el futuro de una persona, si cortamos el futuro de una persona, si inmovilizamos a una persona, si la metemos entre rejas, si encarcelamos a una persona, si no hay futuro para esa persona su conciencia se derrumba, no puede el ser humano vivir sin futuro. Imaginen ustedes una persona que no tiene un sentido de vida a futuro, problema, hay problema, tendrá hoy que tomar un sentido provisorio y mañana tomar otro y pasado otro, y tomando sentidos provisorios podrá organizar su vida provisoriamente, pero fatalmente todo ser humano sabe que llega un momento en que no puede elegir sentidos provisorios, fatalmente su vida termina, y si la vida del ser humano termina, se cierra el futuro.
La mente humana no puede vivir sin futuro. Y si en el futuro está la muerte y la nada, la mente humana tiene problemas, no puede funcionar si su visión del futuro termina con la muerte, la situación que sufre el ser humano frente a la posibilidad de la muerte altera su conciencia, altera su conciencia y desacomoda su situación en el mundo. El ser humano no puede vivir con una conciencia equilibrada en la medida en que no resuelva que va a pasar en su futuro. ¿Se va a acabar todo con la muerte?, se va a acabar entonces el futuro, si tengo el futuro cerrado tengo problemas en mi conciencia y en el momento actual, ese es el punto, tengo problemas en el momento actual. Todavía no me muero, pero tengo problemas hoy aunque no me haya muerto, porque adelante está el corte del futuro, es muy curioso eso… cómo están jugando los tiempos en la conciencia.
Entonces mientras no resuelva que pasa en mi futuro voy a tener problemas. Yo puedo negarlo, puedo olvidarme del problema de la muerte, claro que puedo olvidarme, y por supuesto que las cosas que voy haciendo también las hago un poco como un olvido de la muerte, todo lo que hago lo hago en gran medida para olvidarme del problema de la muerte. No se por cuanto tiempo logro olvidarme del problema de la muerte porque hoy muere un ser querido, y eso es evidente, y mañana otro y pasado otro, y luego aquél que era compañero mío cuando éramos chicos, y cada día se hace más evidente el problema de la muerte a medida que avanzo en edad.
Las gentes muy joven, parece que ha olvidado totalmente el problema de la muerte, y no se trata de mortificar a la gente persiguiéndola con el problema de la muerte (risas), se trata todo lo contrario, se trata de provocar una apertura de tal manera que eso no sea problema, de eso se trata. Pero, ¿cómo no va ser problema la muerte?, bueno, depende como se ubique usted frente a eso, nosotros decimos que hay por lo menos cinco posturas frente al problema de la muerte y frente a las posibilidades de trascendencia, frente a la posibilidad de que la conciencia tenga un futuro.
Bueno hay gente que no cree absolutamente en la trascendencia y cierra la posibilidad de su futuro, está bien, es una posibilidad. Hay otros que piensan que el tema es interesante pero no los afecta mayormente y en realidad consideran que…, que puede ser o puede no ser. Hay otros que quisieran estar seguros de que luego de la muerte hay posibilidades, quisieran tener una fe y dicen: «ah, si yo tuviera fe, que interesante, como cambiaría mi vida», pero claro, no lo sienten.
Hay un cuarto tipo de persona que, simplemente tiene fe, no se hace mayores problemas, desde pequeña le han explicado, le han enseñado cosas… entonces dice: «bueno si yo cuando me muera me voy al cielo», o algo por el estilo, está bien. Y hay un quinto tipo de persona que no tiene fe, sino que está segura, tiene experiencias de algún tipo, tiene constancia de cosas y es tan evidente eso como si mirara la luz, como si mirara un cara o si viera un reflejo de una cosa en la pared, le es evidente y no se trata de que tome los datos que le han enseñado como una realidad, no se trata de que crea porque le han dicho, sino que se trata de que lo experimenta con realidad porque tiene un registro de eso.
No pretendemos que haya una posición mejor que otra, no, pero decimos que hay esas cinco posiciones, cada uno puede ubicarse en alguna de estas posiciones, o todas estas, pero algo más, las cosas no son tan estáticas, por ejemplo, hay días que yo creo que hay una cosa después de la muerte, pero hay días que no creo nada de eso, (risas), resulta que yo mismo también cambio de postura frente a este punto, es más, cuando yo era joven y participaba de cierta religión y demás, yo creía firmemente en la trascendencia por ejemplo, y ahora no creo nada de eso, y dentro de dos años probablemente voy a seguir sin creer en eso pero voy a pensar «qué bueno sería creer en eso». Comprenden ustedes la movilidad que tiene esto de las posturas frente a la muerte, la trascendencia y todo aquello. Es muy móvil, no es una cosa tan firme.
Para complicar más el esquema sucede que, no hay solo cinco posturas frente a la muerte, la trascendencia, no solo eso, sino que hay distintos grados de profundidad en cada postura. Por ejemplo, una persona nos acompaña por la calle, vamos caminando y hablando, es de noche, vamos pasando cerca de un cementerio, esta persona nos está explicando que ella es escéptica y que no cree en nada que tenga que ver con la trascendencia… Le pedimos que nos espere un poco ahí, porque tenemos que hacer unas cosas, que vamos a venir después a buscarla, y vemos que, se viene rápido al lado nuestro y nos cuenta que él tiene problemas de noche con los cementerios, (risas), y nosotros le decimos, «pero cómo no es que… es escéptico, racionalista, materialista, y bueno, y acá no hay entidades raras que te puedan atacar, o te puedan crear problemas», y nos dicen, «yo no creo ni en el espíritu, ni en el alma, ni en la trascendencia, ni en los muertos que viven, ni en los vivos que mueren, (risas), y sin embargo, esto me crea problemas. ¿Cómo es?, ¿cómo es posible que esa persona que dice eso, sienta otra cosa? Puede ser que cada posición frente a la trascendencia y a la muerte y demás, admita distintos grados de profundidad, puede ser que ese señor sea ateo, pero ateo de primer grado, que tenga una fe débil en el ateísmo, no es un ateo sólido, es suave, un aficionado, no es un profesional. (risas).
Pero claro, hay distintos grados en estas posiciones, uno puede ser un ateo dudoso, y puede ser un ateo más convencido y más convencido y por último uno puede tener una fe definitiva en el sentido de que nada pasa después de la muerte, es así. Tomamos la otra postura, la postura de aquel que considera esa posibilidad intelectual y, en primer grado o en un grado mayor de profundidad o en un grado mayor, y si es una grado mayor de profundidad, esa búsqueda se convierte en investigación, en lectura, y lo mismo sucederá con aquel que quiere tener fe, y cuando algo le ha salido mal en sus negocios, se va con nosotros a un bar, se sienta y nos dice: «yo quisiera tener fe», muy bien, ¿en qué grado de profundidad quisiera tener fe?, eso lo dice en este momento porque le salió mal un negocio, por ejemplo, pero podría ser que efectivamente hiciera todo lo posible por lograr despertar en él, un sentimiento profundo de tal modo que se convirtiera en una convicción, ¿se entiende esto?, hay distintos grados también de «querer creer», y hay distintos grados de «creer», y hay distintos grados de experiencia y de certeza sobre este asunto de la trascendencia.
Bien, ¿pero y eso qué tiene que ver con nosotros?, tiene que ver mucho con nosotros porque, claro, generalmente la gente lo que pide…, bueno, finalmente, ¿como se resuelve esto de la trascendencia?, no vayamos tan lejos, es mucho más interesante saber como está ubicado uno, para uno.
Si yo ahora pienso en esto, yo me digo: ¡no creo nada en este asunto de la trascendencia!, muy bien, ¿en qué grado?, ¿con qué profundidad? O bien yo me digo: sí, la trascendencia…, ¿en qué grado?, ¿con qué profundidad?, no basta con ubicarse en una de esas posturas, sino que es interesante además investigarse a sí mismo y ver, en qué grado y en qué profundidad estoy en cualquiera de esas posturas. Miren, según uno se ubique en este problema, así es la vida de uno. Si ustedes miran hacia atrás y recuerdan otra etapa de su vida, fíjense todo lo que hacían y fíjense también como se ubicaban frente a esto, y van a ver que homogéneo resulta, que parece, van a ver cómo cuando no creían en absoluto en la trascendencia y todo era un absurdo y una contradicción y demás, ya van a ver que absurda y que contradictoria era la vida de ustedes, ya van a ver cuando ustedes creían o tenían una fe, que les despertaba en un determinado esfuerzo, ya van a ver que energía tenían y como todo se ordenaba y como los problemas que tenían, casi no los tocaban ustedes porque estaban cubiertos como con una coraza que los defendía frente a las dificultades de la vida diaria, porque podían asimilar los golpes y podían considerarlos como una enseñanza, como una prueba, ¿si?
Bastará con ubicarse en épocas pasadas y ver que sentían en esas épocas respecto a este asunto de la trascendencia, bastará ubicarse en el momento actual y decir: bueno, finalmente yo qué, ¿cómo me ubico?, ¿qué pasa, me muero, y?, ¿cómo es esto?, ¿qué sentido hay en mi vida? Yo tengo muchos sentidos, sentidos provisorios, y claro, tengo este, el otro, el otro, el otro… ¿pero qué sentido definitivo y final tengo?
Parece que si no hay un sentido definitivo y final, tengo un sentido pequeño que me tironea para allá, otro para allá, estos dos se oponen, me crean problemas hasta de elección, por un lado quiero una cosa, por otro lado quiero otra cosa, esas cosas se oponen y me crean problemas. Si no tengo un sentido definitivo estoy dividido, puedo querer dos cosas que se oponen, eso que parece una excepción es lo más normal, es lo más frecuente, normalmente quiero dos cosas que se oponen, es raro esto, pero humano. No hay posibilidad de que se combinen esas cosas, esos sentidos provisorios sin un sentido definitivo alguno.
¿En qué situación estoy frente al problema de la trascendencia y frente al problema de un sentido inmóvil?, no de estos sentidos contradictorios… Es una buena investigación sobre todo esto, es un buen examen de conciencia, es algo que ayuda enormemente a clarificarse uno y es algo que ayuda mucho a orientar la propia vida. La investigación no es difícil, basta con que yo me pregunte en este momento: ¿qué pienso respecto de la trascendencia?, ¿qué me pasa a mi respecto a la muerte?, para que yo comprenda la situación en que vivo y para que comprenda que me pasa con los sentidos provisorios de la vida.
Nosotros somos muy amigos de hacer esas investigaciones con nosotros mismos, y nos parece que se gana mucho en nuestras cosas.
Pero claro, también sabemos que, esté en el lugar en que esté ubicado, en la fe ciega, en el no creer, en el deseo de creer, según esté ubicado en cualquiera de esos puntos, así como eso no es inmóvil, porque un día puedo estar en un punto y otro día puedo estar en otro, como eso no es inmóvil, también es posible cambiar de estados. Es posible trabajar sobre uno mismo mínimamente, para llegar al estado que uno considere que puede ser útil, entonces me dirán: «quiere decir que una persona trabajando en esto aunque no tenga fe, o aunque no esté muy interesada en estos temas, quiere decir que una persona trabajando sobre sí misma ¿podría llegar a tener alguna experiencia sobre la trascendencia?», sí, eso es lo que estamos diciendo, eso es exactamente lo que estamos diciendo, que esos estados son móviles, y que así como son móviles en la vida diaria también uno puede moverlos por su propio trabajo. Para hacer semejante cosa es necesario antes que nada ubicarse uno, examinarse uno, frente al problema de la trascendencia, frente al problema de la muerte, frente al problema de otra vida, ver dónde se ubica uno, y cuando eso está mínimamente claro, fijarse muy bien qué quisiera uno lograr, ¿es que usted quiere lograr efectivamente una fe?, ¿es que usted quiere lograr efectivamente una experiencia?, porque si usted quiere lograr eso puede lograrlo, si usted no quiere no, no lo va a lograr. De todos modos si usted no quiere lograrlo ya ha avanzado, ya ha avanzado porque se ha investigado a si mismo, se ha ubicado frente al problema, ya sabe a que atenerse, ya sabe como va a ser su vida, ya sabe los problemas que va a tener cuando se le rompan los sentidos provisorios de la vida, y si no quiere salir de ahí bueno, de todos modos ha avanzado en el conocimiento de estos problemas en general.
Parece ser un ejercicio bueno, aunque mínimo, aunque pequeño, es un ejercicio bueno. Si esto se hace con papel y con lápiz mucho mejor, no es difícil, cualquier persona puede intentarlo.
Y ese pequeño juego parece ser uno de los juegos más importantes en la vida de una persona, el poder ubicarse frente al problema de la muerte y de la trascendencia. Y una vez ubicado en ese punto, el tener en claro si uno quiere permanecer ahí o quiere moverse de ese estado, eso parece ser uno de los puntos más importantes en la vida de una persona, por eso retomando lo dicho anteriormente, no creo que esto sea un problema literario, un problema de palabra, sino que este es un problema más profundo que tiene que ver con el funcionamiento general de la conciencia humana.
Este asunto de que al tiempo futuro no se lo puede cortar en vano, porque todo se desorganiza.
Estamos hablando de los individuos, podríamos hablar de un modo parecido de las sociedades, podría ser que en una sociedad en un momento dado, toda la gente o la gente en general no creyera en absoluto en la trascendencia, en las posibilidades del ser humano, etc., podría suceder que en general la gente creyera en este tipo de cosas. También parece que se van a reflejar en los conjuntos humanos los mismos problemas que se reflejan en el individuo. Es decir que puede ocurrir a mucha gente lo que le ocurre a una persona según esté ubicada en un punto o en otro con respecto a este asunto de la trascendencia.
Y parece ser que cuando las gentes pierden el sentido de la trascendencia su vida se desorganiza, y las relaciones entre las personas se desorganizan, porque no hay un sentido que contribuya a la tolerancia, no hay un sentido que contribuya a que todos vayan en una misma dirección, cada uno va a su pequeño sentido de la vida y como estos sentidos son distintos se producen contradicciones también.
De modo que, no sólo es válido lo que estamos diciendo, desde el punto de vista de la psicología personal, de la psicología individual, sino también desde el punto de vista de la psicología de los conjuntos humanos. Al hablar de conjuntos humanos podemos hablar de una familia, podemos hablar de una pareja, podemos hablar de una empresa, podemos hablar de un país, podemos hablar del mundo, ¿no es cierto?, son conjuntos humanos de distinta magnitud. Pero los conjuntos humanos están afectados también por ese problema del sentido, se trate de una pareja o de una familia, cuando el sentido se pierde, sólo puede unirlas los sentidos provisorios, y como los sentidos provisorios cambian, cualquier cosa puede desunirlas. Estos sentidos provisorios se mutan, se modifican, basta que algo se mueva para que las relaciones humanas se desintegren, y no hay un solo factor unitivo más adelante, esto me parece que también es de alguna importancia.
De modo que lo que estamos conversando respecto a uno es también de alguna importancia respecto de, la relación entre las personas, si es que bueno… somos gente que nos interesa estar en buenas relaciones con las personas, ¿no es cierto? Si eso no nos interesa en absoluto… bueno, es tema de más.
Pero parece ser que lo que da unidad a la relación entre las personas es que existan objetivos comunes con sentido común, y si no la contradicción por cualquier pequeño motivo gana terreno, esto es algo que lo podemos observar, en nuestra propia vida, en la vida de gente conocida, gente amiga y en las estructuras donde los seres humanos se mueven en relación. Parece ser este el punto de mayor importancia, el punto del sentido de la vida.
Ya se, eso se sabe, que, las religiones por ejemplo proponen soluciones para otra vida, etc., y está muy bien, ellos lo ven así, pero eso es válido solo para las personas que creen en esas religiones, y ¿que hacemos con los que no creen en esas religiones?, también son hijos de Dios (risas), de manera que si alguien no cree en esa religión ¿cómo hace para solucionar su problema?, puede ser gente muy bien dispuesta pero… ¿no es cierto?
Las religiones entonces proponen su solución trascendente y lo proponen a su modo con su lenguaje, su liturgia, sus ceremonias, sus sacramentos, etc., lo hacen a su modo, hacen su parte, pero eso no quiere decir que, toda la gente pueda utilizar los beneficios de esas religiones.
Por último, por último, si esa religión es una religión establecida o prestigiosa, podría suceder que mucha gente que está ahí tampoco creyera internamente, eso le produciría gran sufrimiento y gran contradicción.
No creer y tener que estar en una institución… no es bueno para uno eso, así que podrían tener problemas los que no participan y podrían tener problemas también los que participan.
De modo que, parece que en estas cosas se necesitara mucha más tolerancia, mucha más tolerancia, se trata más bien de presentar las posibilidades, para que cada uno sepa como ubicarse y como explotar eso en el sentido que le interesa, en lugar de meterse de cabeza en una cosa que…, que uno no siente, ¿no es cierto?
Las religiones dan su respuesta a su modo, son distintas las religiones que hay, las respuestas que dan las distintas religiones y… también los libre pensadores dan sus respuestas pero nos dejan muy huérfanos, la respuesta de un libre pensador, alguien que nos dice por ejemplo «bueno usted arrégleselas», piense como le parezca. Está bien que cada uno piense como le parezca, eso es perfecto pero hay que dar también alguna herramienta, algún material, algún trabajo, alguna posibilidad para que uno pueda pensar por su propia cuenta. Bien, ese es el punto más importante para nosotros.
Nuestros trabajos tienen distinto grado de complejidad, a nosotros nos importa trabajar con la atención, con las imágenes, nos importa hacer trabajos internos que solucionen problemas del pasado, del presente, del sentido de la vida, nos interesa hacer experiencias guiadas, nos interesa hacer muchos trabajos sobre nuestros mismos, si, está bien, ayudan, son interesantes, se puede progresar, pero verdaderamente lo que me interesa en última instancia, es este punto que hemos estado conversando respecto de la ubicación frente a la trascendencia, frente a la muerte, respecto al sentido de la vida. Este es el punto para nosotros de mayor excelencia, frente a todos los otros trabajos pequeños o grandes que vamos reflejando.
Es…, eso es lo poquito que quería charlar con ustedes, recalcar, este punto del sentido de la vida y de la ubicación frente al problema de la trascendencia. Si pudiéramos hacer que individualmente o tal vez reunidos, o tal vez reunidos, se trabajara un poco en esto de ubicarse cada uno, que piensa, como siente, que le sucede frente a la muerte, al problema del sentido, a la trascendencia, todo aquello. Si pudiéramos lograr a lo mejor trabajando en conjunto, que cada uno hiciera su ficha personal, cada uno, respecto de este asunto, y en otro papel uno pusiera etapas importantes de su vida donde cambiaron las creencias, y se fijara bien qué le pasó en su vida cuando sus creencias cambiaron, qué pasó en su vida cuando usted que era un creyente de pronto se quedó sin creencias, fíjese que pasó con la crisis de su vida, como se le desorganizó el mundo, todo lo que sucedió porque se movió esa creencia, piense que esa cosa negativa que le sucedió podría también invertirse y podría pasar una cosa totalmente inversa de gran energía, de gran poder, de gran fuerza para usted, si usted acertara a convertir el sentido de la vida, a convertirlo en una experiencia. Creo que es un trabajo, no muy difícil, y se puede intentar individualmente o tal vez en grupo. Si se puede hacer una pequeña ficha, en que uno pueda escribir las cosas en el momento actual, en el momento pasado y hacer un pequeño estudio, darse muy bien cuenta de eso y entonces apuntar muy bien a lo que uno quiere.
Ese trabajo nos parece que es un trabajo muchísimo más importante que todos los que nosotros hacemos que son interesantes pero que no nos orientan en la solución del problema del sentido de la vida. Ese es el punto que quería conversar, si ustedes tienen algo que dialogar, dialogamos.
Pregunta: Mario, ¿qué es la trascendencia?
A la trascendencia se la puede entender, por lo menos de dos modos. Yo digo que ahora voy al cine, al cinematógrafo, está bien, voy al cinematógrafo, pero esa actividad termina ahí, no pasa más nada. Yo digo ahora que voy a hacer algo importante, eso importante es más trascendente que ir al cine, ir a ese cine termina ahí, hacer otra cosa va más allá de ahí.
Se puede considerar los actos trascendentes como los que son más importantes, por un lado, pero se puede considerar a la trascendencia como aquello que está más allá de la vida que yo conozco, de esta vida que yo percibo. A este segundo sentido nos referimos, no a las actividades trascendentes en la vida diaria, ir al cine o hacer cosas importantes, la gente dice: «son cosas trascendentes, cosas importantes», bueno a eso no nos referimos. Para nosotros la trascendencia tiene que ver con la continuación de la vida después de la muerte, eso es para nosotros «trascendencia», pero no es trascender hacer cosas más importantes que otras en la misma vida. Trascender es, trascender después de la muerte. Ese es el punto para nosotros.
Cuando hablamos de la trascendencia después de la muerte, muchas personas tienden a imaginar y tienden a preguntar: «y hay un cielo (risas), un infierno», tienden a preguntar cómo es el escenario, como es la decoración, la escenografía (risas). No parece tan importante la decoración, parece mucho más importante la posibilidad o la experiencia de la trascendencia, que el decorado. Así es que, que haya cielo o que haya infierno, todo aquello no va a ser motivo de discusión entre nosotros y otras personas.
De acuerdo a las áreas culturales en que las personas viven, algunos imaginan unos cielos muy florales llenos de árboles, todo aquello como las religiones indias, por ejemplo. Y otros se imaginan unos cielos más adultos, mas…, según los lugares cada uno arma su cielo.
Pero ese no es el punto, el punto es si existe para la mente humana posibilidad de trascender. Esto que nosotros vemos, esto que percibimos, esto que…, estamos limitados por los sentidos. Si esta parte de la conciencia mecánica, esta que trabaja con esos tiempos de los que hablamos, esta conciencia que trabaja con la percepción, con la memoria, con la imaginación, con sus aparatos, y cuando esta conciencia se paraliza, esta conciencia mecánica, una entidad diferente se expresa. Esto que ingenuamente o a su modo siempre se le ha llamado, o se le ha llamado a veces el alma, el espíritu, ¿eh?
Cuando nosotros hablamos de trascendencia hablamos de aquello que continúa aún cuando, estos fenómenos de percepción y de conciencia mecánica desaparezcan, ¿es posible que la conciencia mecánica quede en silencio y sin embargo algo del ser humano continúe?, eso es lo que creemos muchos de nosotros, otros no lo creen, algunos tendrán experiencia y esa experiencia no será fácil de trasmitir, será fácil de trasmitir algunas técnicas menores que le permitan a uno comprender como cuando deja en silencio su conciencia mecánica, muy en silencio, cuando se apaga la conciencia mecánica, uno experimenta el surgimiento de una entidad distinta, diferente, otra entidad que no es esta que piensa, que recuerda, que imagina, que percibe…
Si, hay técnicas menores que nos permiten aquietar la conciencia y experimentar un llamado interno diferente al que hace nuestra conciencia mecánica con sus ruidos, sus temores, sus proyectos, sus percepciones, sus recuerdos, diferente si, esto es posible. Es posible escuchar una entidad interna, de más fuerza, de más voz, de más llamado, cuando pongo a mi conciencia mecánica en silencio.
Esta experiencia es de algún interés, es de algún interés porque entonces empiezo a considerar que, no todo lo que pasa acá es sólo conciencia mecánica, podría suceder que desapareciera esta conciencia mecánica, y esta otra entidad, esta voz, esta fuerza que tengo internamente, esta tal vez no desaparezca con la desaparición de la conciencia.
Nosotros cuando hablamos de la trascendencia nos referimos a la proyección de esta entidad interna a la cual normalmente le llamamos «mente», diferente lo que pensamos de la mente, de lo que pensamos de la conciencia. Cuando hablamos de conciencia hablamos del sistema nervioso, hablamos del cerebro, hablamos de lo que percibe, hablamos de lo que mueve al cuerpo, hablamos de las grabaciones de memoria, de los aparatos, cuando estamos hablando de conciencia. Pero cuando nosotros aquietamos la conciencia y obtenemos respuestas internas de otra calidad y de otra fuerza, ya estamos hablando de esto a lo cual dotamos de posibilidad de trascendencia y que llamamos en general «lo mental», ¿eh? No se si respondo a la pregunta.
(cambio de cinta *)
…es una experiencia buena esta de, cuando la conciencia está trabajando con mucha actividad y mucho problema, aquietarla, producir en ella una suerte de silencio, tal vez les haya sucedido, a lo mejor por accidente que han estado muy calmos, muy silenciosos internamente sin ningún sobresalto, y ha surgido de adentro de ustedes mismos como otra fuerza, otra disposición, una alegría interna… un registro de una naturaleza diferente, tal vez les haya sucedido, mucha gente dice que le ha sucedido y no tengo por que no creerles, mucha gente lo describe a su modo y esta gente que describe esos fenómenos cree mucho, por el registro fuerte que ha tenido, cree mucho que esos fenómenos no son iguales que los fenómenos de conciencia.
Han tenido experiencias de tal manera que para ellos es evidente que aunque se muriera en ese momento, eso otro continuaría sumándose. Hay gente que ha tenido ese registro y uno no tiene por que discutírselo, porque lo han tenido con mucha evidencia, tan evidente como para nosotros es ver un objeto.
Es muy difícil discutir la experiencia que han tenido otros, pero también es muy difícil trasmitir la experiencia que han tenido otros, de todos modos está bien todo esfuerzo que se haga por trasmitir la experiencia, o por lo menos trasmitir una técnica que permita al otro esa experiencia, eso estará bien. En todo caso estas gentes experimentan algo que…, que claro, es tan fuerte, tan importante para ellos, que entonces ya esto de la muerte y eso de…, de los temores en la vida cotidiana, pierden peso. Se orienta todo de otro modo.
Bien, pero es problema de experiencia, bastará con que uno tenga un buen registro y considere la posibilidad de que eso suceda, de todos modos estaremos bien con eso.
¿Algún punto les importa?
Pregunta: ¿Esa fuerza se puede integrar?
Parece que, todo lo que sea acto unitivo, según le llamamos nosotros, tiende a fortalecer en uno ese registro, y parece que todo lo que sea contradicción en la vida, parece que tiene a debilitar esa fuerza, a perder uno el registro de esa fuerza. Cuando uno realiza un acto unitivo parece que algo más fuerte brotara dentro de uno. Eso es lo que se experimenta, y tal vez sea así, que las personas que realizan actos unitivos en su vida y los continúan, tal vez estén dando unidad a esa fuerza.
Pregunta: Mario, eso sería un punto de partida, porque me preguntaba como tener una experiencia de trascendencia, si se podría compartir esa experiencia, ¿ese podría ser un punto de partida, con los actos unitivos?
Si por supuesto, hay un buen registro de eso, si realizas un acto unitivo, tienes un registro y ese registro es de fuerza interna, de que algo surgió en ti, si realizas un acto contradictorio sientes una debilidad interna, que algo se desintegra en ti.
No será una fuerza tremenda que se suelta, pero tienes registro de lo que es el crecimiento de algo interno, sí lo tienes, es una experiencia que cualquiera de nosotros tiene.
Es un buen punto de partida.
Comentario: Me parece que es terrible pensar que la trascendencia sea un otro y no yo, que cuando llega el fin yo me muera y otro interno mío siga. Mi pregunta es: ¿este otro que sigue, no soy yo mismo?, ¿y entonces por qué no vivir ahora este otro que sigue?, ¿y cómo vivirlo?
El punto es, ¿qué es lo verdadero en mí que considero el “yo”?, a mí me parece terrible que si yo muero desparezca esto que soy yo y aparezca otro,: Mr. Hyde… (risas). El punto es, ¿qué es lo que efectivamente me da a mi sensación del mi yo? Por ejemplo, mi cédula de identidad (risas), mi nombre… yo me llamo de ese modo, me miro en el espejo y digo: “ese soy yo”, escucho mi voz y yo me recuerdo a mi; pero si yo me olvido de mi nombre y dejo de reconocer mi cara, por ejemplo, pierdo identidad. ¿Qué es lo que me da noción de “yo”? Me lo dan cosas muy externas como son el aspecto y recuerdos… recuerdos, aquello que, no obstante yo he cambiado desde que era pequeño hasta hoy, he ido cambiando pero siempre digo que soy yo. Cuando tenía tres años de edad decía yo. Ahora sigo diciendo yo. Todo cambia pero soy yo.
Este yo mantiene una cierta identidad que está dada por la memoria. Ahora bien… ¿Qué soy yo? Soy memoria, soy percepción, soy datos que han entrado por distintos aparatos, pero también soy elaboración hacia el futuro, soy registros, yo tengo un tono corporal, tengo un sistema de emociones… todo eso es lo que me da a mi cierta unidad. En algunos casos de demencia, por ejemplo, se pierde el registro del tono interno o de las propias sensaciones y el sujeto se siente extrañado de si mismo… como si fuera otra persona… como si se hubiera alejado de sí. Es decir, son los registros que yo tengo lo que me dan sensación de yo.
Son también mis sufrimientos, son mis gustos… todo eso da sensación de yo. Pero eso es muy variable. Yo me olvido de mi mismo, por ejemplo. Estoy caminando por la calle haciendo cosas y si alguien no me pregunta quien es usted, no me acuerdo que soy yo. Estoy totalmente olvidado de mí. Cuando estoy haciendo cualquier cosa… por ejemplo ahora, que estamos hablando, es posible que estemos olvidados de nosotros mismos. Si a uno le preguntan: ¿qué esta haciendo usted?, uno va a decir: “estoy escuchándo”. (risas), pero no es que uno esté pensando mientras escucha que está escuchando. No. Uno no piensa: “ yo soy Juan Pérez que está escuchando”. Uno está escuchando y se olvida de sí mismo. Lo más frecuente es que uno esté olvidado continuamente de sí mismo… y, sin embargo, uno vive. De pronto uno cae en cuenta que va a morirse y dice: “caray… voy a desaparecer”, y dígame, en su vida cotidiana lo mas normal es que usted no esté, usted desaparece, usted no se siente a si mismo, no experimenta a su yo.
Claro pero hay momentos en que experimento mi yo, y de hecho si alguien me pincha, yo digo: ¿pero qué me está haciendo? Pero yo no tengo registro del yo en la vida cotidiana, a menos que lo piense. Por actos de reflexión, tengo noción del yo, puedo hablar del yo, pero si no, estoy totalmente olvidado… Miren, traten de pensar durante medio minuto en ustedes mismos, sin olvidarse de ustedes mismos. Mientras están pensando en ustedes no vayan a pensar que a lo mejor es muy tarde y tienen que irse a comer o bien que se escucha una bocina por allá. No se distraigan de ustedes mismos durante un pequeño tiempo y van a ver como… sí, se olvidan de ustedes mismos, aunque se propongan pensar en ustedes mismos. Van, vienen, la atención fluctúa, la conciencia va de un objeto a otro y ustedes que están pensando: “yo soy yo mismo…” Basta que oigan un pequeño ruido, una cosita, para que se escapen de ustedes mismos.
Yo se que es horrible cuando uno muere perder la noción del yo, pero también debería ser horrible perder la noción del yo en la vida diaria y no lo sentimos como horrible. Hay algo que permanece, aunque estemos distraídos del yo. Sabemos que en cualquier momento podemos retomarlo. Tal vez cuando un ser humano muera, pierda la memoria fisiológica, pierda las grabaciones, pierda los datos sensoriales, pero tal vez se reconozca por primera vez en lo mas auténtico de él mismo… en ese yo profundo al cual apela muy pocas veces en su vida. Uno trabaja con el yo mecánico, periférico… pero ese yo profundo muy pocas veces sale. Las pocas veces que sale es cuando uno experimenta esa fuerza y cuando uno se reconoce como tal, pero si no, siempre está olvidado de sí mismo, siempre está alejado de sí mismo… no existe el tal yo a menos que me lo pregunte. Es una combinación de factores, pero no es una cosa permanente.
Puede ser que no sea tan horrible cuando uno muere… puede ser que sea interesante ese yo profundo… (risas).
Pregunta: Sí, pero se muera el yo periférico, el yo mecánico… pero pregunto, no sea tan interesante el yo interno, el yo verdadero, de verdad. Que viva ahora y ¿cómo?
Cuando nosotros tratamos de que viva ahora estamos precisamente en una buena orientación. De tener el registro antes que la fe. Ese es el punto. Comenzar por actos unitivos nos dicen por ahi. Buen camino. Captar en el silencio si surge el registro de un yo que no sea el mecánico, sino el mas profundo. Tarea interesante. ¿Qué otra posibilidad tenemos? Hay formas de meditación dinámica, hay estados especiales de conciencia en los cuales uno se puede poner, pero ya no sabe si es trance o no se que cosa, ¿qué datos tenemos para lograr eso? ¿Es tan fácil acaso lograr la percepción del yo profundo? No es tan fácil lograr la percepción del yo profundo, pero es posible hacerlo, es posible dedicarle un mínimo de tiempo para tener esa experiencia. No digamos que la tenga todos los días, no digamos que la tenga continuamente. Digamos que me bastará con que tenga una experiencia, para sentirme asentado en eso, porque mi problema es comprobar antes de tiempo si tal cosa funciona o no funciona. Entonces bastará con que tenga una experiencia de ese tipo… pero que le voy a destinar un poco de tiempo, ¿no? Bueno… le voy a destinar un poco de tiempo al trabajo con el silencio, por ejemplo. ¿Conocen ustedes estas técnicas de trabajo con el silencio? Ustedes han…, hablando de registros, ¿les ha pasado que, porque sí, de pronto han sentido una alegría muy fuerte? Sin ningún motivo.
Respuesta: Aparentemente sin ningún motivo, pero si me pongo a pensar alguna cosa se originó de eso…
Aha… ¿Y como será esa sensación?
Respuesta: De libertad total.
De libertad… uno va por la calle y de pronto uno se siente libre, suelto… aparentemente no hay ningún motivo pero uno lo siente. Es parecida esa sensación a la que tengo cuando algo me gusta y me sale bien? ¿O es diferente?
Respuesta: Es un poco distinta.
¿Y en que se diferencia? (risas)
Respuesta: En cuanto me sale bien el resultado de alguna cosa, me gusta. En este caso no es resultado aparentemente de nada. Es como si esto siempre estuvo conmigo.
Y cuando se da esta experiencia es breve, pero uno quisiera que volviera… Uno tiene el registro como que siempre ha estado con uno… algo muy íntimo, muy cálido.
Veamos esto otro… distinto: voy a un lugar y tengo la sensación de que esto ya me ha pasado, la sensación de que esto ya lo he vivido. Me parece que ya he estado ahí otras veces. Existe eso. Casos de reconocimiento, doble. Vamos al otro caso: todos los días veo mi habitación pero en un momento miro, la veo de un modo diferente, como si la viera por vez primera, pero si esto lo he visto desde hace años… sin embargo ahora es distinto. Que son esas cosas extrañas que sucede… reconocer por primera vez algo que he visto siempre o ver lo opuesto… algo que no he visto nunca, que se me presenta como si lo hubiera visto en otra oportunidad. Esta otra experiencia de que no hay nada que lo justifique, nada aparente y de pronto surge un registro súbito, pleno, de expansión diríamos, respiratorio, amplio… son fenómenos muy distintos en donde el yo en todos los casos se ubica atrás del fenómeno. A ver si me explico. En la vida corriente el yo está olvidado. No pienso en mi, sino que simplemente estoy percibiendo y haciendo cosas. Pero en cualquiera de estos tres fenómenos yo tomo conciencia de mi yo, me observo a cierta distancia, me pregunto: ¿qué me estará pasando?, me digo: ¿qué es esto… esto lo veo por primera vez hoy?
Bien, esta sensación extraña, no se a que se debe y en el momento en que la pienso la sensación se corre. En todos los casos, en esos tres casos tan especiales, el yo toma distancia de sí mismo, se ubica internamente y se observa frente a lo que está ocurriendo. Quiero decir que hay una forma de ponerse mentalmente frente a los objetos, como si uno viera de adentro los objetos o como si uno se investigara a su propio yo como mas internamente. Nosotros decimos que hay un registro mas interno del propio yo que es el que produce todos estos fenómenos. El registro interno del propio yo, ¿se puede captar lo que decimos del registro interno del propio yo? Bueno.
Pregunta: ¿…o sea el propio yo mismo?
No
Pregunta: No es un registro del propio yo… es el yo…
Bien. Yo veo ese paquete de cigarrillos. Yo ahora me doy cuenta que veo ese paquete, ahora se que también estoy pensando en el paquete. Ya desaparece… y si uno puede dar algunas prácticas, alguna técnica para que el otro realice, bien. Pero esto de poner como una evidencia lo que para uno es registro… ponerlo como evidencia, esto no parece positivo. Yo se lo positivo que seria para la gente que todos tuvieran fe, supongamos en la trascendencia. Pero esto de ponerlo como dogma no va a ayudar, va a crear contradicción. Mucho mas interesante es que la gente considere en que posición se encuentra frente a ello. Es mucho mas útil que la gente se ubique… es mucho mas útil que tratar de encajar en algo que para nosotros es evidente… ¿pero para los demás?
Pregunta: Me parece que las épocas que pasan son confusas y hay una necesidad de lo que hacer.
Hay necesidad, pero no es legitimo dar una respuesta en la medida en que no hay registro. Ahí está el problema. Es curioso. En todos lados estamos hablando de gente que tiene esa inquietud cabal. Prácticamente nos dicen eso mismo. Las épocas que vienen son épocas de confusión, épocas de desorden, épocas de problemas y la gente está necesitando una respuesta y debemos darles una respuesta. Está bien, la gente está necesitando una respuesta… pero cuando damos una respuesta, esa respuesta para muchos se convierte en dogma y esa respuesta no es de ninguna manera el resultado de registro interno.
En ese problema estamos nosotros. Estas son épocas que necesitan respuesta, no cabe duda. Es necesario dar respuestas. ¿Cómo va a ser esa respuesta? ¿Va a ser una respuesta que fácilmente se nos conviertan en dogma? ¿O va a ser una respuesta tal que permita al otro ser humano ubicarse a encontrar él su respuesta? ¿Cómo va a ser la cosa? Ese es el punto. Una respuesta es mas fácil… va rápido, no hay que pensar mucho. Una respuesta, y ahí está. Es mas útil, pero no se si contribuye a la libertad del espíritu.
Ahora… desde el punto de vista de la utilidad práctica y de las cosas teóricas… la gente tiene respuestas, inclusive respuestas claras, categóricas, simples… tal vez sirviera mucho para ordenar sus propias vidas…
Acá hay que elegir, ¿qué será mejor? Dar una respuesta que sirva a la gente para ordenar sus vidas, tener coherencia y demás, aunque no la piensen, aunque no lleguen por sus propios medios, aunque sean dogmas… ¿que será mejor… será mejor eso? O será mejor darles posibilidades para que vayan buscando en una dirección y sigan con zozobra, inquietud, desorientación… ¿qué será mejor?
* «Cambio de Cinta» se refiere a que a veces se perdían algunas frases durante el cambio de soporte de grabación. En ese tiempo para capturar el audio se usaban grabadores analógicos de cintas magnéticas. Los más modernos eran similares al de la foto y usaban «cassettes» con capacidad de 30 a 45 minutos por cada lado de la cinta.