"Es muy extraordinario ver en Occidente a la gente de buen standard de vida, que está imposibilitada de ayudar a otros porque cree que tiene innumerables problemas"…
20 Noviembre, 1981
Saludo a la Sanga… a los hermanos, las hermanas,
los ancianos, y a todos los aquí presentes.
Silo 27 años después, en Punta de Vacas, alta montaña, Mendoza, Argentina
El doctor Ariyaratne ha sido muy considerado con nosotros y ha dicho cosas demasiado elevadas de nosotros.
Realmente, cuando llegamos a este centro nos impresionamos por la sobriedad y el valor del trabajo. Nosotros hemos hablado con frecuencia de humanizar la Tierra, pero humanizar la Tierra debe verse en la práctica. Humanizar la Tierra puede ser simplemente una idea, pero acá hemos visto que humanizar la Tierra va a la práctica. Hemos visto, por sobretodas las cosas, a una fuerza moral en marcha. Inversamente, hemos visto en todas las latitudes que se está deshumanizando la Tierra y se está deshumanizando el mundo.
Yo vengo de un lugar de base agrícola y en pocos años he presenciado como se ha despoblado el campo y se ha concentrado la población en las ciudades. Como se ha ido destruyendo la antigua familia y como han quedado desvalidos los ancianos. Los campos se han despoblando y las urbes crecen con cinturones de personas sumidas en la pobreza. Si es cierto este dato que nos da la O.N.U., en el año l950 la mitad de la población del mundo estaba en el campo y la otra mitad en la ciudad, en el pueblo, o la aldea. Al parecer, siguiendo la tendencia estadística, hacia el año 2.000 más del 90% de los trabajadores de la tierra estarán en las ciudades. Esto va a tener consecuencias, desde todo punto de vista, explosivas.
El trabajo que hemos visto en Sarvodaya y en sus organismos sociales, respecto a la descentralización y a la creación de centros campesinos compactos, es una idea que establece una nueva posibilidad en el mundo. La pregunta es si vamos a poder ubicar a las nuevas generaciones en centros, como los que aquí se proponen, a donde tengamos a mano el cuidado de la salud, la educación, la posibilidad de trabajo para todos. En donde, incluso, la cultura y los centros universitarios puedan estar en áreas rurales…
El proceso mundial que vemos es de concentración continua en las ciudades. Concentración del capital en pocas manos, concentración urbana, concentración en todos los sentidos. Las aparentes descentralizaciones simplemente rompen el orden anterior y promueven concentraciones en otro nivel. Si se desintegran los estados, se concentra el Paraestado; si se desintegran las empresas centralizadas, se fortalecen las corporaciones y el capital financiero. Al parecer, nada tiene fuerza centrífuga. Todo se concentra y la aparente desconcentración es un simple paso en el rompimiento de esquemas anteriores que luego pasan a ser parte de una concentración mayor.
El ser humano se ha convertido también en un consumista. El ser humano está pensando que todo termina en él y que todo está en función de él. Acá, en Sarvodaya, se están proponiendo nuevas ideas, nuevos comportamientos y en una dirección opuesta a la recién comentada. Acá no se trata de considerar al ser humano como un consumista; acá se trata de cumplir con las necesidades básicas.Aquí se trata de distribuir y descentralizar, de llevar la cultura hacia el campo. Aquí se trata, en definitiva, de desconcentrar este proceso compulsivo que lleva el mundo actual. Es de suma importancia comprender esta experiencia. Independientemente del éxito que tenga esta en el futuro, en sí misma es una acción válida.
Por otra parte, creo haber entendido la visión del hombre y de la sociedad que campea en Sarvodaya… Al parecer, el hombre aquí no está considerado como ser aislado sino en relación social. Existe la idea de compasión como trasfondo de todo ésto. De esa acción que no termina en uno sino que llega al otro. Me ha parecido ver que no se considera al sufrimiento que uno pueda tener, sino que la preocupación está puesta en el sufrimiento que pueda tener el otro.
Exactamente, este es el punto de vista que venimos sosteniendo desde hace mucho tiempo. Nosotros no decimos que los problemas se resuelven en la propia conciencia, nosotros decimos que es necesario saltar por encima del propio problema e ir hacia el dolor del otro. Ese es un acto moral por excelencia: “Trata a los demás como quieres que te traten a ti .”
Hay personas que piensan que tienen muchos problemas personales y como tienen esos problemas no hacen nada por el otro. Es muy extraordinario ver en Occidente a la gente de buen standard de vida, que está imposibilitada de ayudar a otros porque cree que tiene innumerables problemas. Sin embargo, también hemos visto a las capas más pobres de la población padeciendo enormes dificultades reales, pero con capacidad de ir hacia los otros, con capacidad de compartir su alimento, con capacidad de saltar por encima del propio sufrimiento en continuos actos de solidaridad.
Acá hemos visto esa misma fuerza moral pero de un modo organizado y en expansión. Esa fuerza que va hacia los otros. y que nos mejora a nosotros mismos en la medida en que superamos el sufrimiento de los otros… Poco hemos conocido de este centro pero nos hemos fijado con mucha atención en los ojos de los niños recogidos de la calle; hemos observado la sonrisa y el comportamiento de los que aquí trabajan, y hemos comprendido que detrás de todo ésto, nuevamente, hay una fuera moral en marcha.
Este es un gran movimiento social, es más bien un movimiento espiritual, pero lo definiría como la gran fuerza moral en marcha. Esta es una válida impresión que puedo transmitir de lo poco que he visto de Sarvodaya. También puedo decir que necesito más tiempo para aprender de todo ésto.
Agradezco la atención que me han dispensado.
— Quisiéramos escuchar su mensaje. Sila, en el Budismo theravada, es la regla moral que lleva a la recta acción y usted debe ponerla en evidencia.
— Reverendo, mi mensaje es algo simple y aplicable día a día. Es un mensaje que se refiere al individuo y su medio inmediato. No es un mensaje que se refiere al mundo en general. Se refiere a las personas que aman, viven y sufren en compañía de sus parejas, de sus familias, de sus amigos, en compañía de los que las rodean.
El mundo tiene sus graves problemas, pero sería una desproporción querer cambiar al mundo si no está en mis posibilidades reales hacerlo. Lo único que puedo cambiar es a mi medio inmediato y de algún modo cambiarme yo. Y si mis posibilidades de acción y de transformación llegaran más lejos, en ese caso, mi prójimo sería algo más que mi pareja, mi amigo, mi compañero de trabajo.
Nosotros decimos que hay que tener conciencia de las propias limitaciones para realizar una acción cuerda y eficaz. Por tanto, nosotros proponemos en todos los lugares por donde pasamos, la formación de peque&ntild
e;as agrupaciones del individuo con su medio inmediato. Estos grupos pueden ser de cualquier tipo, urbanos o no-urbanos y deben convocar a todos los voluntarios que quieran saltar sobre sus propios problemas para dirigirse a otros. En la medida en que crezcan estas pequeñas agrupaciones, se conectarán entre sí y sus posibilidades de transformación también crecerán.
En qué se basa ese crecimiento y qué une a esos grupos? Se basa en la idea de que dar es mejor que recibir. En la idea de que todo acto que termina en uno mismo genera contradicción y sufrimiento, y en la idea de que las acciones que terminan en otro son las únicas capaces de hacer superar el propio sufrimiento.
No es la sabiduría la que puede hacer al hombre superar el propio sufrimiento. Puede haber un recto pensamiento y una recta intención, pero puede faltar una recta acción. No hay recta acción si no está inspirada por la compasión. Esta actitud humana básica de compasión, esto de que el acto humano vaya hacia el otro, es la base de todo crecimiento individual y social.
Como usted sabe estas cosas han sido dichas hace mucho tiempo, de manera que nada nuevo estamos diciendo aquí sino que estamos tratando de hacer tomar conciencia de que este encerramiento, este individualismo, esta vuelta de de las acciones sobre sí mismo, están produciendo una desintegración total en el hombre de hoy. Sin embargo, estas ideas tan simples parecen no ser fáciles de comprender en muchos lugares. Por último, hay mucha gente que piensa que encerrarse en los propios problemas evita, por lo menos, nuevas dificultades. Esto, claro está, no es cierto. Más bien sucede lo contrario. La contradicción personal contamina al medio inmediato.
Cuando hablo de contradicción, hablo de actos perjudiciales a uno mismo. Me traiciono a mi mismo cuando hago cosas opuestas a las que siento. Eso me crea sufrimiento permanente y ese sufrimiento no queda solamente en mi sino que contamina a todos los que me rodean. Este aparente sufrimiento individual que surge de la contradicción personal, termina siendo un sufrimiento social.
Hay un solo acto que permite al ser humano romper su contradicción y sufrimiento permanente. Este es el acto moral en el que el ser humano se dirige a otros para hacer superar sus sufrimientos. Cuando yo ayudo a otro a hacer superar su sufrimiento, yo me recuerdo luego en mi propia bondad; en cambio, cuando realizo un acto de contradicción yo recuerdo aquel momento como algo que torció mi vida. Así pues, los actos de contradicción invierten la rueda de la vida, mientras que los actos que terminan en otro para hacer superar el sufrimiento, ponen en marcha la rueda de la vida.
Todo acto que termina en uno fatalmente marcha hacia la contradicción, hacia la contaminación del medio inmediato. Aún la sabiduría pura, la sabiduría intelectual que permanece en uno, lleva a la contradicción. Este es tiempo de acción y esta acción consiste en comenzar a ayudar a otros a superar el propio sufrimiento. Esta es la recta acción, la compasión, el acto moral por excelencia.
— Con eso de unos ayudando a otros, no existe el peligro de que “el ciego ayude al ciego”?
— Reverendo. Es posible que un ciego use otros sentidos. Es posible que un ciego escuche en la noche el ruido de una catarata muy lejana o el deslizar de una serpiente Por tanto es posible para un ciego, basándose en otros sentidos, advertir a los que no tienen la fineza de su oído, que cerca hay un peligro. Y digo más, ese ciego no es solamente útil para otro de su misma condición sino para los que tienen ojos y no pueden usarlos en la noche.
— Para que esta armonía pueda generarse en nosotros mismos, es necesario hacer algo en nosotros. Un niño crece con mucha naturalidad, sin pensar en ello, pero todavía su conducta no tiene dirección, hasta que aprende algo sobre sí mismo. También las fuerzas de la naturaleza actúan sin dirección, sin conciencia de lo que hacen.
— Reverendo. El ser humano también aprende por hacer y en la medida en que hace aprende. Una persona aprende a escribir a máquina en tanto ejercite sus manos y así, por acierto y error, va perfeccionando sus movimientos. Nosotros decimos que es por la acción que se aprende. El hecho mismo del pensar, es una acción primaria de la conciencia. Desde luego, no es lo mismo pensar divagando que pensar con dirección. El hecho de pensar con dirección implica ya una acción en la conciencia. Y si me propongo dejar de pensar y hacer el vacío, acciono en esa dirección.
— Preguntamos: es la acción la que prima sobre el pensamiento, o el pensamiento va antes que la acción?
— Reverendo. Desde nuestro punto de vista en esto no hay causas y efectos lineales. Se trata de un circuito que se realimenta, donde una cosa vuelve sobre otra y esto produce crecimiento. Puesto en imágenes visuales: Si lo vemos desde arriba ese proceso es circular, parece una rueda. Si lo vemos lateralmente, comprendemos que se trata de un espiral en movimiento que crece en cada vuelta. De este modo, una persona puede no saber una cosa, pero en la medida que trabaja en el punto en cuestión, su experiencia se enriquece y de este enriquecimiento surgen ideas y éstas se aplican nuevamente sobre el punto. En este sentido, el ser humano ha crecido con respecto a otros seres vivos. Ha crecido al confrontar con el dolor de su propio cuerpo tratando de lograr calor, abrigo, alimento, y al prever las futuras injurias físicas con que la naturaleza ha agredido a su debilidad. De ese modo, ha transformado a la naturaleza, por acierto y error. Ahora debe equilibrar el desajuste… siempre actuando, aprendiendo y creciendo. Esta es la idea con la que respondería a la pregunta sobre el pensamiento y la acción.
— Desafortunadamente, el ser humano tiene dificultades al confrontar con la naturaleza y esto le trae sufrimiento.
— Reverendo. Desafortunadamente, usted tiene razón. El ser humano ha tenido sufrimiento con su confrontación, hoy mismo lo tiene, pero también hemos de recodar que por este sufrimiento ha aprendido. El progreso en realidad ha sido una rebelión contra el sufrimiento, contra la muerte; el motor de la historia humana ha sido la rebelión contra la muerte. Desde luego que el hombre ha sufrido enormemente.
Sabemos que hay una gran diferencia entre dolor y sufrimiento. El dolor es físico y éste dolor será superado cuando la organización social y la ciencia se desarrollen suficientemente. En efecto, el dolor físico puede ser superado. La medicina lo corrobora, el progreso social nos lo demuestra. Pero una cosa muy diferente es el sufrimiento mental. No hay ciencia, ni organización social que puedan hacer superar el sufrimiento mental. El ser humano ha ido creciendo en la medida que ha logrado superar mucho de su dolor físico, pero no ha ido superando su sufrimiento mental. Y la gran función conque han cumplido los grandes mensajes y las grandes enseñanzas, radicó en hacer comprender que para superar el sufrimiento se requieren condiciones muy precisas y nada podemos decir ahora sobre ese punto. Ahí están las enseñanzas y así como están las respetamos.
Pero en este mundo de lo perceptual, en este mundo de lo inmediato, en este mundo de agregados para la conciencia, en donde la percepción ilusoria y la memoria ilusoria, dan en mí una conciencia ilusoria y una conciencia del yo ilusorio; en este mu
ndo en que provisoriamente estoy sumergido, en este mundo hago las cosas para que se supere el dolor y trato que la ciencia y la organización social tomen una dirección que termine en el mejoramiento de la vida humana. También comprendo que cuando el ser humano necesite realmente superar el sufrimiento mental, habrá de apelar a comprensiones que rasguen el velo de Maya, que rasguen la ilusión. Pero el recto camino debe transitarse en lo inmediato: en la compasión, en ayudar a superar el dolor.
Silo
20 de Noviembre de 1981
Comentarios hechos ante la Sanga budista
en la comunidad agrícola de Sarvodaya.
Publicado en 1981,
Comentarios hechos ante la Sanga budista, Misión del 80, Sarvodaya