Schueri: La mayoría de los efectivos policiales viven en barrios de clase media baja y tienen información precisa que sobre el filo de las fiestas recrudecería la inquietud, mezcla de genuina necesidad con la rapiña…
OPINION | por: Darío H. Schueri – Desde Santa Fe
En varias Provincias (La Rioja, San Juan, Río Negro y Catamarca) la policía amenazó con retirar su fuerza de las calles en una suerte de “revival” del cordobazo policial para darle fuerza precisamente al reclamo de aumento salarial ante lo que sospechan será un fin de año mas conflictivo socialmente que el 2012.
La mayoría de los efectivos policiales viven en barrios de clase media baja, periféricos en algunos casos de asentamientos en los cuales se respira violencia de todo tipo; y tienen información precisa que en determinados sectores sociales sobre el filo de las fiestas recrudecería la inquietud, mezcla de genuina necesidad con la rapiña.
Entre el viernes y sábado los titulares de los portales informativos comenzaron a hablar de un “efecto dominó” del malestar policial en varias Provincias. Córdoba los había envalentonado, mientras la clase política seguía inmersa en fatigosas internas, expuestas a la sociedad casi de manera provocativa ante el avance de la inflación que corroe los bolsillos de los asalariados y cuentapropistas, y que lejos de ser atacada, es barnizada con atajos semánticos.
En Santa Fe el sindicato no reconocido de policías – Apropol- que según el Gobernador Bonfatti está conformado por miembros exonerados de la Fuerza, orilló la apología del delito llamando, durante el desastre de Córdoba, a la sublevación por el mismo motivo: aumento salarial y mejores condiciones laborales. Fue el miércoles y el Gobernador había tomado nota denunciándolos ante la justicia; el sábado por la mañana un minúsculo grupo de uniformados reclamaron junto a sus esposas frente la Unidad Regional Uno en esta capital y un número mayor impedía la salida de móviles en Rosario. En Rafaela también había escaramuza frente a la jefatura.
Advertido de la situación, alertado por los jefes de que la mayoría de la Fuerza no quería plegarse a la insubordinación, pero que la situación podía desmadrarse si no se daban algunas respuestas, el Gobernador se curó en salud y en conferencia de prensa anunció mejoras salariales y hasta la novedosa constitución de una especie de paritaria policial; mientras, Berni a pedido de Capitanich que había mantenido diálogo directo con el Gobernador santafesino enviaba miles de gendarmes para reforzar la seguridad en el Gran Rosario.
Es verdad que algunos medios y colegas exageraron la nota creando una psicosis innecesaria el sábado por la mañana en esta capital cuando las patéticas imágenes de Córdoba aún están frescas en la memoria colectiva; pero no podemos negar que hay un contrato social que se está desvencijando, si es que ya no se rompió. Y eso genera mucha desconfianza y descreimiento hacia la clase política. Lo ejemplificó perfectamente Monseñor Arancedo en la Catedral Metropolitana en la homilía de la misa por las víctimas del narcotráfico y la violencia doméstica.
La policía es un emergente más de la disgregación social que vive Argentina: conviven laboralmente con el crimen: el doméstico y el organizado, al cual enfrentan muchas veces de manera despareja, y otras sucumben bajo sus seductoras redes, transformándose en otro eslabón más con todo lo que ello presupone: quienes deben protegernos del mal forman parte del mal.
El nivel de tensión que había generado durante el sábado el atisbo de amotinamiento en Rosario se vio reflejado en los conceptos del Gobernador Bonfatti antes de anunciar las mejoras remunerativas para la Fuerza: aliviado agradeció a “la mayoría de agentes de la Policía” que no adhirieron a la insurrección proclamada por sus ex camaradas, que en el fondo actuaron como oportunistas voceros oficiosos no representativos de los 19.000 integrantes de la Policía santafesina, pero catalizadores de una sensación que quizás anida en muchos espíritus uniformados .
La atmósfera estaba cargada el sábado. El ambiente estaba predispuesto; una vez mas la rapidez de reflejos del gobierno obturó males mayores.
“Nunca hay tranquilidad total; hay algunos grupos fogoneando, pero el Gobernador hizo una propuesta seria y cumplible y fijó un límite; no va a permitir el descontrol”, aseguró un alto funcionario del gobierno.
Los espíritus ciudadanos no están tranquilos; se respira un aire denso. Incluso desde lo meteorológico; el anunciado cambio climático ya está entre nosotros con sus temibles secuelas de destrucción material..
Hay sensación de que algo no anda bien y que una fuerza extraña acecha; no se sabe bien que es y de donde saldrá. De allí la extrema prudencia y responsabilidad que debemos tener los comunicadores para no exasperar las ansiosas conciencias de gran parte de la sociedad; lo cual no significa ser cómplices ni voceros graciosos de ningún sector. Quien se sepa profesional en su trabajo como periodista sabrá como hacerlo.
¿Habemus presupuesto antes de fin de año?
En una faena de finísima ingeniería política y mutuos “acuerdos de gobernabilidad y responsabilidad institucional” los senadores dieron media sanción al Presupuesto General de Gastos y Cálculos de Recursos 2014. Finalmente para que “la ley de leyes” tenga media sanción mientras caía la tarde del viernes, el gobierno debió ceder -por ahora- ante la oposición y varios de tropa propia el denominado “impuesto verde” y el Régimen Simplificado de Ingresos Brutos.
Resulta sumamente atractivo para el seminario político analizar las ajedrecísticas jugadas de los senadores oficialistas y opositores que utilizaron con precisión matemáticamente política el número para saltear circunstancias adversas en pos de la aprobación de la Ley.
Desde la calculada ausencia de tres senadores peronistas, hasta el oportuno abandono temporal de la banca oficialista de quien no estaba de acuerdo con algún artículo, pocas veces se pudo ver en un recinto político semejante concordancia entre oficialismo y oposición, plasmada en equilibrados discursos, casi de tono salmódico.
Contrariamente, la políticamente atomizada Cámara de Diputados será escenario de encendidas arengas que ya anticipan en la prensa algunos diputados de la oposición.
Su presidente Luis Rubeo aspira a que, primero lo trate con cierta celeridad la Comisión de Presupuesto y Hacienda para que caiga al recinto en un par de semanas y una vez hecha la catarsis discursiva, los legisladores de los distintos sub bloques de su sector (el peronismo) con las modificaciones del caso envíen antes de la finalización del año el texto corregido a los senadores para que, con los dos tercios que seguramente lograrán, lo conviertan en Ley.
El clima de diálogo instaurado por el voluntarioso Jefe de Gabinete de la Nación Jorge Capitanich ya había sido inaugurado por la dupla Bonfatti-Galassi desde hace tiempo. Intendentes del PJ llegan hasta el primer piso de la Casa Gris para buscar “consensos” (y soluciones que no siempre significa plata), como por ejemplo un foro de intendentes (Venado Tuerto, Puerto San Martín, Roldán) acompañados por la diputada Erika Gonnet del riñón del secretario de Transporte Alejandro Ramos. El senador Baucero apareció con el intendente electo de Romang, y la diputada Cinalli, esposa del nuevamente presidente de la Comuna de Chabás Osvaldo Salomón agendó el teléfono de Galazzi en el acto de juramento del nuevo Ministro de Salud.
No es momento de agregar leña a un fuego que parece avivarse solo.