El despido de una portera en el colegio Santa Rosa de Viterbo de San Lorenao desató una ola de repudios dados los pormenores del caso. Martes 14 a las 10hs el Sadop hace marcha y escrache en las puertas de la institución
El despido de una portera que desde hace más de cinco años trabajaba en el colegio Santa Rosa de Viterbo de esta ciudad desató una ola de repudios dados los pormenores del caso, y esta mañana a partir de las 10 el Sadop hará una concentración y un escrache en las puertas de la institución.
Colegio Santa Rosa. Acceso por Bv. Sgto Cabral. (Foto: AgenciaMet.com.ar)
El gremio sostiene, y así lo remarcó en un comunicado, que hubo una clara persecución a la portera y hasta un reclamo injusto del pago de la cuota escolar de la hija de la involucrada: “Jamás desde que estoy en el gremio vi nada semejante, intimar por telegrama a un trabajador a que presente un certificado por la enfermedad de un familiar es algo que la escuela jamás pudo explicar”, dijo Ricardo González, titular de Sadop San Lorenzo.
El gremialista, uno de los impulsores de la concentración de hoy, remarcó: “Esto es absolutamente injusto, arbitrario y caprichoso, pero además sabemos que otras religiosas del colegio no está de acuerdo con lo que se hizo con esta compañera”.
Denuncian persecución. Angela Gómez, tenía como único sostén de sus 4 hijos el salario de portera de este colegio, al que ingreso por recomendación de su hermana, una ex monja de la congregación que hace un tiempo dejó los hábitos. Este no es un dato menor ya que tanto la propia Angela como desde el sindicato, sostienen que este “podría ser la causante” de lo que denuncian como una persecución de parte de las autoridades del colegio.
La portera despedida jamás tuvo un inconveniente en su trabajo hasta este año en que se hizo cargo una nueva directora, y todo comenzó a cambiar: “Cuando veía a la hermana Damiana temblaba”, sostuvo Angela, y recordó: “Me decía que limpiaba mal, que no quería trabajar, no me daban elementos y hasta me acusó de presentar un certificado médico falso”.
Al colegio asiste una hija de 11 años de la portera despedida. La chica el mes pasado estuvo internada con convulsiones y se estima que podría sufrir de epilepsia y son estos certificados médicos a los que hizo mención la mujer. Además la portera se atrasó con el pago de las cuotas y ese fue objeto de varios reclamos de las autoridades: “Me atrasé en las cuotas fui a sacar un crédito para pagar las cuotas y los estudios médicos de la nena. En el banco me pidieron una certificación de trabajo, pero en la escuela me daban vueltas. Me dijeron que si necesitaba plata le pida a un amigo hasta que, finalmente, me dijeron que nunca me la iban a firmar”, contó la mujer y agregó: “Me ofrecieron un adelanto de sueldo para que pague la cuota de la nena y después me despidieron”.
Improcedente. Además de las circunstancias que rodean al despido de Angela, de la exposición pública surge un tema que para el gremio no es menor, y tiene que ver con las cuotas que se cobran.
Según Martín Lucero, secretario gremial de Sadop Rosario: “La escuela recibe el ciento por ciento de los subsidios del Estado, es decir que la totalidad de los sueldos son pagados por el gobierno, por lo tanto técnicamente no corresponde cobrar cuota”. En este caso sólo se podría solicitar un pago a voluntad por lo que reclamar la cuota a una mujer que es el único sostén de 4 hijos, uno de los cuales padece una enfermedad delicada, resulta difícil de explicar.
Duros conceptos. El gremio de los docentes particulares al cual está afiliada la portera emitió un comunicado con duros conceptos sobre el proceder del colegio en el que sostiene: “Necesitamos que nos expliquen las autoridades del Colegio Santa Rosa de Viterbo cuál es su interpretación de amor al prójimo. Es fácil amar al prójimo si tomamos como prójimo a quien no tiene grandes problemas, quien puede pagar una cuota de su colegio privado, al prójimo que nos acompaña con donaciones materiales. A este prójimo sí que es fácil quererlo y acompañarlo, pero cuando una persona humilde y necesitada acude a sus brazos se la expulsa, y se la discrimina”.
Más adelante remarca: “Porqué una escuela que manifiesta necesitar el subsidio del Estado, para pagar sueldos, decide arbitrariamente despedir a un trabajador. Será porque éste dinero pertenece a la sociedad y no al bolsillo de la patronal”.
Para finalizar convocan a participar de la concentración de hoy diciendo: “Sus hábitos no les dan impunidad, su gran edificio y comunidad se desmorona frente a las miserias humanas, es nuestra obligación como trabajadores y como cristianos luchar para que esta verdadera injusticia no quede impune y sea reparada”.
La Capital – Marcelo Abram