Todo fenómeno tiene un proyecto de transformación: el universo, la materia, la célula y la conciencia. (Extraído de Fragmentos del Libro Rojo, Van Doren, 1971)
Todo fenómeno tiene un proyecto de transformación: el universo, la materia, la célula y la conciencia. (Extraído de Fragmentos del Libro Rojo, Van Doren, 1971).
Van Doren sostiene que el proyecto de transformación del Universo es el surgimiento de la conciencia, que sigue un proceso en la dirección del tiempo; que todo fenómeno en el Universo evoluciona en estructura; y existen tres sistemas en el Universo: mecanismo, biológico y de azar. (Van Doren, Fragmentos del Libro Rojo, 1971).
Proceso del Universo: El Universo es un corto chispazo entre el "antes" y el "después”. Antes del Universo ya existía el tiempo, siempre limitado y distinto. Jamás existió el tiempo eterno, por eso es que el tiempo que ha pasado ha de volverse a repetir. Todo en el universo es tiempo y se expresa diferenciadamente, complementariamente o sintéticamente. Todo fenómeno es función del tiempo y cada fenómeno a su vez, posee propios tiempos, su transformación más lenta o veloz, según sea el sistema al que pertenece.
Así el tiempo de la conciencia humana no es igual al de un mecanismo de relojería, y aún en la conciencia, el pasado, el presente y el futuro son distintos, aunque dentro de un mismo sistema. Un sistema cualquiera no es sino una síntesis temporal dentro de la cual establece diferenciaciones, complementaciones, y pequeñas síntesis que son precisamente, las que permiten su movilidad interna. Estos tres momentos comprender los tres momentos de todo proceso, y este movimiento del tiempo genera la transformación interna de los sistemas[1]. Esta transformación no es independiente de la dirección y transformación del Universo.
Estructura de todo fenómeno: En el universo, ningún fenómeno posee movilidad aislada, sino estructural y dinámica. Todo fenómeno está en contacto con todo el Universo, porque el mismo Universo es función del tiempo, que es el sistema mayor. Hay que entender toda variación en relación, en estructura.
Del mismo modo, la interpretación de la conciencia humana o de cualquier fenómeno histórico no podrá hacerse sino mediante comprensión de estructura. La triada intencional (sistema menor, medio y mayor) de todo fenómeno en el universo puede ser vista por medio de los tres sistemas que existen en el universo, es decir, por los sistemas biológico, mecánico y de azar.
El sistema biológico, posee leyes de movimiento y de desarrollo. Este se expresa como nacimiento, crecimiento y declinación, registrándose en el proceso una curva típica. Su desarrollo está condicionado por las modificaciones del medio, por lo que su libertad de movimiento es limitada. En un organismo, se puede prever su desarrollo, conociendo su sistema, sea vegetal o animal, y lógicamente el medio que lo rodea. Por ejemplo, en el organismo, la variación del contorno provoca adaptaciones a toda su estructura, a veces en forma de tropismos. No se ignora igualmente, la función de mimesis o imitación del ámbito[2] en plantas y animales. Como ejemplo de tropismos recordemos el movimiento de las polillas hacia la luz y, como mimesis el plumaje y pelaje de aves y mamíferos al adaptarse en su color al medio.
En el mecanismo se puede prever los movimientos que ha de sufrir, conociendo el sistema de fuerzas del medio a que está sometido.
El sistema de azar posee movimiento libre, escapando a la rigidez del mecanismo, y al desarrollo orgánico. En cambio en el sistema de azar el movimiento del tiempo, siempre libre y distinto, al expresarse como energía empieza a articularse como sistema, como cambio aprisionado que pugna por volver a la libertad a través de encadenamientos sucesivos en la energía, la materia, el mineral, el vegetal y el animal, expandiéndose siempre a través de sus transformaciones hasta la conciencia como movimiento de libertad. Así como el agua luego de su evaporación y transformación en nieve, desciende de las montañas, sorteando y superando obstáculos, hasta alcanzar el mar y reiniciar otro ciclo.
La conciencia humana, no obstante las determinaciones a que está sometida, escapa a las leyes mecánicas y biológicas en cuanto al orden en que se manifiestan sus tiempos[3]. Es decir, la conciencia está sometida a condiciones de todo tipo en el mundo. Lo no sometido es el tiempo mental, de tal manera que para pensar, el hombre tenga que pasar del recuerdo al tiempo presente, y de ahí al futuro. Como ocurre en el mundo físico.
En realidad, los tres tiempos actúan en todo instante de la conciencia, y esos tiempos se combinan entre sí como recuerdo del pasado, como acontecimiento proyectado a futuro, etc., sin un orden necesario, del modo en que es necesario, forzoso al mecanismo someterle a un sistema de fuerzas o al organismo pasar por las etapas del desarrollo.
Además, Van Doren sostiene que el universo, desde su origen, tiene una dirección, tiene un sentido. Los universos se aglutinan y transforman para dar lugar al surgimiento de la vida y de la conciencia. También, todo fenómeno en el universo tiene un sentido, tiende hacia el futuro, tiende hacia su transformación. La finalidad de la materia es el organismo, la finalidad del organismo es la conciencia, la finalidad de la conciencia es la supraconciencia. Así, la materia y los mecanismos en su desarrollo tienden hacia el organismo, los organismos en su desarrollo tienden hacia la conciencia, la conciencia en su desarrollo tiende hacia la supraconciencia, tiende a despertar del dolor y el sufrimiento. O en otras palabras, todo fenómeno tiene un proyecto de transformación, el proyecto de transformación de la materia y de los mecanismos es el organismo, el proyecto de transformación de los sistemas biológicos es la conciencia, el proyecto de transformación de la conciencia es la superación del dolor y el sufrimiento. El proyecto de transformación del universo es el surgimiento de la conciencia cósmica.
[1] Ilya Prigogine, Diálogo con Ottavia Basetti, Milán, 27/10/1984. Prigogine cambia la noción aristotélica del tiempo, que consideraba la diferencia entre el antes y el después como sólo atribuible al alma humana y no a los fenómenos del mundo físico. Hasta Prigogine, para la ciencia el tiempo era reversible, él cambia la noción a tiempo irreversible. Y usa la figura explicativa de «flecha irreversible del tiempo» para precisar la dirección del tiempo y del universo. Además, el tiempo no sólo puede ser usado para medir desplazamientos en el espacio, sino también transformaciones en el tiempo: “El tiempo ya no es un parámet
ro del movimiento, sino que mide evoluciones internas hacia un mundo en no equilibrio. La organización de los seres vivos y la historia del hombre ya no son accidentes extraños al devenir del hombre… El Universo es una evolución irreversible… En la vida nace un tiempo interno que continúa, se propaga y se hacer cada vez más complejo… ”
[2] Por ámbito entendemos a todo lo interno a los límites de un sistema y que actúa sobre los elementos contenidos en él permitiendo la existencia de las estructuras. En el ejemplo de sistema animal o vegetal, se hace referencia como ámbito al elemento animal o vegetal y a los otros elementos del medio que están dentro de la estructura formada por el sistema medio.
[3] Mario Rodríguez Cobos, Sicología IV, Conferencia dada en Parque La Reja, Buenos Aires, Argentina, a mediados de Mayo de 2006. Sobre la libertad de la Conciencia en el Mundo: “A diferencia de lo que ocurre en el transcurrir del mundo físico, los hechos de conciencia no respetan la sucesión cronológica sino que regresan, perduran, se actualizan, se modifican y se futurizan, alterando al instante presente. El “instante presente” se estructura por el entrecruzamiento de la retención y de la protención.
Ejemplificando: un acontecimiento doloroso imaginado a futuro, puede actuar sobre el presente del sujeto desviando la tendencia que llevaba su cuerpo en dirección a un objeto previamente querido. Así, las axiomas que se cumplen en la espaciotemporalidad del mundo físico sufren un desvío considerable en los objetos y los actos mentales. Esta independencia del psiquismo, por “desviación” de las axiomas físicas, hace recordar la idea de “clinamen” que presentara Epicuro para introducir la libertad en un mundo dominado por el mecanicismo”.