“El Concejo no puede ser una mera escribanía. Es el Estado, en todas
sus órbitas, el que debe proteger a los vecinos y vecinas, todos
ciudadanos con los mismos derechos que cualquiera.
No nos oponemos al desarrollo. Nos oponemos a la arbitraria forma de
llevarlo adelante. El Estado debe regular, controlar y exigir que se
cumplan las normas, no dejar en manos del sector privado las
condiciones para fijar los indicadores urbanísticos de la ciudad“,
manifestó la concejala Norma López sobre el polémico proyecto
urbanístico del empresario Aldo Lattuca.
Vale recordar que este proyecto impulsa la construcción de tres torres
de edificios en la zona comprendida por las calles Córdoba,
Corrientes, Paraguay y Rioja, terrenos propiedad de Latucca. “El
socialismo construyó una ciudad de negocios inmobiliarios. Decenas de
edificios en los mejores lugares de la ciudad. Y otros tanto también
vacíos. Y es aquí donde el Estado debe estar presente. En esta
lamentable alianza con Cambiemos se está aprobando la ejecución de una
obra que afectará seriamente a los rosarinos”.
López, manifestó que vecinos y vecinas quedaron decepcionados porque
“el dictamen de comisiones no cuenta con su mirada, a pesar de haber
presentado varios expedientes que se trataron en conjunto con la
propuesta edilicia”.
La estimación del privado es que unas 140 familias podrán vivir en
esos departamentos, sumado a eso hay que tener en cuenta los autos,
cocheras, habrá más flujo vehícular, ergo menor calidad de vida. La
concejala se preguntó: “¿Cuál es el concepto aquí de ciudad sostenible
e inclusiva? Nosotros no lo vemos. Nosotros no estamos en contra del
desarrollo pero creemos que es el estado el que debe lograr equidad,
igualdad de condiciones e inversiones, en todas las áreas de la
ciudad, sino se genera inequidad conllevando mayor violencia”.
Ante la justificación de algunos ediles sobre los empleos que se
generará, Norma López apuntó: “Se está avanzando en una ciudad
desigual, eso claramente no es inclusivo”. “Además –continuó-, no se
presentaron planos con anteproyecto de usos, ni propuestas de
planificación concreta en relación a cuántas personas afectará
directa e indirectamente durante los años que demande la obra”.
Para finalizar, la edila describió: “Se minimizaron problemas de alto
impacto como el ruido que provocará la obra. No se previeron barreras
acústicas, ni otras medidas de mitigación como trabajo con máquinas de
corte y de impacto en obradores insonorizados. Mucho menos se analizó
la sombra arrojada, un estudio que debería hacerse en cualquier
proyecto ya que se pierde calidad de luz, se genera mayor humedad y el
aire se condensa”.