Por teresa Correa: "Una noche hadas malignas me cubrieron con envolventes telarañas y me condenaron al rincón de los olvidos…"
Los Miedos
“Muere en pensamiento cada mañana y nunca más temerás morir”
HAGAKURE Tratado japonés del siglo XVIII
Una noche hadas malignas me cubrieron con envolventes telarañas y me condenaron al rincón de los olvidos. Supongo que permanecí allí por largos años; hasta que vino a despertarme las risas de dos jóvenes.
La puerta se abrió. Pensé que entraron a refugiarse de la lluvia. Lo cierto es que ellos buscaban un sitio donde solo y a solas contemplarse. Fui así, testigo involuntaria de sus éxtasis de amor.
Luego los dos se entregaron en manos de Morfeo. Cuando despertaron, la lluvia había cesado. Intenté en vano llamar su atención. No podía articular palabra. Tanto temía que no pudieran escuchar mi voz telarañada. Sin embargo, al advertir que iban a partir sin mí, en un último esfuerzo pensé en desesperación: -¡por favor, no se vayan!- ¡No me dejen otra vez sola!.
Al parecer dio resultado. Lo que no pudo mi voz, lo pudo el pensamiento. Se volvieron los dos ya prontos a irse y el joven me contestó sin dar muestra de sorpresa: -está bien … ven con nosotros- ¡No puedo!- Quise gritar -¡No puedo!- Si puedes- contestó intrépido, echándose andar seguido de su compañera.
Al principio dudé, pero como vi que se iban sin mirar a atrás, eché a caminar sin saber que voluntad movía mis pies. Todavía envuelta en telarañas caminé por húmedos senderos precedida por ellos. Tenía un nuevo temor –que el hechizo se rompiera-.
De la nada surgió una casa delante de nosotros. Los jóvenes se detuvieron y golpearon por dos veces. Silencio. Los golpes se repitieron como una contraseña. De pronto se abrió una ventana por donde asomó el rostro de una anciana: -¿Qué quieren a estas horas?- Preguntó. Nuestra amiga necesita ayuda –Contestaron a dúo- Está bien- Dijo ella, y su rostro desapareció de la ventana.
Como por arte de magia la puerta se abrió, y ellos me empujaron hacia el interior. La sala estaba en penumbras y yo temí la oscuridad. Como siguiendo el hilo de mis pensamiento la anciana me dijo: -no temas-, y con una tijeras inmensas procedió a cortar y cortar en hilachas al sudario que me cubría. Cuando terminó me dí cuenta con horror, que mi cuerpo había desaparecido, como si la membranosa fibra hubiera absorbido mi materia. Al menos, entre las partículas de telarañas no podía verme.
-No temas- dijo la joven con dulce voz y me tendió la mano, compadecida.
Luego los tres cruzamos el prado y a la lechosa luz de la luna nos internamos en la laguna. Al contacto con el agua, volví a ser.
Recién ahí comprendí -¿con renovados temores o alegría?- De que ellos eran tan insubstanciales como yo…
TECA
Teresa Correa
Puerto General San Martín
Teresitac33@hotmail.com
Antecedentes literarios:
Teresa Correa nació en Cañada Ombú, Dpto. Vera, Santa Fe, el 12 de agosto de 1961. Escribe cuentos, poesías, ensayos. Residió en la ciudad de Vera, donde integró la Asociación Verence de Escritores (AVE) y en la ciudad de Arroyito (Córdoba) donde formó parte de El Grupo Los Álamos. Compuesto por escritores, compositores y músicos de dicha ciudad.
Actualmente vive en Puerto Gral. San Martín, Dpto. San Lorenzo e integra la comisión del ERSA (Escritores Regionales Santafesinos).
Publicó su libro de poemas "El despertar de una conciencia" en el año 2000. Publicando sus trabajos en diversas revistas literarias. Participó en antologías locales, regionales e internacionales.