Del color, la alegría y la euforia al sufrimiento extremo. Argentina no le encontraba la vuelta a Irán y el equipo no levantaba vuelo. No aparecían los 4 fantásticos y el aliento se fue transformando en incredulidad y desazón a medida que pasaban los minutos.
Pero llegó la zurda mágica de Leo Messi en dos minutos del tiempo de descuento y el hincha argentino gritó, lloró y pataleó hasta el hartazgo, enroqueciendo gargantas y elevando los brazos al cielo. Clasificación con sufrimiento, alegría desatada y clasificación asegurada.
Unos 35 mil hinchas argentinos coparon desde temprano el estadio Mineirao de Belo Horizonte para presenciar la segunda presentación del equipo argentino en la Copa del Mundo Brasil 2014. Un intenso flujo de hinchas argentinos comenzó a registrarse desde la mañana temprano, cuando todavía faltaban varias horas para el partido con Irán por la segunda fecha del Grupo F, alrededor de la Laguna de Pampulha y en las afueras del Mineirao de Belo Horizonte.
Las fanáticos aprovecharon la agradable mañana en la capital del estado de Minas Gerais, con una temperatura de 22 grados, y se concentraron desde temprano en el barrio del estadio Governador Magalhaes Pintos, caracterizado por un verde profuso.
Mientras muchos brasileños realizaban actividades aeróbicas al borde de la laguna, los argentinos colorearon sus márgenes de celeste y blanco a la espera del juego con el seleccionado asiático.
Entre mates, fotos, cervezas, saltos y cánticos, los hinchas paliaron la ansiedad en la previa del partido, que está controlado por un celoso operativo de seguridad desde las ocho de la mañana. Las puertas del estadio se abrieron a las 10, tres horas antes del inicio del partido.
Un impenetrable vallado, con su primera contención a 500 metros del perímetro de la cancha, impidió que los simpatizantes sin entradas pudieran acercarse a los accesos.
En la avenida Otalicio Negrao de Lima, frente a la laguna y a ocho cuadras del Mineirao aproximadamente, se montó un bar móvil argentino -auspiciado por una marca de cerveza-, donde los hinchas sin boletos buscaban cerrar un buen negocio en la reventa.
Cerca de 30 mil argentinos arribaron desde el pasado miércoles a Belo Horizonte, sede del segundo partido y lugar donde el seleccionado de Alejandro Sabella montó su concentración para la competencia.
Con sufrimiento, pero con la alegría desatada, los hinchas argentinos suspiraron aliviados.
FG_AUTHORS: La Capital – Ovación