Papá Noel existe y estuvo en el Hogar del Huérfano. Se llama Olga Maruzzi de García, tiene 67 años y hace 42 que va en esta fecha a llevar regalos a los chicos internados. Ayer arribó con un contingente de vecinos y jóvenes de su barrio, Bella Vista, que le ayudaron a entregar los presentes y a animar la jornada. Fueron en un trencito de paseo, acompañados por una autobomba, ya que estaban cargados de zapatillas, golosinas, juguetes, alimentos, ropa y artículos de tocador que juntaron para los niños. Una vez Olga se vistió de Santa Claus y salió a repartir caramelos en su barrio. Y no lo abandonó más. Después fue al hospital de Niños hasta que pasó por el Hogar. Ahora su vestido es de tela de brín, pero había empezado con uno de papel crepe.
Luce una barba blanca casi de verdad, carga una bolsa roja en el hombro y, en la otra mano, una cencerro. Es igual al que sueñan los chicos.
Ayer llegó cerca de las seis de la tarde y se bajó del trencito rodeada de adolescentes y mujeres de Bella Vista y de la vecinal Las Flores (Garzón 428), que colaboraron con la actividad.
Llevó, entre otros regalos, 190 pares de zapatillas donadas; bolsas de papas, cebolla y chupetines; 150 bolsitas de sorpresas; 60 alfajores; paquetes de arroz, fideos, yerba y azúcar; cajas de leche y té; juguetes; y, mucho amor.
Es más, los Bomberos Voluntarios la ayudaron para cargar todo en uno de sus camiones. Y Cultura municipal también le dio una mano.
Una fiesta
Para los chicos del Hogar fue una fiesta. Entre felices y temerosos, saludaron a Papá Noel, recibieron los regalos, cantaron, jugaron, y enseguida algunos les pidieron upa a los visitantes.
En la entidad, hay 176 internados, pero en esta época quedan unos cien. Ahora la actividad principal es la colonia de vacaciones que funciona en la pileta de la sede con tres profesores.
Para la Nochebuena esperan el menú especial y los regalos para cada uno.
La de Olga es la única iniciativa de un particular a la hora de acercarse a festejar la Navidad con los niños. Lo suelen hacer las empresas, pero la mujer de Bella Vista nunca falla, ni siquiera el 20 diciembre del año pasado cuando la ciudad era una polvorín. «Vine igual, como este año y como los venideros, los chicos no tienen la culpa de lo que pasa», dijo con sus ojos celestes semienrojecidos.
Este Papá Noel estuvo tres meses juntando cosas entre los vecinos -como ya la conocen le es más fácil-, aunque sin el apoyo de su familia (marido, dos hijos, dos nietos y tres bisnietos) le sería imposible. Es que hasta deja de lado sus ocupaciones de ama de casa y la rutina de la cocina por cumplir con este ritual.
Los chicos del Hogar se devoraron los dulces y jugaron con las vinchas de cartón que les llevaron. Los que fueron del barrio volvieron felices, en el trencito, y con la «paz y tranquilidad que significa recibir el cariño de los nenes», como dijo Olga. Que se repita.