Un buen y humilde niño accederá al mundo oculto de la fábrica de chocolates más misteriosa y grande del mundo.
Calificación: * * * 1/2 Un buen y humilde niño accederá al mundo oculto de la fábrica de chocolates más misteriosa y grande del mundo. Un perverso y extraño magnate descubrirá que las relaciones afectuosas también son necesarias.
Por Anabel Donnet especial para Rosarinos.com
Esta historia del magnífico TIM BURTON (El extraño mundo de Jack, El gran pez, Batman, Ed Wood, El joven manos tijeras, El jinete sin cabeza, entre otras) gira en torno a dos personajes antagónicos que deberán unirse para satisfacer sus mutuas necesidades. Los dos son unos niños, uno de mente y otro de edad, atiborrados de fantasías.
Lentamente, a través de salteados feedback, vamos conociendo al más enigmático de ellos: Willy Wonka (como es de esperarse con su actor fetiche: Johnny Deep). Este señorito de estrafalaria vestimenta y enormes dientes blancos es nada más y nada menos que el dueño de la fábrica de chocolates más grande y esotérica del mundo.
Fábrica que está situada precisamente donde vive el niñito más dulce y bueno jamás visto: Charlie Dourquet (Freddie Highmore). Él comparte una precaria viviendo junto a sus padres y a sus cuatro abuelos en una de las más logradas genialidades de este director. Las paredes están deformadas por la pobreza pero no así las sonrisas de sus 7 habitantes, dándole a lo material y superficial una sensación de evaporación. Es que en este hogar lo fuerte, lo visible, lo que construye es el amor.
Willy, en cambio, está tan solo en su dulce castillo que decide privilegiar a los 5 chicos que encuentren dentro de sus chocolates una invitación dorada. (Pero en realidad su intención será otra, la que sabremos recién los últimos minutos de la película).
Finalmente llega el primero de febrero.
Puntualmente los 5 favorecidos están parados frente a las enormes rejas que dividen el mundo entre lo real y doloroso con todo lo hermoso y mágico de la tecnología.
Cada niño trae consigo, además de un adulto, una existencia particular. Un gordito que se la pasa todo el día comiendo… chocolates y su madre obesa y ridícula. Una niña competitiva, karateca, que está las 24 horas comiendo un chicle junto a su madre esbelta y artificial por dentro y por fuera. Un geniecito que se las sabe todas en cuanto al mundo de la informática junto a su padre insulso profesor de geografía. Una niña bien llena de dinero y terquedades junto a su padre trajeado e inamovible Y nuestro amiguito Charlie con su abuelo José, aquel que conoce el verdadero origen de los chocolates WONKA.
Es aquí cuando la peculiaridad característica de Tim Burton empieza cubrirnos de situaciones exóticas e impensables. Ardillas que funcionan como seleccionadoras de nueces; crema de chocolate para el cuidado del cabello; una gigantesca catarata de chocolate que hace la mezcla más espumosa y liviana; un río de chocolate por donde pasear en bote; un chicle que reemplazaría a las necesarias 4 comidas diarias; un transportador que envía chocomillones de partículas de un lugar hacia la imagen de TV que cualquier sujeto esté viendo…
Todo, absolutamente todo es de chocolate, merengue y exquisiteces del estilo. Esas cosas que no sólo hacen mal al hígado sino también a los dientes. Y la dentadura de Willy es especial a simple vista.
En uno de esos feedback descubriremos el por qué de semejante perfección odontológica y su correlación con los chocolates. El padre de Willy era un eminente dentista y le prohibía comer dulces con severa autoridad. El padre de Willy está lejos tanto espacial como sentimentalmente, pero se las ingenia para estar siempre presente con sus frases, advertencias y exigencias arraigadas en la mente de su hijo.
Por suerte Willy tiene a los “wumbalandas” cerca. Estos raros enanos de color oscuro y repetidos en serie son los trabajadores y los encargados de entretenerlo. Divierten, sobre todo, cuando cantan las canciones que a cada niño le corresponde según la falencia, precisamente, que los padres han provocado en sus hijos: caprichos, envidia, salvajismo, gula, etc. (Es una terrible lástima que el doblaje sea tan malo puesto que no se entiende una palabra de lo que cantan).
Aquí es donde radica esta invitación a padres y niños. Lo que se educa con la actitud es lo que construye subjetividades. Lo que se reprime explota por otro lado reventando la posibilidad de una sana inserción social, hecho fundamental para que el ser humano sea verdaderamente un ser humano.
Más allá de la crueldad con que algunas veces ejecuta sus críticas este loco encerrado, vale la pena pensar un poco en el más acá de cada relación propuesta porque algunas, muchas veces, no escapan de lo que uno mismo hace con los seres que nos rodean.
Recomendación: no es una película infantil.
Charlie y la fábrica de chocolate Título original: Charlie and the chocolate factory Género: Aventuras Dirección: Tim Burton Guión: John August Interpretes: Johnny Depp, Freddie Highmore, David Kelly, Helena Bonham Carter, Noah Taylor, Missi Pyle Fotografía: Philippe Rousselot Música: Danny Elfman Montaje: Chris Lebenzon Origen: Estados Unidos – Inglaterra (2005) Duración: 113 minutos Calificación: Apta para todo público Sitio Web: http://wwws.la.warnerbros.com/movies/chocolatefactory Horarios: Monumental: 13:05 15:15 17:30 19:45 22:00 Trasnoche: Viernes y Sábado 0:15 – Del Siglo: 14:10 16:20 18:30 20:45 Castellano – Village: 12:00 14:30 17:00 19:30 22:00 Castellano Trasnoche: Viernes Sábado y Miércoles 0:45 – ShowCase: 12:45 15:10 17:35 20:00 22:25 Trasnoche: Viernes Sábado y Miércoles 0:50 |
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