José Ortega y Gasset, para enfatizar en la historicidad del ser humano, decía algo así: “un perro es siempre el primer perro”; es decir, no tiene historia, no aprende de los otros, no tiene pasado ni conciencia de futuro. Hay periodistas que se ajustan a esta definición, sólo en ese sentido por supuesto. Decimos esto porque en los años, meses, semanas y días previos a los mundiales de Alemania, Argentina, España, México, Italia, Estados Unidos, Francia, Corea/Japón, Alemania, Sudáfrica -los que recuerdo- escribieron lo mismo, casi palabra a palabra. “Los estadios no están listos”, “faltan kilómetros de carreteras”, “se amurallan las Villas Miseria o se las desplaza”, “hay protestas de comerciantes ambulantes desplazados”, “huracán de protestas”, etcétera y, sobre todo, “se ha gastado una enormidad de dinero que podría dedicarse a otra cosa”.
Dejemos en claro que no estamos abriendo juicio sobre los problemas por los cuales protesta masivamente el pueblo brasileño. Hablamos de otra cosa; de lo que siempre se dice antes de los mundiales de fútbol por razones políticas. Desde que el fútbol se convirtió en un negocio de ganancias multimillonarias los intereses se cruzan entre empresarios, directivos locales y de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), funcionarios a cargo de la organización, políticos del partido gobernante, políticos opositores, comerciantes y, otra vez, etcétera. Son los que ganan, en distinta proporción, porque a la gente común le está reservado otro rol: ser consumidores del espectáculo.
Hoy, con los juegos comenzados, la población -entre ellos 700 mil extranjeros- habla de fútbol. El objetivo fue cumplido y podemos anticipar que, aunque falta, la organización de este Mundial no ha sido peor que otras y, ya lo veremos, posiblemente haya sido mejor en muchos aspectos. Los que se rasgaron las vestiduras (El futbolista Ronaldo, por ejemplo, sin hablar del patético escritor Paulo Coelho) sólo han logrado dejar a la vista sus limitaciones.
Algo que ignoran los críticos es que Brasil organizó satisfactoriamente la Copa FIFA Confederaciones 2013, el torneo que involucra a los campeones de cada continente, al campeón del mundo y al país que la organiza. Estamos a días de cumplir un año de su inicio, el 15 de junio y fue en medio de manifestaciones. Dentro de dos años tendrá que enfrentar la preparación de los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro, un desafío que no lo puede satisfacer un país sin capacidad de organización. Es claro que, al comenzar la confrontación por esta Copa del Mundo, el primer triunfo fue de Brasil, pero no nos referimos al que tuvo contra Bosnia: fue frente la prensa neoliberal que estuvo empeñada en degradar la capacidad de Brasil para responder positivamente al requerimiento ecuménico. Por razones electorales, claro.
En cuanto al aspecto social, era seguro que habría manifestaciones porque “la Copa” es el escaparate más importante donde exhibir reclamos y hacer oposición en un año electoral. Esto tampoco se le dará a la derecha contraria al gobierno nacional. La pelota rodó y el espectáculo deportivo ya ha logrado concitar la atención de la mayoría de la población.
Respecto del tópico tan utilizado de los ingentes gastos para organizar esta Copa del Mundo, hay datos contundentes que aportó el gobierno. Tomamos algunos: tanto el presupuesto de educación, como el de salud son netamente superiores. Y este: la evasión de impuestos en Brasil supera en 25 veces el gasto por todo concepto.
Por otra parte, los que especulaban con el daño electoral que podría causar la campaña de los “medios de difusión derechosos”, tienen que digerir que la Presidente Dilma Rousseff sigue adelante en las encuestas. La realizada por el Instituto Vox Populi afirma que si las elecciones fueran hoy, Dilma sería “electa en primera vuelta con un 40 por ciento de los votos”.
En Brasil, la pelota comenzó a rodar y cambió el humor popular. Pero los problemas sin resolver perduran y el gobierno tiene que encararlos porque el día después del “Mundial”, el nuevo espectáculo será el de las elecciones. Y los perros de la prensa volverán a ladrar.
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*Publicamos esta nota el día en que comenzó a jugarse la Copa del Mundo, con la campaña de los medios de comunicación contra Brasil ya desinflada. Su título original era “Y la pelota rodó”. Sin embargo el domingo 15 a la noche, la televisión de España (tve) en su edición internacional volvió a la carga con un dossier plagado de propaganda contra el gobierno nacional.
Luis Ammann
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