"Debido a la agresión que recibimos el día viernes, se hacen guardias mínimas hasta que obtengamos una solución". El cartel, escrito en grandes letras sobre un papel afiche amarillo podía verse ayer en la entrada del Hospital Doctor Reynaldo Barrionuevo, de Capitán Bermúdez. No es para menos: un médico, una mucama y una enfermera sufrieron agresiones no sólo verbales, sino físicas, de parte de una irascible mujer que, además de arremeter contra el personal, rompió vidrios y generó destrozos de distinta consideración. El hospital pide ahora seguridad.
El hecho ocurrió el último viernes, aproximadamente a las 21, cuando la mujer, familiar de un paciente del hospital y cuya identidad no trascendió, ingresó a las instalaciones visiblemente alcoholizada, según testigos, y agredió físicamente a la enfermera y al médico que estaban en el hospital, además de insultar a las mucamas y romper algunos vidrios en el ingreso.
Los profesionales, paramédicos y el resto del personal decidieron entonces iniciar una medida consistente en atender sólo una guardia de urgencia. "No se realizan curaciones, control de presión, inyectables, vacunas ni nebulizaciones. Sólo urgencias y emergencias", decía el mismo cartel pegado en la puerta de aluminio y vidrios repartidos en el ingreso.
Ayer, las autoridades y el personal mantuvieron una reunión donde decidieron pedir formalmente una guardia de seguridad entre las 19 y las 7, cuando comienza a funcionar la guardia.
"Necesitamos protección". "Sabemos que la inseguridad está en todos lados, pero necesitamos una protección. Hay muchas mujeres en el hospital, algunas embarazadas, y a veces queda sólo una enfermera y una médica. Buscamos tranquilidad", dijo a La Capital la directora del efector, Mónica Gustafsson.
En tanto, Carolina Rovetto, jefa de Guardia del efector, narró al diario digital 11noticias que la mujer era una paciente "que habitualmente va al hospital". Y contó que suele haber agresiones verbales, pero que lo del viernes "pasó a mayores, nunca había habido agresión física".
La medida iniciada contó con el apoyo de la Amra, el sindicato que nuclea a los médicos en todo el país, y de la Unión del Personal Civil de la Nación. "Nuestra idea es que haya una guardia policial por las noches, donde en el hospital queda sólo una enfermera y el médico de guardia, y los fines de semana, que también quedan dos personas nada más", indicó la jefa de Guardia, y señaló que los viernes y sábados por la noche el lugar se transformó en un campo de batalla de distintas "barras".
Pese a que ayer a la tarde los carteles seguían advirtiendo que no se hacían curaciones, control de presión, inyeccciones, vacunas y nebulizaciones, la directora aclaró que se trabajó normalmente, aunque advirtió que el reclamo continúa. "Puede ser policía o seguridad privada, eso se decidirá en los niveles que correspondan, pero necesitamos una solución. Estamos muy asustados, y se tiene que dar respuesta a todos los empleados, que la gente vaya a trabajar con tranquilidad".
La profesional dio por sentado que habrá de parte de las autoridades provinciales una respuesta, "como la hubo en otros hospitales donde se vivieron episodios de violencia como el que nos tocó vivir".
Uno de esos centros asistenciales fue el hospital Cullen, donde luego de varias situaciones de violencia se resolvió que hubiera un refuerzo policial. Y en Rosario, fueron reiteradas las agresiones en los hospitales Centenario y Roque Sáenz Peña, donde llegaron a pedir que se cerrara la Guardia.
Authors: La Capital – Región