El rector Ricardo Suárez es optimista de cara al año próximo. Son 9 millones de pesos más para el 2003. Y se enmarca en el aumento otorgado a todas las universidades públicas. Sorpresa. El presupuesto de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) recibirá el año próximo 9 millones extras. Así lo detalló ayer el rector de la UNR, Ricardo Suárez, luego de seguir de cerca la votación del presupuesto en la Cámara de Diputados de la Nación. Fiel a su estilo, aseguró que es «moderadamente optimista» de cara al 2003, ya que al aumento de fondos para la Universidad local se suma la restitución del recorte del 13 por ciento en los salarios del sector. Si bien la ley debe ser refrendada por los senadores, Suárez descartó que la nueva asignación de dinero sufra modificaciones.
El propio Suárez, quien además preside el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) que nuclea a todas los rectores nacionales, siguió paso a paso las negociaciones en Diputados para que las universidades no sufran un recorte en sus ingresos. Y finalmente se logró no sólo frenar el temido ajuste, sino obtener un aumento de aproximadamente 90 millones para las casas de estudio de todo el país.
«Para la UNR el aumento es casi del 10 por ciento, por lo que estimo el funcionamiento será mejor para el año próximo», afirmó el funcionario. De este modo, y si no surgen nuevos obstáculos en la economía, Rosario contará con nueve millones de pesos más.
Pero el contador evitó adelantar cuáles serán las áreas beneficiadas con el incremento presupuestario, ya que dentro del mismo está contemplado un 22 por ciento de inflación que deberá absorber. «Dependemos de la recaudación y no hay ingresos propios, en tanto este es un logro que conseguimos después de mucha pelea que tuvimos que dar», confió. Al mismo tiempo agregó que todo el presupuesto de la UNR deberá ser repensado para ver qué sectores necesitan refuerzos monetarios.
Suárez admitió que su gestión estuvo signada por las crisis. Así tuvo que sortear recortes salariales, de presupuesto y demoras en las partidas asignadas a gastos desde hace más de dos años, entre otros escollos. «Ahora tenemos la promesa de la ministra de la Nación, (Graciela Giannesttasio) y del propio presidente Eduardo Duhalde, de que también pagarán las partidas adeudadas», comentó.
La promesa no es un dato menor ya que la Nación adeuda por estas horas aproximadamente 4.500.000 de pesos del 2002, por lo que si efectivamente se abonan junto con el aumento de los nueve millones la situación económica universitaria rosarina tendrá su propio veranito económico.
En ese marco, Suárez admitió que el diálogo con el actual gobierno es «mucho más fluido», que con el de Fernando de la Rúa. «La verdad que en el 2001 estuvimos a las patadas limpias», reconoció.
Un tema que promete traer alguna polémica es la partida de dinero que asignó Suárez para tickets canastas en reemplazo de la poda del 13 por ciento de los salarios.
Con esa medida, que en su momento fue cuestionada por el gremio docente, la UNR logró paliar la reducción del valor adquisitivo de los haberes de los empleados y trabajadores. «En realidad esa partida, se excedió un poco. Vamos a pensar qué vamos a hacer», dijo Suárez. Y a pesar de que no lo admitió abiertamente, es probable que con la restitución del 13 por ciento a cobrar en febrero desaparezcan los tickets canasta.
Horas aciagas
Para Suárez las horas más aciagas vividas tuvieron picos en el 2000, 2001 y el año que está por terminar. Aunque el rector admitió que hubo en ese tiempo dos puntos de inflexión: cuando el ex ministro de Economía Domingo Cavallo decretó la quita del 13 por ciento de los salarios y los primeros meses de este gobierno luego de la caída de De la Rúa.
«Era imposible pensar en los primeros meses de este año en algo más allá que el día siguiente, la confusión era total y el panorama incierto», recordó. Sin embargo, y más allá de que el rector había alertado sobre probables dificultades para mantener la universidad abierta, este año académico finaliza con buenas nuevas.
A mediados de 2000, y con varios intentos de recortes presupuestarios, hubo una gran cantidad de paros docentes en la UNR. También Suárez y el el resto de las autoridades repudiaron esas políticas al tiempo que denunciaron en más de una oportunidad la imposibilidad de hacer frente a los gastos comunes, léase teléfono, luz y papel, entre otros insumos.
Los conflictos de ese año presagiaban los tumultos de 2001. A poco de iniciadas las clases y a partir del decreto de la reducción del 13 por ciento sobre los salarios y ajuste de las partidas universitarias, el año lectivo sufrió varios días de paro que incluso hicieron peligrar los cursos en los colegios secundarios.
La Universidad no escapó a la debacle del gobierno nacional y el año estuvo signado de marchas y contramarchas, de idas y vueltas, de enfrentamiento entre autoridades, alumnos y gremios, a pesar de que todos se pronunciaron en contra de las medidas gubernamentales.
Paños de agua fría logró el rector cuando dispuso la distribución de los tickets canasta y adelantos salariales, más allá de que el descontento continuó en la comunidad universitaria. «Fuimos sorteando la crisis con mucha dificultad. Ahora somos moderadamente optimistas», insistió el funcionario.