El interventor de Rosario Central, Carlos Araujo habló tras la molestia de Ischia por poner a un psicólogo: «No quisimos meternos en su trabajo de técnico, sólo quisimos ayudar un poco».
«Puede que se haya molestado por sentir que nos metemos en su trabajo, pero lo que buscamos es aportar algo más para ayudar al equipo», conjeturó Arturo Araujo, el interventor de Central que propuso la contratación de asistencia psicológica para el plantel superior, respecto a la reacción de Carlos Ischia. El técnico elevó su reparo al arribo del profesional, pero la semana próxima Jorge Imhoff desembarcará en Arroyito para darle contención anímica a los jugadores. Ofensas y nombramientos al margen, entrenador y psiquiatra parecen tener el mismo destino que los interventores: El 11 de noviembre, tras contarse el último voto, comenzará su proceso de desvinculación de la entidad.
En Central pareciera que todos son víctimas: Los interventores que deben orientar un barco a la deriva, Carlos Ischia que debe responder de máxima con un plantel que no se formó para ser protagonista, y ahora apareció en escena el psicólogo Jorge Imhoff, señalado por los eventuales conductores institucionales como el nuevo impulsor de la recuperación del equipo por medio de sus servicios profesionales. «No va a tener problemas. Lo elegimos para que de un ayuda que nos parece que se necesita», apuntó Araujo, el mentor de la idea, y que por ello se ganó la resistencia de Ischia. Es que el técnico objetó «las formas» con que se puso en práctica el arribo de Imhoff a Arroyito. Aunque desde el próximo lunes el psiquiatra, con antecedentes de trabajo en planteles de rugby, comenzará a confundirse en la vida diaria del conjunto superior, que problematizó su situación en el promedio con una racha de sólo un triunfo en 13 partidos.
En un club con dirigencia, la búsqueda de la solución hubiese empezado en la destitución del entrenador. Pero la intervención carece de roles protagónicos en el orden deportivo. Entonces se extiende la permanencia de Ischia por sobre todas las desdichas estadísticas y se mira como panacea los servicios de un asistente de la psiquis.
La aparición de Imhoff no se producirá en el mejor escenario de trabajo. Pero tampoco es estable la situación de Ischia. Los resultados del equipo espantan a las agrupaciones que se presentarán en las próximas elecciones para hacer una declaración oficial sobre la suerte del entrenador. Si bien las discusiones preelectorales versan sobre temas banales o vacíos de contenido –«necesitamos volver a tener un equipo competitivo», repiten unos y otros sin avergonzarse por la obviedad; o prometen grandes «inversores» como si la entidad tuviera alguna experiencia para rescartar en ese orden–, la omisión sobre la situación del entrenador pone a Ischia en un lugar claro: fuera del club.
El Crece, que llega a los comicios con una estructura política de la que no gozan las otras listas, piensa en un futuro en Pablo «Vitamina» Sánchez como entrenador, aunque antes de esa experiencia habrá que consolidar el promedio del equipo. Te aplaude y saluda jubilosa, agrupación improvisada por el impuso de inversores con antecedentes en el club, tiene claro en quién apostará: por Edgardo Bauza, hombre que conoce al detalle la cocina deportiva auriazul. Mística Canalla, por su parte, aún se ocupa por armar su lista, siendo el último movimiento en nacer de cara a los comicios.
La jueza que entiende en el concurso preventivo no encontró complicidad en el abogado de la Asociación del Fútbol Argentino, Hugo Pazos, para urdir la trama que pudiera concluir con la salida de Ischia. Como nadie quiere echarlo, el ex entrenador de Gimnasia y Esgrima se quedará por algunos partidos más en el banco de suplentes. Pero sus días en Central están tan contados como el de los interventores.