La primera víctima de una guerra de clanes
Con el asesinato de Gao Shen Feng, ocurrido el 19 de julio de 2005, la mafia china puso un pie de manera contundente en Rosario. Desde el arranque de la investigación quedó claro que se trató de un mensaje claramente aleccionador.
Una ejecución a manos de profesionales probablemente llegados desde Buenos Aires, que no pasaron en esta ciudad más tiempo del que les insumió la operación.
El cadáver así lo evidenciaba. Apareció tirado en un descampado ubicado a la vera del acceso Sur, a la altura de calle Lamadrid, cerca de las vías del ferrocarril. Envuelto con dos bolsas de nailon, tenía un disparo en la nuca y otro en la frente. También le habían cortado una oreja. Las manos y los pies estaban atados hacia adelante y había quedado como si fuese en cuclillas, pero reclinado sobre unos pastizales con la cola para arriba.
Prontuario abierto.
La investigación que realizó la policía rosarina determinó que Gao, al que también solían llamar con el apodo occidental de Leo, vivió un tiempo en Capital Federal y que había llegado poco antes de su muerte a Rosario para instalar un supermercado en el barrio Godoy. Según los detectives de Homicidios, Gao tenía un antecedente penal en Buenos Aires por extorsión a un compatriota suyo.
La hipótesis inicial de la pesquisa apuntó a un asunto vinculado a la tríada o mafia china. De acuerdo a lo poco que se pudo establecer en ese momento, Gao, de 28 años, era el encargado de recaudar la cuota que, por supuesta seguridad, pagaban comerciantes de la misma nacionalidad al representante de la tríada en Rosario.
Su destino quedó sellado, según los investigadores, cuando el hombre decidió abrir su propio supermercado con dinero que al parecer no era suyo.
Cuatro sospechosos.
A los pocos días del crimen, la policía detuvo a cuatro connacionales. Li Jian Hui y Guan Wu eran propietarios de un súper en la localidad de Pérez. La Brigada de Homicidios allanó el lugar y los detuvo porque en un vehículo de los comerciantes se hallaron rastros de sangre.
Luego se comprobó que esos rastros no eran humanos, sino de carne vacuna.
Los otros dos fueron Gguo Chen Pin, el hombre asesinado a sangre fría ayer en San Lorenzo, y Gguo Chen Ming. Ambos fueron arrestados el 22 de julio en un comercio de barrio Godoy.
En ese lugar la policía secuestró una pistola 9 milímetros con su numeración limada, una escopeta calibre 12.70 de combate con empuñadura de pistola y gran cantidad de municiones de ambos calibres, entre ellas del 22, idéntico al usado para matar a Gao.
Los cuatro recuperaron la libertad poco después por falta de mérito en el homicidio, la causa judicial quedó estancada y ya no se produjeron novedades. El o los asesinos siguen libres.
Fuente: Diario La Capital de Rosario