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Javier Belda.-
The Cradle publicó el miércoles un informe titulado Los funcionarios de Trump tienen ‘conversaciones secretas con Hamas’. [1]
Palestina es uno de los puntos flacos de Trump, pero es absurdo pensar que las cosas son tan caprichosas en el tablero geopolítico, muy al contrario, este tablero es hoy muy complejo. Para ordenar las noticias en una construcción coherente, más allá de lo anecdótico, primero hay que armar un sistema de pensamiento sistémico.
La administración de Trump podría resultar ser algo positivo, incluso para Oriente Medio, mientras estén abiertas las puertas del diálogo internacional en lugar de las puertas del infierno; las cuales nos mostraron los demócratas estadounidenses ¿Quiénes deben rendir cuentas por el Genocidio durante 15 meses?
El tema no es si Trump, Musk, Kennedy o Gabbard nos caen bien o nos caen mal –y Putin, ¡por supuesto!–, salvo para el egocentrismo personal de quien opine. El tema es ver que las cosas se están moviendo, incluso adentro del sionismo, que lo tiñe todo en todas partes. No lo busquemos lejos, igual está más cerca nuestra de lo que suponemos.
Esta es una época de grandes cambios, de movimiento de placas tectónicas, más allá de los memes al uso. ¿Será el imperio de las circunstancias –que ha ganado la guerra contra la OTAN–, será un salto cuántico de la conciencia…? Formulen sus hipótesis.
La geopolítica es secreta
Cada día el público en general tiene a su alcance decenas de noticias para tomar el pulso del acontecer diario. Además tiene acceso a sus analistas preferidos que las comentan. Con esto podemos tener la ilusión de que la geopolítica es algo transparente si uno le pone interés. Pero en realidad siempre hay una parte que está oculta, lo que no aparece en los medios, o bien hay que rebuscar mucho. Hay que meter esto en la ecuación para tener una visión más amplia.
Por lo tanto, dado que no tenemos todos los elementos, es mejor tener un sistema de pensamiento armado en el cual encajen los acontecimientos. En el IHPS [2] proponemos un sistema de pensamiento basado, en esencia, en los procesos universales.
Veamos cómo funciona.
Todo el universo está en constante evolución, incluida su física y su química. Ilya Prigogine fue pionero a la hora de establecer analogías entre los procesos químicos y la política.
Durante mucho tiempo la interpretación del mundo estuvo determinada y sometida a las leyes de la termodinámica; conjunto de leyes que postuló Ludwig Boltzmann. Estas leyes resultaban fastidiosas para avanzar; Akop Nazaretián dijo que son como una vieja tía molesta que siempre termina teniendo la razón. Pero seamos justos con Boltzmann, cuyo momento vital se sitúa en el siglo XIX. Preocupado por buscar una relación entre el macrocosmos y el microcosmos, era uno de los atomistas incomprendidos de su tiempo. Max Planck dijo que la mecánica cuántica siempre estará en deuda con él por su desarrollo de la termodinámica estadística.
A principios del nuevo siglo XX, las bellas matemáticas que describían el mundo pasaron a ser formulaciones probabilísticas muy complejas. El mundo establecido se sentía incómodo frente a estos fenómenos que no se podían ver y que resultaban imposibles de medir con las viejas fórmulas de Leibniz y las leyes de Newton.
La termodinámica dice que todo proceso tiende siempre a un nivel exponencial de caos y degradación. Si un huevo cae al suelo desde una mesa no puede volver a su estado anterior, de la misma manera que muchas cosas ordenadas tienen al desorden en la historia humana.
Pero nadie tiene nunca la última palabra, ni siquiera la vieja tía. En 1977 Ilya Prigogine recibió el Premio Nobel de Química por su teoría sobre las estructuras disipativas. Estas estructuras funcionaban de manera distinta a los postulados de la termodinámica clásica. Prigogine mostró que en la química de determinadas estructuras ocurre un proceso de creación en el que las posibilidades rompen sus límites y se liberan gracias al azar y al no-equilibrio en interacción.
«Vamos de un mundo de certidumbres a un mundo de probabilidades. Debemos encontrar la vía estrecha entre un determinismo alienante y un Universo que estaría regido por el azar y por lo tanto sería inaccesible para nuestra razón». [3]
Prigogine expresó la transición del pensamiento y la ciencia en los umbrales del siglo XXI con una visión conectada al nuevo humanismo y la megahistoria.
«Estamos redescubriendo el tiempo, pero es un tiempo que, en lugar de enfrentar al hombre con la naturaleza, puede explicar el lugar que el hombre ocupa en un Universo inventivo y creativo».
Tal vez nos vamos de tema, pues nos resulta apasionante. Lo que tratamos de mostrar es que todo está en proceso de cambio acelerado.
Hagamos una analogía sobre el acontecer disruptivo.
Estamos asistiendo a las peleas y disputas de quienes tiempo atrás proclamaban «todos a por Rusia». «La aislaremos económicamente, le robaremos sus activos, cortaremos el comercio, volaremos los gasoductos, enturbiaremos sus relaciones con otros países tratando de seducirles con la UE. Haremos la vida imposible a los rusos fuera de Rusia: robaremos sus yates y propiedades, bloquearemos sus cuentas bancarias, les vetaremos en las olimpiadas. Restringiremos la libertad, prohibiremos sus canales comunicación para que no puedan mostrar su punto de vista. Borraremos de muchos sitios de Internet las informaciones históricas y las sustituiremos por pseudohistoria. Haremos trampa en los acuerdos de paz, mataremos a civiles, desenterraremos de la historia el nazismo al que se puedan acoger jóvenes descerebrados y sin futuro y dispararemos con francotiradores tanto a unos como a otros para sembrar el odio. Convertiremos en enemigo al pueblo hermano ucraniano. Gastaremos ingentes cantidades de dinero en una confrontación cada vez más desproporcionada, hasta llegar a la amenaza nuclear suicida. Meteremos infiltrados en distintos niveles, a través de la corrupción, atentaremos contra bloggers. Sembraremos el terror a gran escala y el terrorismo a pequeña escala con escaramuzas y atentados de violencia extrema. Así, Rusia caerá, la población no resistirá y se producirá la fragmentación interna del país. ¿Qué podría salir mal? Todo el mundo tendrá claro que Rusia, y Putin en particular, representan el mal. ¿Quién podría dudarlo?».
Tampoco aquí se cumplió la termodinámica, Rusia salió fortalecida de todo ello y con un proyecto multipolar y humanista más allá de sí misma. Más bien estamos presenciando la fragmentación del horno (de la trama). Cada día vamos a asistir a diferentes episodios de la ruptura del bloque belicista occidental. La circunstancia actual en EEUU, con otros políticos no alineados a la conquista de Heartland, con otras aspiraciones, es concomitante en este proceso de aceleración del tiempo histórico.
[1] Los funcionarios de Trump tienen ‘conversaciones secretas con Hamas’: informe.
[2] Instituto Humanista de Pronosticación Sistémica.
[3] Arnaud Spire. El pensamiento de Prigogine. La belleza del caos. Ed. Andrés Bello, Barcelona, 2000.
Fuente: Instituto Humanista de Pronosticación Sistémica
Autor: Javier Belda