El reciente libro del renombrado científico del clima Michael E. Mann, The New Climate War:
the fight to take back our planet (La nueva guerra climática: la lucha por recuperar nuestro planeta), advierte con contundencia que los poderosos grupos de interés de la industria de los combustibles fósiles siguen dedicando cientos de millones de dólares al año para influir de forma encubierta en los debates sobre las emisiones de gases de efecto invernadero, la conservación y la acción climática. Sólo han cambiado las estrategias: de las mentiras y el negacionismo más descarados a formas más sutiles de desinformación y engaño. Y todos caemos en la trampa una y otra vez.
El ecocentrista Fred Hageneder ofrece un resumen comentado del importantísimo mensaje de Mann.
Desde finales de la década de 1970, la industria de los combustibles fósiles sabía que las emisiones incontroladas de gases de efecto invernadero calentarían la atmósfera y causarían trastornos masivos en el clima del planeta y en los sistemas de apoyo a la vida. Pero en lugar de hacer públicas las alarmantes conclusiones de sus propios científicos, las grandes compañías petroleras prefirieron ocultarlas por años, sabiendo perfectamente que en el plazo de una vida humana la alteración del clima global provocaría el retroceso de los casquetes polares, la subida del nivel del mar, la desaparición de ecosistemas enteros, la destrucción del hábitat y el ecocidio, el aumento de los problemas de disponibilidad de alimentos y agua dulce en muchas partes del mundo y las inevitables migraciones masivas.*(1)
Fig. 1: Documento informativo interno de Exxon de 1982, extraído de The Guardian*(2)
Los cálculos mostrados en el gráfico predijeron el aumento de la temperatura media global con bastante precisión
Porque también sabían que regular la producción y el consumo mundial de combustibles fósiles pondría en peligro su negocio principal.
Entre 2015 y 2018, una serie de filtraciones, así como un exhaustivo periodismo de investigación, acabaron con la era de la negación de la alteración del clima por parte de las Grandes Petroleras.*(3) Y el movimiento climático de 2019 ayudó a llevar estas revelaciones directamente al público. Esto condujo a una ola de acciones legales sin precedentes que busca responsabilizar a la industria del petróleo y el gas por la destrucción de la naturaleza causada por los combustibles fósiles. Varios estados estadounidenses como Nueva York, Texas, Massachusetts, Minnesota, Delaware y Connecticut, así como muchas ciudades y pueblos, están demandando a las grandes compañías petroleras por fraude, por no advertir a los consumidores sobre un producto peligroso, por prácticas comerciales engañosas y por reclamaciones de publicidad falsa.*(4) Y las asociaciones de accionistas están demandando a las grandes petroleras por utilizar los fondos de los accionistas para campañas de desinformación que promueven la negación del cambio climático.
Se han comenzado a ver los primeros éxitos: en mayo de 2021, un tribunal de La Haya ordenó a Royal Dutch Shell que redujera sus emisiones globales de carbono en un 45% para finales de 2030.*(5) Y en enero de este año, un juez federal estadounidense anuló el arrendamiento de más de 80 millones de hectáreas de reservas de petróleo y gas en el Golfo de México.*(6) Incluso los grandes inversores están empezando a desarrollar una aversión a los combustibles fósiles: se ha iniciado un movimiento de desinversión en los sectores bancario y financiero. Los economistas preveían, mucho antes de que estallara la actual crisis energética, que la burbuja de los combustibles fósiles estallaría en esta década. Y los gobiernos y los políticos de todo el mundo son conscientes de la crisis que se avecina y hablan palabras vacías sobre la acción climática (aunque la mayoría de las veces, siguen sin hacer casi nada, véase más abajo).
Pero Mann también nos advierte de que tenemos que superar algunos obstáculos enormes. Por el momento, los combustibles fósiles siguen fluyendo, la exploración de petróleo y gas no cesa y las subvenciones mundiales han alcanzado niveles sin precedentes*(7). Con la espalda contra la pared, las grandes petroleras están invirtiendo más que nunca en la ilusión por el clima; se calcula que son 500 millones de dólares al año*(8), de ahí que Mann la llame «la campaña de relaciones públicas mejor financiada y organizada de la historia».*(9) Sin embargo, «campaña de relaciones públicas» es más bien un eufemismo; es una guerra de información en toda regla.*(10)
En momentos en que ya es evidente el comienzo del colapso climático, las grandes petroleras ya no pueden salirse con la suya con la mera negación. La «nueva guerra climática» que libra la industria de los combustibles fósiles ha cambiado de marcha. Las nuevas estrategias son:
- Desinformación y engaño
- Distracción y desviación
- Retrasos
- Catastrofismo y desesperanza
Con detalles bien referenciados, el libro de Mann expone los programas encubiertos. Y sugiere varias contramedidas para que no sigamos sometidos a este lavado de cerebro y manipulación. Así que para cualquier cosa que leas sobre la protección del clima y la naturaleza, sobre los combustibles fósiles y el sector energético, sobre el libre mercado frente a la regulación gubernamental, sobre el crecimiento económico frente a la reducción económica (Decrecimiento), sobre los multimillonarios y el globalismo: Presta atención a las estrategias mencionadas anteriormente.
Desinformación y engaño
El poder de la desinformación se explica quizás mejor en un documento interno de los lobbies de los combustibles fósiles, el infame «Memorando Luntz» de 2002: «Si el público llega a creer que las cuestiones científicas están resueltas, sus opiniones sobre el calentamiento global cambiarán en consecuencia». En otras palabras, ¡que no se sepa que existe un consenso científico sobre el calentamiento global provocado por el hombre y sus peligros! Hagan creer al público que la ciencia del clima es controvertida y compleja. El memorándum también sugería restar importancia al calentamiento global como una mera «teoría». Y aconsejaba a sus destinatarios, los grupos de presión de los combustibles fósiles y los políticos republicanos, que utilizaran los términos menos amenazadores posibles, como preferir el inocuo «cambio climático» al «calentamiento global».
De hecho, engañar a la gente comienza con el lenguaje, con la elección de las palabras. Y las implicaciones del memorando de Luntz son duraderas. Por ejemplo, durante dos décadas también hemos perdido el término y, por tanto, la conciencia de los «gases de efecto invernadero» al orientar unilateralmente los debates sobre el clima hacia el dióxido de carbono. Incluso hoy en día, la mayoría de la gente no sabe que el CO2 sólo representa dos tercios de los gases de efecto invernadero. La segunda sustancia preocupante es el metano, que es 86 veces más perjudicial para el clima que la misma cantidad de CO2, y del que la industria de los combustibles fósiles emite enormes cantidades. El metano sólo ha entrado en el debate público con la conferencia sobre el clima realizada en Glasgow (COP26) en noviembre de 2021 (más sobre esto en la parte 4).
La mayoría de los negacionistas del cambio climático de las últimas décadas se han basado en oscurecer la ciencia. Las grandes petroleras siempre encuentran científicos marginales dispuestos a rebatir el consenso de la climatología a cambio de «donaciones» muy generosas. Entonces los titulares gritan: «Los científicos dudan del cambio climático».
Esta estrategia es en realidad antigua, ya que fue utilizada por la industria del tabaco hace más de medio siglo. Los propios científicos de la industria ya habían identificado los peligros del tabaco para la salud en 1950. Pero en lugar de advertir a la gente, las grandes tabacaleras difundieron mensajes contrarios con estudios falsificados y publicidad de gran presupuesto (por lo que nueve empresas tabacaleras fueron finalmente declaradas culpables de fraude a gran escala por un juez federal en 2006). *(11) Un memorando interno de 1969 dice: «La duda es nuestro producto«.
A continuación, en la década de 1960, los fabricantes de pesticidas copiaron el libro de jugadas de la industria del tabaco para disipar la preocupación de que los pesticidas tienen efectos nocivos. Luego vino la industria del azúcar, que fue especialmente despiadada al atacar y denunciar a los científicos que advertían de los efectos nocivos del consumo de azúcar. Ahora son las grandes petroleras las que aplican exactamente el mismo tipo de tácticas: «encubrir», negar el problema, financiar a los científicos que cuestionan la ciencia. El mismo patrón. Y algunos de los mismos abogados representan tanto a las tabacaleras como a las grandes petroleras», dice la fiscal Sharon Eubanks.*(11) Esta alianza impía entre las Grandes Tabacaleras y las Grandes Petroleras también aparece de nuevo en el trío con las Grandes Farmacéuticas (más sobre esto en la Parte 8).
Hoy en día, un gran número de esfuerzos para cambiar la realidad tienen como objetivo el Nuevo Trato Verde (GND, por sus siglas en inglés). En esencia, el GND consiste en combinar dos prioridades muy importantes: pasar de la energía fósil a la renovable y mejorar la justicia social en general. Esto significa no sólo garantizar que los hogares con bajos ingresos no tegnan que cargar con la mayor parte de los costes de la transición energética, sino también eliminar la injusticia social que ha existido durante demasiado tiempo. Si en la crisis energética de 2022 se ve todo lo contrario, esto demuestra hasta qué punto la red de extrema derecha «libertaria» del 0,01% tiene un control sobre las sociedades occidentales (más sobre esto en la parte 6).
La propuesta estadounidense de un Nuevo Trato Verde (febrero de 2019; sí, ¡es anterior al concepto de Building Back Better tras la crisis del COVID-19!) es un marco para modernizar la infraestructura, la industria y los sistemas de transporte con el fin de reducir masivamente la contaminación natural y las emisiones de gases de efecto invernadero en todos los sectores de la economía estadounidense y combinar esto con la seguridad económica y la prosperidad. *(12) En su redacción original, el GND pretende «garantizar a todos los habitantes de Estados Unidos un trabajo con un salario que permita mantener a la familia, un tiempo libre adecuado para la familia y atención de salud, permisos pagados y una jubilación segura». (H.Res. 109; p. 12, H) *(13)
A pesar de estas claras declaraciones, las campañas de desinformación pasan deliberadamente por alto el aspecto social del Nuevo Trato Verde, avivando el temor de la gente a que los precios de la energía suban de forma prohibitiva y a que la acción climática sea sólo una máquina de dinero para «los ricos» a costa de las clases más pobres. La crisis energética post-Covid-19, controlada por las grandes petroleras, parece confirmar esto, y juega poderosamente a favor de la industria de los combustibles fósiles (más sobre esto en la Parte 8).
La cobertura del movimiento de los chalecos amarillos en Francia (gilet jaunes) fue tergiversada con este propósito. El movimiento nació de la frustración generalizada por la injusticia económica en el país, a la que el aumento del impuesto sobre los carburantes no hizo más que añadir el broche de oro. Sin embargo, los medios de comunicación de la derecha pro-petróleo enfatizaron el elemento del combustible y avivaron los temores del público de que los movimientos nacionales por una energía más verde sólo generarían más injusticias para la gente común.*(14) (Más información sobre el secuestro del movimiento popular en la parte 8.)
Otro tipo de campaña de desinformación propaga el mensaje contradictorio de que el elemento social del Nuevo Trato Verde tiene una agenda socialista/comunista oculta para destruir a Estados Unidos y a la sociedad occidental. Al menos esta es la visión que uno esperaría de los donantes de la derecha ultraconservadora que patrocinan estas campañas. Y se ha vuelto a abusar de movimientos como el de los chalecos amarillos para enviar el mensaje a los políticos: «¿Véis lo peligrosa que es la acción climática? ¡No vayáis por ahí! ¡La turba izquierdista se levantará y ustedes se hundirán en las encuestas! » El presidente Trump también pregonó este argumento espurio.*(15)
Una tercera cuña para alejar a los votantes del Nuevo Trato Verde es el mito de la «pobreza energética». Aquí, los industriales derraman repentinamente lágrimas de cocodrilo por las naciones más pobres del sur global que supuestamente necesitan la continuación de la era de los combustibles fósiles para mantenerse a flote. El último defensor del «mito de la pobreza energética» es Bill Gates.*(16) La narrativa de la «pobreza energética» tiene el gran potencial de permitir al frente fósil afirmar que la desinversión en combustibles fósiles es racista e ignorante de los problemas de los países pobres. – El grado de destrucción y colonialismo de la industria petrolera es una cuestión totalmente diferente (más sobre esto en la Parte 4).
Al fin y al cabo, es precisamente el Sur global el que más está sufriendo los efectos de los trastornos climáticos. Hasta el Banco Mundial advierte que «el cambio climático sin control empujará a 132 millones de personas a la pobreza en los próximos 10 años».*(17) En cuanto al norte rico: sí, la transición energética costaría mucho dinero, pero mucho menos que hacer frente al caos climático que se está produciendo. Y la transición energética puede pagarse fácilmente con los 5,9 billones de dólares en subvenciones directas e indirectas (en 2020) que recibe anualmente la industria de los combustibles fósiles.*(7)
En los años que vivimos hoy (post-Covid-19 y pre-COP26), quizá el engaño más peligroso sea el de las «Cero emisiones netas para 2050«. Todos los pecadores del clima -las grandes petroleras y los gobiernos obedientes- lo han adoptado rápidamente como su nuevo eslogan, pero ni el «cero emisiones netas» ni el «para 2050» son realistas. No nos podemos permitor el lujo de tres décadas (para 2050). Y la cacareada tecnología de secuestro de carbono en la que se basa inevitablemente el «netas» de las «cero emisiones netas» no existe. Este término sólo favorece a la industria de los combustibles fósiles porque fomenta un mayor retraso de la acción climática real. Es necesario cambiarlo por «Cero emisiones para 2035» (más información sobre esto en la Parte 3).
Siga leyendo en la segunda parte sobre las maniobras de distracción y otras estrategias de manipulación. En esta parte se examinan las demás estrategias de choque utilizadas para debilitar las medidas de conservación ambiental: La distracción y la deformación, el retraso, el desvío y la desesperanza.
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La lucha por recuperar nuestro planeta
La segunda parte de este artículo cubre las otras desconcertantes estrategias que se emplean para debilitar las medidas de protección del medio ambiente: Distracción y deformación, retraso, catastrofismo y desesperanza.
Parte 3: Una advertencia urgente sobre las «Cero emisiones netas para 2050»
Parte 4: Petróleo sucio: ¡no se trata solo del carbono!
Parte 5: Los gigantes fósiles, el libre comercio y la guerra
Parte 6: Cómo la red de extrema derecha gobierna el debate en torno al clima (entre otras cosas)
Parte 7: El impactante alcance de la red de influencia de la extrema derecha
Parte 8: Crisis climática, coronavirus y teorías conspirativas
Parte 9: Cómo las teorías conspirativas solo sirven a un amo
Parte 10: El «Gran Reinicio» y el totalitarismo frente a la verdadera revolución verde
Fuentes (en inglés)
Fuente principal:
- Ver también: https://www.europarl.europa.eu/cmsdata/162144/Presentation%20Geoffrey%20Supran.pdf
- https://www.theguardian.com/environment/2022/jan/18/exxon-texas-courts-critics-climate-crimes
- https://www.pulitzer.org/finalists/insideclimate-news
- Ver también: https://www.law.nyu.edu/centers/state-impact/issues/climate-action/suits-against-oil-companies https://insideclimatenews.org/news/04042018/climate-change-fossil-fuel-company-lawsuits-timeline-exxon-children-california-cities-attorney-general
- https://www.theguardian.com/business/2021/may/26/court-orders-royal-dutch-shell-to-cut-carbon-emissions-by-45-by-2030
- https://www.nytimes.com/2022/01/27/climate/federal-court-drilling-gulf.html
- Ver también: https://e360.yale.edu/digest/fossil-fuels-received-5-9-trillion-in-subsidies-in-2020-report-finds
- https://influencemap.org/report/Climate-Lobbying-by-the-Fossil-Fuel-Sector
- https://www.theguardian.com/environment/2021/feb/27/climatologist-michael-e-mann-doomism-climate-crisis-interview
- https://www.zeit.de/2017/51/fake-news-klimawandel-energiekonzerne-desinformationskampagne
- https://www.theguardian.com/environment/2021/jun/30/climate-crimes-oil-and-gas-environment
- https://www.washingtonpost.com/politics/2019/02/11/whats-actually-green-new-deal-democrats/
- https://s3.documentcloud.org/documents/5729033/Green-New-Deal-FINAL.pdf#page=8
- https://www.theguardian.com/environment/2021/nov/11/inactivists-tangling-up-the-climate-crisis-in-culture-wars-manston-airport-kent
- https://www.businessinsider.com/trump-mocks-emmanuel-macron-over-paris-yellow-vest-riots-2018-12?r=US&IR=T
- https://www.gatesnotes.com/energy/two-videos-illuminate-energy-poverty-bjorn-lomborg
- https://www.worldbank.org/en/topic/climatechange/overview#1
(Parte 2 en Este Link)
Fred Hageneder es autor del libro “Healthy Planet – Global Meltdown or Global Healing” (Planeta sano: colapso global o sanación global)
Traducido del inglés por David Meléndez Tormen
Fred Hageneder