VIDEO: Con la inauguración de la Sala de Meditación del Parque de Estudio y Reflexión Paravachasca, en Córdoba, ya son 11 las salas de la espiritualidad siloísta en el mundo…
Fernando Adrián Schüle para el programa "En Obras", por Canal 10 de Córdoba
PRESSENZA.COM · Córdoba · por Mariano Tarditti
Con la inauguración de la Sala de Meditación del Parque de Estudio y Reflexión Paravachasca, en Córdoba, ya son 11 las salas de la espiritualidad siloísta en el mundo, emplazadas en distintos continentes, albergando a la diversidad humana en su más asombrosa expresión.
El pasado sábado 19 de Abril, en el límite entre la localidad de José de la Quintana y San Isidro, a pocos kilómetros de Anisacate, de Alta Gracia y de la capital cordobesa, se dio por inaugurado este nuevo espacio. Pressenza fue parte de la jornada. En la presentación del encuentro habló Javier Tolcachier, integrante del Centro Mundial de Estudios Humanistas y parte del equipo impulsor del Parque Paravachasca. Sus palabras son compartidas aquí para todos nuestros lectores.
Javier Tolcachier a cargo del mensaje inaugural. Foto Gabriel Gómez Fiori
Queridas amigas, queridos amigos,
Quisiera compartir con Uds. una breve reflexión sobre el significado de esta Sala que hoy inauguramos, que hoy consagramos a los mejores propósitos.
La forma exterior de esta construcción alude a lejanos templos que nos remiten, en una larga continuidad histórica, a aquella necesidad que ya desde muy temprano sintió el humano por develar verdades que lo ayudaran a saltar por sobre el absurdo de un final preanunciado. Intuiciones que señalaran el camino para que florecieran aquellas semillas de inmortalidad que sentía dentro.
Mariano Tarditti
Senderos de elevación interior, que como la delgada línea que parte de su cúpula, nos conecten con los infinitos mundos y mucho más allá.
Y así como el héroe de esta edad vuela hoy hacia las estrellas, hacia regiones antes ignoradas, va impulsado, sin saberlo, hacia el interno y luminoso centro.
Así, nuestra Sala, nos invita a traspasar su umbral hacia esa luminosidad.
Cuatro entradas se abren ante nosotros. Éstas nos recuerdan aquellas vías por las cuales la Humanidad intentó ya desde antiguo y a través de variados procedimientos, conectar con lo Profundo. Algunos trabajaron con la Energía, otros cultivaron las Formas, laboraron la Materia o contemplaron la Mente, todos ellos unidos por el intenso deseo de rebelarse ante aparentes sentencias naturales y explorar experiencias inspiradoras.
Mariano Tarditti
Y claro que el recinto principal, el interior, está concebido para posibilitar estas experiencias de inspiración.
Por esto, la significación de la Sala está dada por aquello que no tiene. O, dicho de otra manera, por lo que imperceptiblemente contiene.
Al entrar en ella, notamos que no hay imágenes, ni íconos. Es como una pantalla vacía que invita a que cada uno traduzca y proyecte en ella los mejores sentimientos, las más sentidas aspiraciones, los más elevados propósitos, las más bondadosas acciones. Esta falta de estímulo externo permite a todo ser humano, cualesquiera sea su condición, edad o procedencia cultural, conectar libremente con su interioridad, sin la imposición externa de símbolos o signos. Esto abre las puertas para que cada quien consulte en lo profundo de su ser a sus queridos sabios, sus lejanos místicos, sus mayores poetas o a sus lejanos y más profundos guías. De este modo, la diversidad puede encontrarse en ella, en situación de relacionarse desde su humanidad esencial.
Haciendo referencia a esa dirección de convergencia, el Maestro Silo nos proponía: “Si tú profundizas en ti y yo en mí, allí nos encontraremos”.
Por otra parte, el espacio semiesférico interior, también exento de objetos, contiene un enorme vacío, apto para conectar con uno mismo. En este punto asoma una reflexión: en este mundo lleno de objetos, de brillantes colores y originales formas, en este mundo bullicioso y acelerado, ¿qué podría ofrecer de interesante una forma vacía y silenciosa? ¿Qué promesa de éxito, qué resultados externos, qué tipo de eficacia puede darnos un lugar así? Seguramente ninguna. Y justamente, en ese énfasis del vacío, en ese recogimiento que no distrae con sentidos provisorios, en ese suave detenimiento de la carrera en busca de pasajeros entretenimientos e inertes cosas, reside su potencia.
Ese intencional vacío es la antesala de un mundo que vive en nuestro interior, de aquello que realmente está vivo en nosotros y en todo. Es la invitación a descubrir señales en lo profundo de nuestro ser, que nos ayuden a afirmar nuestro anhelo de trascendencia, de sentido en la vida, de inmortalidad.
En ese reposo, en esa quietud desprovista de fanfarrias o estridencias, podremos preguntarnos en calma ¿quién soy? ¿hacia dónde voy?
En ese acceso a regiones profundas de la mente humana, cuando nos situamos con una cálida predisposición, con una actitud amable y paciente, cuando logramos esa vibración poética y emocional que nos conecta con todo lo existente, allí se abren paso las mejores respuestas.
Y entonces descubrimos que no hay sólo vacío en estas salas. De repente nos damos cuenta que en estas Salas hay otros seres humanos, necesitados de dar un sentido a la propia vida que no se agote en la derrota final de la simple supervivencia, que salte el cerco de la individualidad, abriéndose a la fraternidad de una esencia compartida.
En estas Salas, en estos Parques, recuperamos la alegría y el amor verdadero, aquel que no amenaza con castigos de ultratumba, que reniega de la culpa y del sacrificio, que no opone lo terreno a lo eterno, que ama al cuerpo, a la naturaleza, a la humanidad y al espíritu.
En estas Salas, en estos Parques, aprendemos a superar el dolor y el sufrimiento en nosotros mismos, en nuestros próximos y en la sociedad humana. Aprendemos a superar la violencia que hay en nosotros y fuera de nosotros. Queremos lograr una reconciliación profunda con nosotros mismos y con aquellos que nos han herido.
Desde estas Salas, desde estos Parques, aspiramos a vivir una vida de unidad interna, de coherencia entre aquello que pensamos, sentimos y hacemos.
Nos proponemos dar cumplimiento a aquel gran principio que nos dice: “Si tratas a los demás como quieres que te traten, te liberas”.
Y a este gran intento de liberación convocamos a todos, preparando el tiempo del nuevo ser humano que vendrá.
Gracias a todos por ser partícipes de ello.
Mariano Tarditti