El cuerpo mutilado estaba bajo una loza en una precaria construcción del barrio La Florida.
El cuerpo mutilado estaba bajo una loza en una precaria construcción del barrio La Florida.
Sería Rocío Daiana Gómez, que no aparece desde febrero. La policía busca a un hombre. El cadáver mutilado de una mujer, enterrado a unos tres metros de profundidad y tapado con una loza fue hallado el mediodía de ayer por efectivos de la Agrupación Unidades Especiales de la Unidad Regional XVII de San Lorenzo en una construcción abandonada de la zona norte de Rosario que alguna vez funcionó como bar. Si bien los restos fueron trasladados al Instituto Médico Legal para su autopsia e identificación, todos los indicios llevan a los pesquisas a pensar que se trata de Rocío Daiana Gómez, la chica de 17 años oriunda del barrio Norte de San Lorenzo cuya desaparición y la de su pequeño hijo de un año fueron denunciadas el mes de febrero. Por el macabro hecho ahora los policías buscan a Juan José L., un hombre de 40 años, inquilino de la propiedad y protagonista de una oscura historia de la cual Daiana habría sido víctima.
De acuerdo a los primeros peritajes realizados por los forenses, el cadáver había sido cortado en varias partes antes de ser envuelto en una frazada y sepultado. Sobre la tumba clandestina, hecha en una de las habitaciones de la precaria construcción abandonada que se levanta en Martín Fierro al 600 y que hace unos años funcionó como bar, el homicida echó una capa de cal y apoyo una loza con un caño respirador simulando ser un pozo negro como los que suele haber en la gran cantidad de viviendas que aún no tienen cloacas.
"Nunca hubo problemas con nadie en ese lugar porque está deshabitado, pero hay mucho movimiento de gente extraña que entra y sale" dijo una vecina que vive a pocas casas del lugar y que, como otros habitantes del barrio, tiran allí algunas sobras para alimentar a una perra bóxer blanca que es la única ocupante del predio.
Más de tres horas de intensa labor les demandó a los policías y bomberos de San Lorenzo llegar al lugar donde estaba sepultado el cuerpo. Cuando se retiraron de allí, ante la mirada sorprendida de los vecinos, no sólo se llevaron los restos humanos sino también una motosierra con manchas de sangre, balas de distintos calibres, una orden médica a nombre del hijo del hombre sospechado de cometer el aberrante hecho y una factura de compras a nombre del propio imputado.
El último día. Hasta el 26 de febrero pasado Rocío Daiana Gómez vivía en el barrio norte de San Lorenzo, en una casa muy humilde junto a la de su madre. Hacía unos meses había comenzado a trabajar en un almacén de Valle Hermoso al 1200, en el barrio La Cerámica de Rosario, propiedad de Juan José L., un hombre al cual su familia concoía desde hacía bastante tiempo. A veces, por comodidad, la chica no volvía a su casa y pernoctaba en el comercio. Eso ocurrió aquel día.
La familia de Rocío tiene una situación económica apremiante y cuando el 27 de febrero la joven llamó a su mamá, Nora Gómez, para decirle que había llegado a un acuerdo con Juan José L. para venderle una de las dos motos que tenían, la mujer no lo dudó y junto a su pareja se subieron a los rodados y fueron hasta la vivienda del ahora acusado para hacer el negocio y así poder paliar sus necesidades.
Sin embargo, según denunció Nora días después, al llegar a la casa fueron engañados por Hernán L., hermano de Juan José, que los hizo entrar a la propiedad a los golpes y bajo amenazas con un arma de fuego. En el lugar, dijo la mujer, su hija estaba atada a una silla con su hijito y había varios hombres tomando cerveza. En esas circunstancias, de acuerdo a la presentación hecha por Nora, tanto ella como su hija fueron abusadas sexualmente, las obligaron a firmar boletos de compra venta en blanco para apoderarse de las motos y la dejaron ir junto a su pareja bajo la amenaza de que si hacían la denuncia nunca más vería a la chica y a su nieto.
Fue tal el temor que le causó esa situación a la familia de Rocío que decidieron abandonar la provincia y asentarse en la ciudad de Buenos Aires, donde realizaron una denuncia por trata de personas en el juzgado Federal Nº 42. Asimismo, desde allí se libraron actuaciones al juzgado de Instrucción 14 de Rosario por los hechos de robo calificado, abuso agravado y privación ilegítima de la libertad.
Sin rastros. Desde aquel oscuro 27 de febrero, la familia de Rocío no volvió a tener novedades de la joven y su hijo hasta que los primeros días de mayo un testimonio indicó que habían visto en la calle a Juan José L. y a su hermano Hernán. Este último fue demorado por la policía rosarina y al ser consultado sobre el paradero de la joven argumentó que se había ido de la casa de calle Valle Hermoso y que nada sabían de ella, por lo que recuperó su libertad.
Pero, quizás por casualidad, un día después el pequeño hijo de Rocío, Kevin Alejandro, apreció abandonado en un descampado de la ciudad bonaerense de San Nicolás. Tenía su documento y un certificado médico emitido por el centro asistencial del barrio Norte de San Lorenzo donde vivía con su madre.
Llamado anónimo. El jueves por la tarde en la Jefatura de San Lorenzo se recibió un llamado telefónico anónimo en el que decían que a Rocío la habían matado y enterrado en un bar abandonado que está sobre calle Martín Fierro al 600, en La Florida. Ante eso, la jueza María Laura Savatier decidió que la policía sanlorencina se encargue de comprobar el dato.
Así las cosas, el viernes a la noche hubo una custodia discreta en el lugar para detectar movimientos sospechosos y ayer, antes del mediodía, se puso manos a la obra en la búsqueda. Cuando los pesquisas detectaron la loza con el conducto a modo de respirador, introdujeron una vara que, al ser retirada, extrajo tierra húmedo. Entonces llegó la orden de empezar a excavar. Había dos posibilidades: o era un pozo negro o allí estaba el cadáver. "Quiero desatacar la celeridad y el compromiso con que actuó la policía de San Lorenzo" sostuvo la jueza, presente en el lugar.
La propiedad donde se hizo el hallazgo fue hasta hace algunos años un bar que cerró sus puertas tras ser clausurado por la Municipalidad debido a sus precarias condiciones. Según fuentes extraoficiales su dueña sería una agente policial de la Unidad Regional II que se "lo alquiló de palabra" a Juan José L. y su hermano Hernán. "No existe un contrato ya que los hombres se comprometieron a realizar reformas y mejoras para transformarlo nuevamente en un bar y allí sí establecer un contrato formal de alquiler", dijeron los investigadores.
Sin embargo, hasta ayer ni un sólo peso se había invertido en la construcción más allá de la cal y la loza utilizada para tapar los restos mutilados que serían de Rocío Daiana Gómez.
Trata de personas
La Secretaría de Derechos Humanos de la provincia se interesó en el paradero de Rocío Daiana Gómez, la chica de 17 años desaparecida en febrero pasado tras encontrarse con el sospechoso en su vivienda de Rosario. Tras la difusión de la foto de la joven, no fueron pocos los llamados anónimos que llegaron a la repartición denunciando su presencia en varios prostíbulos de la ciudad de San Lorenzo. Sin embargo, tras varios operativos realizados en lugares nocturnos, nunca se pudo dar con ella.
Fuente: La Capital