Correo de Lectores: «Nuestro flamante intendente electo, se alzó con una importante cantidad de votos… Durante el domingo de elecciones pregunté a quien habían votado para intendente y cual era el motivo de dicho voto».
Correo de lectores:
Los resultados proporcionados por las últimas elecciones, a nivel local, me incentivaron a hacer un simple análisis desde mi humilde lugar de ciudadano y dentro de las limitaciones que me proveen mi edad y experiencia.
por Gastón Braun, DNI: 33301300
Nuestro flamante intendente electo, se alzo con una importante cantidad de votos superando ampliamente a la candidata del oficialismo que iba por la reelección.
Durante el día domingo de las elecciones comencé a preguntar a gente de mi entorno cotidiano a quien habían votado para intendente y cual era el motivo de dicho voto. Los resultados de mi boca de urna personal me marcaban una tendencia que me llamó la atención, pero no con respecto a la primera pregunta sino a la segunda; al momento de preguntarles porque habían votado a tal, la masiva respuesta fue “lo vote a (…) para que no gane (…)” o también escuché “es que ya tenia decidido a (…) para gobernador y no tenia ganas de cortar boleta”; y otra frase fue (y esta es la mas llamativa) “no se, hice ta-te-ti”. Al escuchar esa respuesta más de uno dejaría escapar una risa como lo hice yo en el momento; pero al detenerse un poco a pensar me di cuenta la gravedad de la situación y me puse a pensar cuantos más me contestarían con algunas de las tres respuestas anteriores si la mini-encuesta se extendía a todos los electores.
Toda esta situación me hace repensar mi idea de democracia y también me marca varias pautas, como por ejemplo que la mayoría de los ciudadanos ya no votan a un candidato porque se sientan representados con sus proyectos, plataformas o ideologías sino que el voto se convierte un elemento de castigo al “otro”, o lo que es peor aun lo toman como un juego sin importancia ni consecuencias.
¿Hasta que punto ha tocado fondo la credibilidad política?
¿Hasta que escalafón de poca importancia ha sido relegada la política por una gran parte de la sociedad?
Estas son preguntas que surgen en mi cabeza o mejor dicho en mí conciencia y que ponen al desnudo las falencias de un sistema democrático cada vez más debilitado por la corrupción, la ineficacia y la inoperancia de los gobernantes; factores que empujan a la credibilidad política a cavarse su propia fosa.
Como conclusión final diría que este sistema democrático esta en estado critico y que necesita asistencia urgente, ¿tendrá alguien el remedio necesario o seguirá empeorando?