Vecinos del barrio Santa Rita, ubicado en la zona norte de la ciudad, afirman que el accionar de una fábrica de tableros de electricidad provocó diversos daños en sus viviendas.
Las familias, que habitan en las calles Dante Alighieri y Río Negro a la altura del 2700, cuentan con documentación que prueba los reclamos efectuados durante años ante distintos organismos del Estado sin recibir respuesta: «Fuimos a todos lados, llamamos a la Municipalidad para que vengan a comprobar el ruido que produce esta planta y cómo tenemos que vivir, pero siempre tienen una excusa para no venir, o cuando llega algún inspector, está todo apagado, como si les avisaran», sostuvo Andrea, una vecina que no duda en mostrar el estado de su vivienda, ubicada sobre calle Río Negro.
Evasivas.
Según señalan los damnificados, recientemente la empresa incorporó nuevas máquinas plegadoras de chapas que serían las causantes de las molestias: «Creo que se han burlado de nosotros. No hemos recibido más que evasivas para solucionar este tema que no nos deja vivir en paz», remarcó Jorge, otro vecino, y aseguró: «Hay un expediente en la Secretaría de Medio Ambiente provincial y también un reclamo en la Defensoría del Pueblo; nos hemos cansado de ir a la Municipalidad y nada».
Los vecinos dicen que sufren rajaduras de paredes, ruidos molestos y vibraciones en las casas, por lo que solicitan el traslado de la planta al área industrial ubicada sobre la ruta 34 S. Sin embargo, lejos de esto, observaron cómo el año pasado la empresa amplió sus instalaciones.
Dos años
. Sobre el tema pudo saberse también que existen dos pedidos de informes presentados por el concejal Víctor Bocco en los años 2005 y 2006, aprobados por el cuerpo pero que nunca fueron contestados por la Intendencia de entonces. En ellos, el Concejo preguntó «qué acciones se llevan a cabo para resolver los ruidos y vibraciones que afectan los domicilios de los vecinos, producidos por las plegadoras que allí funcionan».
Surtidor.
El episodio más trascendente es el que, según Ana María Solé, ocurrió en su domicilio el 21 de febrero cuando a poco de levantar a una de sus nietas de dos años para desayunar cayó un trozo de mampostería en la cama donde dormía: «Ese día las paredes y el piso se sacudían y vibraban por la maquinaria utilizada por la fábrica y, justo cuando salíamos del cuarto, se desprendió parte de la pared y rompió la mesa de luz y el teléfono y el revoque cayó sobre la cama».
Otro aspecto no resuelto que integró el pedido de informes, es la existencia de un surtidor de combustibles ubicado en la vía pública. El Concejo solicitó saber quién habilitó el surtidor, ubicado en la vereda y disimulado tras una puerta sin la correspondiente advertencia de peligro y con el que se abastece a camiones y vehículos de los titulares de la firma».
fuente: La Capital