La tachadura por supuestas vinculaciones con el narcotráfico a Pullaro no provino del PJ –que arrancó prolijo su interna-, sino de su propio espacio.
Presuntas campañas sucias, pedidos de cambio de domicilio y formación. Unidos, pero por el antiperonismo.
Los primeros pasos de la campaña proselitista de las Paso santafesinas no parecieran orientarse hacia el debate de ideas y proyectos en el frente opositor, formalmente denominado “Unidos para Cambiar Santa Fe”, en el que una de las precandidatas acusó a uno de sus contrincantes internos de tener relaciones con el narcotráfico, de ser “oscuro” y pertenecer a “la parte rancia y podrida de la política” que ella viene a extirpar.
Las sospechas sobre las conductas del diputado provincial Maximiliano Pullaro cuando fue ministro de Seguridad de Miguel Lifschitz son de público conocimiento; lo novedoso es que quien ponga un rutilante acento sobre ellas sea una postulante del propio espacio, la senadora nacional Carolina Losada, aunque ya lo había hecho antes –sin mencionarlo- la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, que en Santa Fe decidió ir por fuera de la principal alianza opositora y presentar candidatos propios para preservarse de eventuales tachaduras de vínculos con la narcocriminalidad.
La respuesta de los ofendidos apuntó a lo que –creen- son dos puntos débiles de la ofensora: le recordaron su no residencia en la provincia por la que se postula para ser gobernadora y le aconsejaron que emplee su energía “para formarse”. Lo que se dice, una fractura expuesta.
La iracundia del frente Unidos para desplazar a cualquier precio al peronismo contrasta, al menos por ahora, con los inicios de las campaña de la coalición “Juntos avanzamos”, nombre que el PJ le dio a su armado electoral junto a otra decena de partidos políticos.
Algunos de los precandidatos peronistas hicieron públicas sus críticas al gobierno de Omar Perotti –incluso antes de ser formalmente postulantes-, pero sin ataques de tipo personal, sino en el marco del debate sobre los matices políticos propios de una coalición.
En definitiva, una elección primaria se trata de que cada jugador busque distinguirse de sus competidores internos dentro de un mismo “proyecto”. Acusar a un contendiente de narco supone un corrimiento del eje de lo político a lo penal.
“Hay audios”
Losada sorprendió el último lunes con sus explosivas declaraciones en un programa del principal canal de TV por cable del grupo Clarín, en el que tildó de “oscuro” a Pullaro, dijo que “fracasó” en su lucha contra el narco y deslizó que es quien financia una campaña sucia que la tiene como objeto.
“Yo no soy la candidata del narcotráfico. Por eso se están financiando campañas sucias en mi contra. Son personas oscuras, que siempre fueron oscuras, y que les molesta que yo venga a poner la luz sobre ellos”, dijo la senadora, para puntualizar que “hay audios que los comprometen, donde aparecen acomodando a policías que luego terminaron presos por narcotráfico”.
Apurada o mal informada, Losada mezcló en su estocada de estiércol contra Pullaro a un policía imputado por defraudación al Estado con otro sí, efectivamente, condenado por narcotráfico.
Foto: Télam
Como saben los lectores de El Eslabón –y también de muchos otros medios de la provincia- la referencia es a las escuchas telefónicas realizadas en una causa que investigaba presuntas irregularidades con las horas Ospe (servicios adicionales que prestan los miembros de la fuerza de seguridad) y que involucraba, entre otros, al entonces jefe de la Unidad Regional V con asiento en Rafaela, Adrián Rodríguez, que en noviembre de 2017 fue imputado por defraudación.
De las escuchas se desprendía, según el fiscal del caso, Roberto Apullán, un posible caso de cohecho, atento a que un diálogo que había mantenido con el entonces ministro Pullaro sugería un presunto “acomodo” en un concurso para ascenso policial. Ese delito fue desestimado en 2019 por el Ministerio Público de la Acusación (MPA), no sin que subsistieran las sospechas.
El fiscal Regional de Santa Fe, el radical Carlos Arietti, le sacó la causa al fiscal Apullán, quien también investigaba presuntas irregularidades en el municipio de Santa Fe, entonces a cargo del ahora primer candidato a diputado de Pullaro, José Corral. Ese tiro a tres bandas de Arietti le quitó a Apullán, además, la causa por horas Ospe y supuso su destierro a la Siberia del MPA.
De todos modos, el conocimiento de las escuchas puso en evidencia lo que se sabía subrepticiamente: la injerencia del radicalismo y de Pullaro en la construcción del MPA. Entonces se publicó el siguiente diálogo entre el ahora precandidato a gobernador y el fiscal General, Jorge Baclini, que no es justamente la mejor muestra de transparencia, división de poderes y republicanismo.
—Pullaro: ¿Qué haces Jorge? Che, ahí me informan que detuvieron a Adrián Rodríguez, el Jefe de la 5ta.
—Baclini: ¿Adrián Rodríguez?
—Pullaro: El jefe de la 5ta, un tipo que fue jefe de La Capital.
—Baclini: Ah, en Capital. No, no sabía nada.
—Pullaro: Che, bueno, no. Qué se yo, ¿eh?
—Baclini: Ahora voy a preguntar. ¿Quién lo detuvo, Apullán?
—Pullaro: Apullán, tengo entendido que es por las Ospe.
—Baclini: Y sí, Arietti yo estuve hablando el otro día y me dijo que tenía, pero que no sabía que lo iban a detener.
—Pullaro: A mí me dijo que tenía, pero que lo iban a detener después de las elecciones a todos. No sé por qué han apurado.
—Baclini: Sí. Dejame que lo llamo y te averiguo, te averiguo bien. Averiguo bien y te digo.
La conversación no sólo revela cierta subordinación del jefe de los fiscales al ministro de Seguridad, quien promete “averiguar bien” e informarle a Pullaro, sino la de Arietti con el ministro, quien le avisó que iba a detener al comisario Rodríguez pero “después de las elecciones” de medio término, de 2017.
El policía que era la mano derecha de Pullaro en la cartera de Seguridad y que fue condenado a 10 años de prisión como partícipe necesario del delito de narcotráfico es Alejandro Druetta, ex jefe de Inteligencia Zona Sur de la Dirección de Prevención y Control de Adicciones, la ex Drogas Peligrosas.
En ese caso no se trató de escuchas, sino de audios de conversaciones que el propio Druetta grababa y almacenaba en su computadora personal, que fue secuestrada y peritada. Pullaro le brindaba apoyo político y le ofrecía pagarle un abogado al jefe policial que cayó en desgracia.
Campaña sucia
Lo que motivó a Losada a acusar feamente a uno de sus contrincantes internos, la otra es la socialista Mónica Fein, es el convencimiento en su equipo de campaña de que Pullaro financia una “campaña publicitaria negativa” de la figura de la senadora.
Tanto en redes como en “sitios web falsos”, dijeron en su entorno, y estimaron una inversión de “10 millones de pesos” con ese desleal objetivo.
“Yo estoy segura que no soy la candidata del narcotráfico. No sé quién es el candidato del narcotráfico para poder seguir trabajando en Rosario y en Santa Fe”, dijo Losada, para agregar que “sé que se está poniendo mucha plata para tratar de desprestigiarme a mí, porque quieren seguir con su negocio”.
“Venimos a sacar la parte rancia y podrida de la política. Por más que algunos se laven la cara, siguen teniendo olor a podrido”, afirmó la senadora nacional.
Avanzó en precisiones al señalar que “hay un candidato que fue ministro de Seguridad que tiene mucho para explicar”, y luego mencionó: “Hoy vemos cómo Maximiliano Pullaro se lava la cara y les dice a los santafesinos lo que hay que hacer. ¿Por qué no lo hizo cuando fue ministro de Seguridad?”
En el equipo de campaña de Pullaro asignan los dichos de Losada a un supuesto segundo lugar en las encuestas con miras a las Paso del 16 de julio.
Si en una primera instancia el precandidato decidió no salir a responderle públicamente, luego de que se conociera el apoyo de la postulante a la Presidencia de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, a la fórmula Losada-Federico Angelini, Pullaro aprovechó la volada y en declaraciones al diario La Capital señaló: “Que Losada le pregunte a Patricia Bullrich qué piensa sobre lo que dijo, porque claramente no opina como ella y lo manifestó públicamente en reiteradas oportunidades”, cuando se refirió en términos elogiosos sobre la gestión del radical en Seguridad. Legitimar a Bullrich como voz autorizada sobre esos asuntos, es otra cosa.
Antes de esos escuetos dichos de Pullaro, quien se puso el traje de candidato e interpretó que “la gente no nos está pidiendo que mostremos nuestras diferencias sino que trabajemos juntos para derrotar al kirchnerismo en la provincia y en el orden nacional”, el diputado nacional de Evolución, Emiliano Yacobitti, del sector de la UCR en el que milita el santafesino y que es conducido por el senador Martín Lousteau, acentuó las flaquezas de Losada.
“Qué lástima que, ante la baja en las encuestas, Losada mienta y agreda a Maxi Pullaro y Lousteau, inventando sospechas sobre temas terribles”, sostuvo el legislador en su cuenta de Twitter.
Luego de apenarse por esas prácticas, pasó a ejecutarlas, mostrando que la contradicción es inherente al ser humano.
“Maxi vive en Santa Fe”, dijo Yacobitti, en una aclaración que sólo es útil en contraposición con el domicilio de Losada, en Nordelta, aunque vale aclarar que la senadora ya adelantó que si es electa gobernadora va a residir en la provincia cuyos asuntos públicos deberá gestionar.
“Conoce los problemas de la provincia, metió presos a los líderes de las principales bandas narcos, fue el único que mejoró los índices de combate al narcotráfico y toda la provincia le reconoce su honestidad”, agregó Yacobitti, quien apuntó a la inexperiencia de Losada: “Ojalá recapacite y abandone la violencia verbal, sobre todo frente a miembros del mismo espacio; que toda su energía la use para formarse (…)”.
Sería materia para otro artículo el pedido de que abandone la violencia verbal “sobre todo frente a miembros del mismo espacio”.
Separados
El arranque de la campaña –aunque formalmente aún faltan algunos días para el inicio del proselitismo autorizado por la ley- de “Unidos” muestra a sus principales postulantes a la Gobernación, por ahora, más bien Separados para Cambiar Santa Fe.
No es la primera vez que Losada y Pullaro compiten en una elección primaria. Lo hicieron en los comicios de medio término de 2021, cuando ambos se ofrecieron como alternativa de Juntos por el Cambio para el Senado de la Nación.
En aquella contienda electoral también compitieron para esa categoría el ahora compañero de fórmula de Losada, Angelini, y el ahora primer precandidato a diputado provincial de Pullaro, José Corral.
Entonces la suma de los votos obtenidos por los precandidatos de Juntos por el Cambio se impuso a los del Frente de Todos, y ese resultado se repitió a los 60 días en las elecciones generales, convirtiendo a Losada en senadora.
La ex panelista de Baby Etchecopar se impuso en aquella ocasión en la interna de JxC por 203 mil votos, casi el 40 por ciento de los que fueron al frente opositor.
Pullaro obtuvo la nada desdeñable cifra de 189 mil sufragios, equivalentes al 28 por ciento de los de JxC, lo que en un primer momento lo llevó a plantear que pediría un exhaustivo recuento de votos, aunque finalmente aceptó la derrota.
En 2023, afirman en el equipo del diputado provincial acusado desde su propia fuerza de vinculaciones con el narcotráfico, se dio vuelta la taba y es él quien lidera las preferencias del voto en el entramado opositor antiperonista.
Los primeros pasos de los principales postulantes de Unidos, que lucen como una pareja de mal Separados, tal vez sea una revelación involuntaria del elemento que realmente cohesiona el rejunte de neoliberales puros con radicales zigzagueantes y socialistas contradictorios en una misma alianza: su férreo antiperonismo. Hubo ejemplos anteriores. La Unión Democrática conformada para las elecciones que terminó por ganar Perón en 1946 fue el primero. Y allí ya coincidían la UCR y el PS. El Pro no existía, con ese nombre.
Redacción Rosario / Región