Tres reconocidos artistas rosarinos, Graciela Sacco, Mauro Machado y Daniel García, trazan sus balances
Las obras se pasearon por los shoppings, galerías e instituciones |
Después de siete días con obras e intervenciones que circularon por los más diversos espacios de la ciudad, la Primera Semana del Arte terminó ayer en Rosario, aunque promete repetirse. Los enterados y nadie como los propios artistas lo disfrutaron, pero no llegó sino ocasionalmente al público masivo. Según los entendidos, fue por la propia naturaleza del arte contemporáneo, que primó en casi todas las muestras. Para hace un balance de lo ocurrido, La Capital consultó a tres reconocidos artistas de la ciudad, Daniel García, Graciela Sacco y Mauro Machado, con la salvedad de que los tres, de un modo u otro, participaron de la apuesta. Hubo elogios hacia lo que piensan como una primera experiencia que puede y debe perfeccionarse, pero también surgieron críticas.
Graciela Sacco casi no tiene quejas. «Me pareció una movida buenísima: a nivel de lo que pasó entre los artistas fue excelente, movilizó mucho a todos los que están produciendo, pero además hubo mucho público en los museos, las charlas del Parque España, El Levante, la calle, los negocios. Hasta me asombró la cantidad de gente, incluso de Buenos Aires, que iba con su mapita haciendo un recorrido», dice.
La autora de la explosiva obra se expuso en un local de Córdoba al 1500 confió en que para la próxima edición «haya el triple de plata y el doble de gente en la organización, porque todo se hizo muy a pulmón, casi sin presupuesto». Y ya adelanta una idea: que los negocios que expongan obras esponsoreen la Semana.
Mauro Machado también se suma a los optimistas. «Está bueno polemizar, pero este es momento de rescatar, sobre todo porque fue una primera experiencia y el saldo es interesante», afirma.
El plástico traza una comparación interesante para medir el éxito de la convocatoria. «A las charlas de las grandes ferias de arte, como Arco (en Madrid), no va mucha más gente que la que fue al Parque de España», dice, por lo que «sería injusto pedirle más a Rosario». En parte atribuye el fenómeno a la propia naturaleza del arte contemporáneo, un «horizonte donde se engloban manifestaciones que se pueden confundir desde con un espectáculo hasta con una investigación científica». Por eso, aclara, «sólo será una búsqueda si se sabe que se puede encontrar algo». Esa cualidad de «invisibilidad» de muchas de las obras las vuelve difíciles para los «no iniciados».
Daniel García, por su parte, rescata la Semana como una «idea interesante», pero fustiga aspectos medulares de la experiencia, donde participó con dos obras. Por ejemplo, que una de ellas (una pintura de la colección del Macro) haya sido exhibida en Muro, un espacio privado. «Cuando doné la obra creí que se expondría en lugares públicos adecuados, no que se llevaría a espacios privados que, con escasa o ninguna trayectoria, logran de golpe proyección nacional gratuita y se legitiman sin tener jerarquía», dispara. Algo que tilda de «poco ético».
Pero los cuestionamientos de García van más allá y alcanzan incluso a la calidad de algunas obras que circularon por la ciudad, la mayoría patrimonio del Macro. «Creo que se perdió la oportunidad de formar una colección mejor y más pareja, faltaron criterios claros», dice. Por ejemplo, con una política que organizara «muestras temporarias para artistas jóvenes, sin necesidad de incorporar sus obras a una colección permanente».
Fuente: diario La Capital – S.D. – Imagen: Ángel Amaya