Si gana Bolsonaro, el horror será de un orden que ni siquiera los que hemos sido testigos de la sangre somos capaces de concebir
Al recibir esta misma semana el premio Vladimir Herzog por la publicación de su libro Banzeiro òkòtó, un viaje a la Amazonia, centro del mundo, la prestigiosa periodista y escritora brasilera Eliane Brum hizo una conmovedora convocatoria a votar por Lula (PT) en las elecciones presidenciales del próximo domingo en Brasil. Siguen la transcripción y el video original de su discurso.
Ayer dejé mi casa en Altamira, en plena deforestación de la Amazonia, para estar aquí con ustedes. Me fui de mi casa después de ver día tras día el sol sangriento producido por las quemas. Es un sol rojo, un sol siniestro de cruel belleza, un sol aterrador producido por los incendios criminales. No hay nada más horroroso –créanme– que ver arder una selva y miles de seres vivos ardiendo con ella. Este año, por primera vez en mi vida, no fui tras el incendio para cubrirlo como periodista. Vi el fuego desde todas las ventanas de mi casa.
Este es el Brasil de Bolsonaro. El fuego va llegando cada vez más y más cerca y un día puede alcanzarnos a todos. Quiero decir muy explícitamente que si Bolsonaro es electo el domingo, el Amazonas se acaba. Él mató 2 millones de árboles en menos de 4 años. La selva ya llegó al 20% de deforestación cuando el punto de no retorno previsto por los científicos es entre el 20 y el 25%.
Si la Amazonia se acaba, los hijos de todos los que estamos aquí tendrán un futuro hostil. ¡Los niños del otro lado del mundo tendrán un futuro hostil! Esta no es la elección más importante en la vida de los brasileros, es una elección crucial para el planeta. Es una elección todavía más decisiva para los no humanos que ni siquiera pueden votar para detener su destrucción.
La democracia brasilera nunca llegó a los más pobres, a los negros, a las mujeres, a los pueblos de la selva y a otros pueblos de la naturaleza. Ha molestado demasiado poco a los blancos, a los hombres, a las clases medias y a los más ricos de este país. Y también porque molestó poco, estamos en esta situación.
A estas alturas, deberíamos estar discutiendo una democracia capaz de alcanzar no sólo a todas, todes, todos, sino también de alcanzar a los derechos de la naturaleza. En cambio, estamos luchando para no despertarnos el 31 de octubre en una dictadura completa.
Si gana Bolsonaro, el horror será de un orden que ni siquiera los que hemos sido testigos de la sangre somos capaces de concebir. La victoria de Lula es nuestra mejor posibilidad, pero aun así va a ser muy difícil. En esta elección estamos entre la catástrofe y lo muy difícil.
Lo más importante que puedo decir aquí es que, sea cual sea el resultado, la lucha no termina el día 31. Los que estamos vivos nos enfrentamos a una guerra contra la naturaleza, una guerra planetaria que no terminará mientras vivamos. La lucha es eterna y no existe la opción de estar o no estar en guerra. La guerra ya está aquí y Bruno Pereira y Dom Philips, siete indígenas asesinados en sólo 10 días en el mes de septiembre y muchos otros sólo este año, son víctimas de esta guerra. Lo que existe es la opción de luchar o dejar que el fuego te alcance.
Una amiga, casi paralizada como tantos por el horror de esta elección, me preguntó: “¿dónde encontramos aire para respirar?” Y yo le dije “en la lucha, en la lucha colectiva”. En estas elecciones y mucho más allá de ellas, la omisión no es una opción.
En momentos límite como éste, toda omisión es acción. Desde hoy hasta el domingo, lo mejor que podemos hacer es luchar por cada voto por Lula, sin perder de vista que el día 31, sea cual sea el resultado, despertaremos de pie y seguiremos luchando. Muchas gracias.
Redação Rio de Janeiro
PRESSENZA.COM