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Durante años, el torio ha sido mencionado como una alternativa más limpia, abundante y segura al uranio. Aunque su uso no se ha generalizado, nuevas investigaciones y diseños de reactores prometen revivir su potencial. En este artículo analizamos qué dice la ciencia y por qué el torio podría tener un rol crucial en la transición energética.
¿Por qué torio y no uranio?
El torio, un elemento natural más abundante que el uranio en la corteza terrestre (según la IAEA, entre tres y cuatro veces más), se perfila como una opción energética estratégica. Su distribución más equitativa a nivel global lo convierte en una fuente viable incluso para países con poca infraestructura nuclear. Pero más allá de su disponibilidad, lo que hace realmente prometedor al torio es su comportamiento en el ciclo nuclear.
El torio-232 no es fisionable por sí solo, pero puede absorber un neutrón y transformarse en uranio-233, que sí es fisionable. Este proceso, documentado extensamente por la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA TECDOC-1450, 2005), permite una reacción nuclear más controlada. El uranio-233 resultante tiene un rendimiento energético comparable al del uranio-235.
Una ventaja crítica del torio es la significativa reducción de residuos radiactivos de larga vida. Estudios como el de Chidambaram et al. (2003) indican que su ciclo genera muchos menos actínidos menores, lo que reduce el tiempo de gestión de residuos de milenios a siglos. En resumen, el torio no solo es abundante, sino también más seguro y sostenible del medioambiente.
Reactores de sal fundida: el complemento ideal
Uno de los conceptos tecnológicos más prometedores para aprovechar el torio es el de los reactores de sal fundida (MSR, por sus siglas en inglés). A diferencia de los reactores tradicionales, los MSR utilizan una mezcla de sales fundidas como refrigerante y medio de combustible, lo que permite operar a presiones atmosféricas y mejorar la seguridad general del sistema. Este diseño reduce drásticamente el riesgo de explosiones o fugas, como detalla LeBlanc (2010) en Nuclear Engineering and Design.
Además, los MSR ofrecen lo que se conoce como seguridad pasiva. Cuando la temperatura del reactor aumenta, la reacción disminuye automáticamente, y si se alcanza una temperatura crítica, un tapón de sal se funde y permite vaciar el combustible en un tanque de seguridad. Este sistema fue explorado en detalle por Weinberg en los años 60 y retomado en investigaciones actuales como las publicadas por Beneš & Konings (2012) en Journal of Nuclear Materials.
Otro atractivo de los MSR es su eficiencia. Un estudio reciente de Wu et al. (2022), publicado en Frontiers in Energy Research, señala que los diseños basados en torio podrían alcanzar eficiencias térmicas superiores al 45%. Sin embargo, uno de los principales desafíos técnicos es la corrosión que las sales fundidas provocan en los materiales del reactor. Resolver este problema requiere avanzar en nuevos materiales resistentes y técnicas de monitoreo continuo.
Obstáculos reales para un futuro con torio
Si el torio ofrece tantas ventajas, ¿por qué no se ha adoptado de forma masiva? La realidad es que existen múltiples barreras técnicas, económicas y geopolíticas. Para empezar, el ciclo del torio requiere una infraestructura distinta a la del uranio, lo cual implica inversiones millonarias. Según el informe de la IAEA (2005), actualmente no existe ningún reactor comercial a gran escala operando exclusivamente con torio.
Otro obstáculo es la proliferación nuclear. El uranio-233, aunque útil como combustible, también puede ser utilizado con fines armamentísticos. No obstante, como señala el físico David LeBlanc, la presencia de uranio-232 —que emite radiación intensa— afecta la pureza del material fisionable y dificulta enormemente su manipulación con fines bélicos. Aun así, el riesgo teórico complica su aceptación internacional.
Los países que más han avanzado en esta área son India, China y Noruega, que han lanzado proyectos piloto con reactores experimentales. India, por ejemplo, ha desarrollado el Advanced Heavy Water Reactor (AHWR), diseñado para usar torio. Sin embargo, los desarrollos aún están lejos de la comercialización.
La inercia institucional también pesa: la industria nuclear ha estado estructurada durante décadas en torno al uranio. Cambiar al torio requeriría rediseñar cadenas de suministro, políticas regulatorias y estructuras comerciales. Mientras tanto, el escepticismo público hacia la energía nuclear sigue siendo un reto, especialmente cuando se trata de tecnologías menos conocidas.
El torio representa una alternativa real y viable al uranio en el panorama energético del futuro. Es más abundante, genera menos residuos radiactivos y puede utilizarse en reactores más seguros como los de sal fundida. Además, investigaciones recientes respaldan su viabilidad técnica y energética. Sin embargo, su implementación a gran escala todavía enfrenta barreras importantes: falta de infraestructura, desafíos técnicos y resistencias institucionales.
Superar estos obstáculos requerirá voluntad política, inversión sostenida en investigación y apertura a rediseñar el modelo energético actual. Si estos factores se alinean, el torio no solo será parte de la conversación, sino posiblemente una de las columnas vertebrales de la energía limpia del siglo XXI.
Referencias:
- Thorium Fuel Cycle – Potential Benefits and Challenges. Link.
- Perspectives of the thorium fuel cycle. Link.
- Molten salt reactors: A new beginning for an old idea. Link.
- Analysis of the Brayton cycle coupled with a small fluoride salt-cooled high-temperature reactor. Link.
- Molten Salt Reactor Fuel and Coolant. Link.
Fuente: CerebroDigital.net