El doble crimen, según la investigación, fue el epílogo de una formidable estafa, concebida para quedarse con parte de la explotación agropecuaria de la víctima, Manuel Roseo, que poseía campos por 250 mil hectáreas…
El comerciante oriundo de San Lorenzo detenido el viernes en la investigación del asesinato de un estanciero del Chaco será indagado hoy a la mañana en los tribunales de Juan José Castelli, la ciudad de la provincia norteña donde se concretó el homicidio tanto del hacendado como de su cuñada. El doble crimen, según la investigación, fue el epílogo de una formidable estafa, concebida para quedarse con parte de la explotación agropecuaria de la víctima, Manuel Roseo, que poseía campos por 250 mil hectáreas.
Por Hernán Lascano / La Capital
Manuel Roseo, el estanciero chaqueño asesinado junto a su cuñada
El detenido en San Lorenzo es Claudio Alfredo Gómez, un vendedor de automóviles de 42 años, quien fue detenido en un operativo conjunto de policías del Chaco y de la Unidad Regional XVII, tal como lo informó ayer La Capital. Lo significativo del caso es que cuatro meses antes de que lo mataran, Roseo denunció a Gómez en un juzgado penal de San Lorenzo, diciendo que con documentos falsificados trataba de quedarse con parte de sus posesiones.
La acción policial del viernes consistió en los allanamientos de un estudio jurídico, una escribanía y tres domicilios de San Lorenzo. Buscaban documentación que relacionaba el crimen de Roseo, de 75 años, con maniobras fraudulentas para apoderarse de sus tierras.
La detención fue requerida luego de que una jueza chaqueña constatara que Claudio Gómez había tramitado en un tribunal civil de San Lorenzo una demanda de escrituración de 150 mil hectáreas de los campos de Roseo, a partir de la presentación de un boleto de compra venta, donde Roseo aparecía firmando la venta en favor de la persona que ahora quedó presa e incomunicada.
Este es el nudo de la controversia: Roseo, quien apareció torturado y asesinado por asfixia el 13 de enero pasado, desconoció haber firmado jamás la cesión de sus campos. Aseguró que la firma trazada en tal boleto, celebrado el día 29 de julio de 2010, había sido falsificada. Y anunció que tal cosa era una artimaña para apropiárselos.
Cinco meses antes del asesinato de Roseo, Gómez elevó una demanda de escrituración al juzgado comercial sanlorencino a cargo de la jueza Liliana Pasquinielli. El abogado de Gómez, Carlos Edwards, dijo ayer a este diario que ante el inicio de ese reclamo, Manuel Roseo presentó en San Lorenzo un escrito aceptando la pretensión de escrituración para desprenderse de sus tierras y pidiendo no cargar con las costas de ese juicio.
Este planteo, según Edwards, pone en evidencia que Roseo aceptaba la legalidad de la transacción. Pero a mediados de agosto de 2010 el estanciero chaqueño llegó a San Lorenzo con un propósito muy distinto: denunció penalmente a Gómez ante el juez de Instrucción Edgardo Filocco señalando que la firma en el boleto de venta de su campo no era suya. Frente a eso Gómez replicó con otra denuncia penal en el mismo tribunal: acá acusaba al hacendado de una maniobra para desbaratar derechos acordados. ¿Qué decía Gómez? Que Roseo, tal vez arrepentido, intentaba vender el mismo campo a traves de una inmobiliaria porteña que lo ofrecía por Internet.
La pericia caligráfica.
El juez Filocco ordenó una pericia caligrafíca para determinar si la firma estampada en el boleto de venta, así como las del texto en que Roseo aceptaba la pretensión de Gómez de escriturar, correspondían al productor chaqueño. La pericia fue asignada a María de los Angeles Fernández, perito calígrafo de la Corte Suprema de Santa Fe. Esta especialista, según Edwards, estableció que la firma del boleto de venta del campo y de la aceptación de escriturarlo ante la jueza Pasquinelli eran idénticas a las que le tomaron a Roseo, que vino a San Lorenzo especialmente para la medida.
Esto es una fuerte evidencia, según Edwards, de que su cliente compró las tierras de Roseo e inició el trámite de escrituración a su nombre, haciendo las cosas de buena fe. "No ha existido ninguna maniobra estafatoria respecto al campo en cuestión por parte de mi cliente, ya que las firmas corresponden a Manuel Roseo", dijo Edwards.
En las antípodas.
En el entorno de Roseo cuentan las cosas de modo abruptamente opuesto. A mitad de agosto de 2010 el hacendado chaqueño descubrió, asesorado por el abogado Sergio Kleisinger, la gestación de un plan para despojarlo de sus tierras. Roseo no tenía descendencia por lo que nadie lo heredaría. Entonces se organizó un ardid para sustituir su identidad: alguien aparecía haciendo negocios en su nombre.
Para que Roseo se allanara a la demanda de escrituración en favor de Gómez se buscó el patrocinio de una abogada de San Lorenzo, Romina Maggini Núñez. Al advertir esto, el abogado de Roseo viajó con celeridad a San Lorenzo, ubicó a la letrada y le pidió explicaciones.
La abogada, según el entorno de Roseo, se dio cuenta de que se la había utilizado para concretar una maniobra y se puso a disposición de la investigación del juez Filocco. Ella contó que el 12 de agosto recibió un llamado desde el teléfono 03476-425139. "Me manifestó ser el doctor Juan Carlos Ivanoff, que tenía en esta ciudad un juicio de escrituración y que debía allanarse al día siguiente". Esta persona le preguntó a Maggini Núñez si podía patrocinar a su cliente y la abogada aceptó.
Al día siguiente dos personas llegaron a su estudio en un VW Bora gris. "Uno dijo ser secretario del doctor Ivanoff y el otro era un señor mayor, alto y robusto, con lentes grandes, gorra y una chalina de campo". Este se presentó como Manuel Roseo y estampó su firma en el escrito que, según la abogada, ellos mismos había llevado.
Transcurridos once días, el 24 de agosto, la abogada Maggini Núñez fue sometida a un careo con Manuel Roseo, que había llegado de Castelli, Chaco, para esa medida judicial en San Lorenzo. En el despacho del juez la abogada contempló a Roseo y resueltamente dijo: "No es para nada la persona que se presentó en mi domicilio y firmó ese escrito".
Un mes más tarde, el 24 de septiembre, a Roseo le mostraron en el mismo tribunal sanlorencino las rúbricas del escrito con el que aceptaba escriturar sus campos a favor de Gómez. "Son similares a mis firmas pero no son mías", dijo. El abogado del hacendado, por intermedio del juez, le preguntó a Gómez si su cliente había sido el firmante de esos documentos. Gómez respondió que sí.
Cuatro días después la jueza Pasquinelli rechazó la pretensión de Gómez de que se inscribieran en favor suyo los campos de Roseo. Ciento siete días más tarde el estanciero apareció en su casa junto a su cuñada, Nélida Bartolomé, de 73 años, golpeados y asesinados por asfixia con bolsas plásticas.
Hernán Lascano
La Capital