
Por Surcos. Pressenza.com. Medio Ambiente
En los momentos que corren, la crisis climática derivada del calentamiento global y el cambio radical del clima es provocada fundamentalmente por la extracción-producción de materias primas como son los hidrocarburos (carbón mineral, petróleo, gas natural y por añadidura, gas metano).
Toda esta gigantesca producción, altamente contaminante, se obtiene merced a la existencia de las empresas multinacionales de alcance global poseedoras de tecnología extractiva y productora de combustibles fósiles.
Estas empresas han desarrollado un potencial productivo que, ha sido capaz de contribuir a multiplicar exponencialmente el capitalismo; convirtiendo así a este sector de la economía mundial, en uno de los más dinámicos. Algunas de las más grandes multinacionales de la industria petrolera son: ExxonMobil, Shell, Saudi Aramco, Chevron y BP, entre otras.
Las petroleras son de las empresas más rentables del mundo; en momentos de crisis o de guerras, como hoy en varias regiones del mundo, sus ingresos se disparan. La información obtenida señala a la multinacional Saudi Aramco, como la empresa más rentable durante varios años consecutivos. Es importante señalar que llegó a superar inclusive a la Apple en varios ámbitos significativos del giro económico de éstas.
Las petroleras se han convertido en agentes económicos, pero además en “agentes geopolíticos”. Por ende, ejercen una influencia directa en varias decisiones cruciales de políticas de Estado, como en las guerras, en las regulaciones ambientales, controlan infraestructura crítica como son los oleoductos, las refinerías y las rutas marítimas. Como si lo anterior fuera poco, ejercen un influjo determinante en los mercados financieros.
En lo concerniente al cambio climático, la información obtenida nos dice que estas firmas productoras de combustibles fósiles han logrado, como ningún otro sector desacelerar algo tan estratégico como la transición energética; no obstante, los Estados donde ellas radican les premian, dotándolas de subsidios estatales que ascienden a millones de dólares, a pesar de la crisis climática. Paradójicamente, son muy influyentes en organizar campañas contra la descarbonización.
En resumidas cuentas, aunque que no son las empresas más dinámicas en lo concerniente a innovación o reinversión del capitalismo, sí son de las más poderosas en inversión en capital constante (maquinaria y equipo tecnológico), por añadidura, están a la vanguardia en acumulación de capital, son estratégicas en decisiones geopolíticas, y en el sostenimiento del régimen energético productor de gases contaminantes que han enfermado la atmósfera.
Toda la producción de combustibles fósiles es altamente contaminante y solo es posible obtenerla mediante las gigantescas y poderosas empresas multinacionales.
Estas millonarias empresas han acelerado la producción capitalista, como ya se dijo, por medio sobre todo de la inversión en capital constante (maquinaria y equipo) y, aunque no son las que más alta inversión realizan en capital variable (los salarios de los trabajadores), sí han crecido significativamente en este rubro. De modo que, al aumentar la inversión en mano de obra, crece también la extracción de plusvalía, es decir la riqueza producida por la fuerza humana de trabajo, con ayuda de la tecnología o sea de trabajo acumulado, pero que es apropiada por los dueños de las empresas.
El resultado de esta actividad extractiva-productiva y su posterior conversión en mercancías por medio de la dinámica del mercado mundial de carbón, petróleo, y gas natural genera una doble contradicción:
-Por una parte, se agiganta enormemente la capacidad productiva del capitalismo mundial, específicamente en los rubros señalados. Pero se mantiene incólume el antagonismo entre relaciones de producción cada vez más privadas versus fuerzas productivas crecientemente socializadas. La explotación del trabajo humano también queda en pie, a base del pago en salarios de la fuerza humana de trabajo convertida por lo tanto en mercancía y creadora de riqueza que capitaliza la empresa multinacional y globalizada.
Al mismo tiempo, el capitalismo continúa operando, conservando la contradicción burguesía-proletariado al interior de cada país y crece la competencia en disputa de los mercados globales por parte de los gigantescos conglomerados de empresas multinacionales. En adición, como nunca en la historia humana, se ha desarrollado el antagonismo entre la super burguesía de países ricos desarrollados, frente a la llamada por algunos teóricos lumpen burguesía de los países subdesarrollados. Los sectores sociales más afectados son desde luego, la gran masa de trabajadores manuales e intelectuales, y sobre todo los trabajadores informales, los llamados subempleados, los desempleados, las mujeres solas mal pagadas o sin trabajo alguno, los ancianos que carecen de pensión y por supuesto las personas discapacitadas de estos hogares pobres y empobrecidos.
-Por otra parte, se ha abierto una inédita e ineludible contradicción en todo el mundo entre esta super burguesía transnacionalizada del régimen extractor y productor de hidrocarburos, contra la vida toda en el planeta, ya que el calentamiento global producido por los gases de efecto invernadero, socava a mediano o quizás a corto plazo, no solo las condiciones de vida de los más pobres de las regiones más devastadas del planeta, sino la vida de todos los seres humanos y de todas las especies que habitan la tierra.
En consecuencia, la nueva contradicción, hoy en un punto álgido, parece irresoluble en este contexto, a menos que los habitantes del orbe y las organizaciones que luchan contra el calentamiento global y el cambio climático, logren hacer imperar la sensatez en los organismos internacionales y en la mayoría de los Estados del orbe. De lo contrario, según lo han señalado los científicos, esta forma de producción de hidrocarburos continuará calentando y devastando el planeta, generando cada vez mayores eventos extremos como los que se viven en todas partes, ya sean los incendios incontrolables en selvas y bosques que, en ocasiones han alcanzado ciudades, o por oposición, los fríos intensos, tormentas, huracanes cada vez más continuos que invaden los litorales y aun zonas internas de los países en diversa regiones del planeta.
La nueva contradicción es en resumidas cuentas entre la expansión social y técnica de las fuerzas productivas (en una palabra, la riqueza) versus la tendencia a que dicha producción, por su efecto contaminante que genera calentamiento global creciente, cercene y torne inviable las condiciones materiales y ambientales indispensables para que haya vida en el Planeta.
En estas condiciones, esta gran y novedosa contradicción propia de la época post industrial, pero nacida en el industrialismo, jamás permitirá de continuar imperando, que se produzca una síntesis regenerativa que dé como resultado un nuevo orden social. Acabará con todas las formas de vida que conocemos.
Surcos
Nota original en: PRESSENZA.COM