Diputados y concejales lo declararon de interés turístico. Durante 30 años la embarcación estuvo en la Fluvial, pero ahora duerme en la isla El Espinillo y sólo llega a la costa de Rosario los sábados y los domingos para realizar sus paseos. Es que la tradicional embarcación, que durante casi tres décadas tuvo su espejo de agua en la Estación Fluvial, está desde 1999 sin un muelle donde amarrar. Tras idas y venidas, ahora el barco queda durante toda la semana en un muelle de la isla El Espinillo y sólo llega a la costa de Rosario los sábados y los domingos para realizar sus paseos. «La embarcación no puede seguir en la isla porque no sólo significa un aumento de los costos de mantención, sino que sufre un gran deterioro», explicó Haydée Oficialdegui, una de las dueñas del barco, quien además contó: «Le ofrecimos al concesionario de la Fluvial construir el muelle en el viejo espejo de agua y llegar a un arreglo, pero se negaron». La mujer, hija del hombre que en los •60 construyó la embarcación, no se ahorró quejas: «Debe ser el único lugar donde alguien quiere invertir, le dicen que no y no recibe apoyo». Tanto la Cámara de Diputados de la Nación como el Concejo Municipal de Rosario declararon al Barco Ciudad de Rosario «de interés turístico». Pero allí no terminaron los galardones: en 1994 la Municipalidad lo designó «de interés cultural». Justamente por esos reconocimientos, Oficialdegui no deja de elevar sus reclamos. «Alguien se tiene que hacer eco de esta situación porque todos hablan de fomentar el turismo, pero nosotros lo hacemos desde hace 30 años y no nos dan una mano».
Lo cierto es que el problema comenzó en el •99, cuando la Fluvial pasó a manos privadas. «Nos pidieron un canon imposible de pagar, entonces nos tuvimos que ir», recordó la mujer. Así, el barco estuvo a la deriva hasta que el año pasado el Concejo Municipal le permitió amarrar frente al Monumento a la Bandera, desde donde salen los paseos actualmente. Pero la embarcación pasa el resto de la semana en la isla El Espinillo y esa es -según su dueña- una «situación insostenible».
Hace 32 años Fue Raúl Oficialdegui quien a fines de la década del 50 compró un barco en desuso y decidió desarmarlo para reconstruirlo nuevamente. «Era una locura, pero lo hizo. Compró una embarcación brasileña, la desarmó y la armó de cero», contó su hija Haydée.
Lo cierto es que antes Raúl trabajaba paseando gente en una pequeña lancha que él mismo había construido y como el negocio se expandía decidió comprar un barco.
La tarea de reconstrucción le demandó una década y en 1970 el Barco Ciudad de Rosario comenzó a funcionar para convertirse años más tarde en uno de los paseos tradicionales de la ciudad. «Desde ese momento, el barco estuvo amarrado en el espejo de agua de la Fluvial. Y mucha gente todavía nos va a buscar a ese lugar», aseguró Haydée.
La embarcación sigue siendo administrada por el propio Raúl, que ya tiene 93 años, y claro que toda la familia se sumó a la empresa. Así, son sus hijos y sus nietos los que reciben a los visitantes antes de zarpar.
Ver también: www.barcociudadrosario.com.ar