Este verano 2024 no quieren afrontar los costos de mantener sus locales abiertos ante la incertidumbre de Febrero, que se presentaría más duro que este arranque de temporada.
Estadías brevísimas, bajas reservas, turismo de cercanía, pelea por las tarifas, incertidumbre y una posibilidad que asusta en Las Grutas: que la temporada de verano, que arrancó en baja, se termine junto con el primer mes del año, y sólo queden viajeros de fines de semana, que viajen sin contrataciones previas y lleguen decididos a negociar por tarifas más bajas, a sabiendas de la vasta oferta vigente.
Así está la temporada en el balneario Las Grutas, que, como destino turístico, no escapa a la cruda realidad que están enfrentando otros lugares para vacacionar del país. Es que, aunque existe público, la presencia es muy baja, comparada a la que, tradicionalmente, llegaba al balneario para esta época. Una franja que siempre estuvo ligada al turismo masivo.
Por Vanesa Miyar. Diario Río Negro.
Puestos en blanco sobre negro, los números asustan: para este mes las reservas siguen superando apenas el 50%, y para febrero la realidad que se avecina es peor. Hay sólo un 15% de plazas cubiertas. Lo demás, dependería de viajeros espontáneos, que podrían llegar, recorrer, y elegir, in situ, su lugar de pernocte.
Hasta este año la dinámica era otra. Se presentaba así: alta afluencia para fín de año, caída de visitas después del 1° de enero, llegada de turistas de la primera quincena a partir del día 7, tras la celebración de Reyes. Luego, un febrero con un público menos masivo pero con una mayor capacidad de consumo (era el mes para obtener ganancias). Después, un feriado de Carnaval con una explosión de visitas, similar a la del 31 de diciembre. Y así durante cada una de las temporadas, en las que se repetía ese esquema beneficioso para todos.
“Lo que pasa es que este 2024 vino a patearnos el tablero. Y todos están preocupados. Es más, ante la incertidumbre, el que tiene espaldas financieras y no quiere afrontar los costos de tener un complejo vacío, pero ‘andando’ por si llega algún pasajero, ya tomó una decisión: cerrar el 31 de enero” contó, apesadumbrado, un prestador extrahotelero de la tercera bajada.
La decisión parece drástica, pero, tibiamente, se estaría convirtiendo en tendencia. Ocurre que muchos se imaginan perdiendo los exiguos ingresos de este mes por pagar el costo de tener, en febrero, un emprendimiento activo, pero sin público, esperando al turismo que podría llegar sin reservas.
“¿Alojar a los turistas por nada y tener que estar peleando con otros prestadores, sin llegar a cubrir la plata que significa estar abierto y con personal activo? No sería negocio. Por eso el que puede elegir no hacerlo ya está anunciando que no trabajará en febrero, para ahorrarse disgustos” siguió lamentándose el extrahotelero.
Esa realidad podría abarcar a otros rubros. Porque tener un negocio abierto en la peatonal pagando un alquiler comercial de temporada alta sin ventas será insostenible para muchos. Algo que podría impactar hasta en la imagen turística de la villa, que, pese a la crisis, sigue con su postal de verano tentador. Pero una sucesión de comercios cerrados en pleno centro sería, directamente, un cuadro desolador.
“Se preveía, pero la situación es muy delicada” opinó Carlos Rivas, desde la asociación de extrahoteleros.
“Para el 31 de diciembre y el 1 de enero hubo un 60% de camas cubiertas en departamentos y complejos, que es el rubro que le aporta el 80% de ellas a la villa turística. Cuando en temporadas anteriores, para esos días, la ocupación era total, o no bajaba del 90%” aportó el hombre.
Tras esas fechas, los primeros días de 2024 siguieron transcurriendo con un movimiento escaso, generado por los que llegan de destinos cercanos, porque la suba de combustibles resintió la llegada de turistas de Buenos Aires, Córdoba o Mendoza.
“Febrero viene peor, con mucha incertidumbre. Pero el turismo de Chile, que vacaciona en esos días, y el ‘finde’ XXL de Carnaval podrían inyectarnos un público que haría repuntar la ocupación” se ilusionó el comerciante.
Estrategias vanas
Mientras tanto surgen estrategias para captar viajeros, pero no todas funcionan. “Es que si ajustás mucho los precios terminás quemando la ganancia, para mantener la propiedad o los servicios. Una de nuestras prestadoras, por caso, alquiló por dos días a costos muy bajos y terminó usando casi toda la plata en pagar la lavandería, para acondicionar de nuevo la ropa de blanco” relató Rivas.
Por otra parte, los que realizan excursiones también están notando la merma. “Hay menos gente, y además se percibe que sólo un sector muy puntual es el que está realizando paseos. Ya no es el público variado de otros años. Ahora sólo los de perfil de consumo muy alto están accediendo. Es un dato de la realidad” contó, entristecido, Fernando Skliarevsky, que tiene un local del rubro en la tercera bajada.
Sin ropa de cama, toallas ni aire acondicionado, para abaratar tarifas
Una de las variables de ajuste que arrancó en este 2024 es la de resignar servicios, para poder negociar por precios de alojamiento más bajos.
De esta forma alquilar con o sin ropa de blanco (tanto sábanas como toallas) o sin la inclusión de aires acondicionados pasó a ser una posibilidad, que le quitará un porcentaje al valor ofrecido por el departamento o vivienda. Aunque ese descuento será a criterio de cada propietario.
Con respecto a la opción de arrendar sin ‘aires’ muchos afirman que, en realidad, ese variable se instaló por el temor que tienen los prestadores de encontrarse con una realidad crítica: tarifas de luz disparadas.
Ante esa posibilidad, y por la carencia de sistemas que sirvan para regular su uso- como las tarjetas que también obran como llaves de ingreso e impiden que el aparato funcione sin ellas-optaron por algo más simple.
“No les entregan los controles remotos de los aires acondicionados a los que no negociaron por tener ese servicio extra. Desinstalarlo es imposible, así que se quedan con el control, por el si el próximo que alquila lo hace con aire incluido” apuntó Carlos Rivas, uno de los referentes de la asociación de extrahoteleros.