Luego de la aceleración de la inflación, distintos sondeos dan cuenta de una contracción en el consumo masivo, así como entretenimiento y gastronomía.
Debido a la aceleración de la inflación y la caída del poder adquisitivo, durante las primeras semanas del año se observan distintos cambios en los hábitos de consumo.
Diversos sondeos dan cuenta de una caída en las ventas en supermercados, a la vez que se observa una merma en los gastos de “entretenimiento y gastronomía”, tanto en los grandes centros urbanos como en los destinos turísticos.
A su vez, un menor movimiento turístico hacia los principales destinos permitió amortiguar la caída en los comercios de cercanía en la zona metropolitana. De hecho, destacan que ante la suba de precios se percibe un incremento de las compras “día a día”.
“La expectativa de una fuerte devaluación previa al cambio de gobierno produjo un fuerte stockeo en los consumidores, con el temor de una pérdida de poder adquisitivo posterior”, resaltaron desde la CAC.
Este fenómeno explicó, en buena medida, el crecimiento en el consumo masivo durante diciembre. Según señaló la consultora Scentia, el “self service” subió en diciembre 1,4% interanual en el último mes del año, acumulando un crecimiento total del 2,4% en todo el 2023.
En las grandes cadenas de supermercados, el crecimiento fue del 5,9% en diciembre, para acumular un alza del 9% en todo el año. En tanto, en los comercios de cercanía la contracción en el último mes del 2,9%, y acumuló una retracción del 3,5% en el acumulado.
Inflación y cambio de tendencias en el verano
De todas formas, la tendencia parece modificarse en lo que va del 2024. “La primera semana de enero, la caída en los supermercados fue del 19% interanual”, aseguró a Ámbito Osvaldo del Río, director de Scentia, quien al estimar cómo puede evolucionar el consumo masivo este año detalló: “Las consultoras con las que trabajamos, a la que le proveemos nuestros datos, elaboran proyecciones que hablan de una caída del 7% para este año”.
La retracción del consumo fue menor a la esperada en los comercios de cercanía. “Nosotros pensábamos que la caída de ventas en el mes de enero iba a ser por lo menos de un 50%. Evaluando en mi negocio y con otros colegas, coincidimos que la baja fue de un 15% aproximadamente”, explicó a Ámbito Fernando Savore, vicepresidente de la Federación de almaceneros de la provincia de Buenos Aires (FABA).
“¿Por qué no cayó más, si la mercadería prácticamente duplicó su valor en los últimos meses? Es porque mucha gente decidió no irse de vacaciones. Por eso, la gente siguió consumiendo en el comercio de proximidad. Esa es una arista de la realidad actual”, señaló Savore, quien detalló: “Además, mucha gente antes hacía compras semanales, quincenales e incluso mensuales, pero hoy para llenar un changuito en un supermercado necesitás desde $200.000. Y mucha gente ya no lo puede hacer: entonces, se incrementa la compra del día a día. Y eso lo hace en el comercio de proximidad”.
De todas formas, el impacto de la inflación en la demanda interna es general. “En la primera quincena de enero vemos una caída del consumo masivo del 18,5% interanual”, señaló Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market, quien detalló: «En gastronomía y entretenimiento la caída es más profunda: hasta ahora medimos una baja del 30% frente a enero del 2023«.
Hacia adelante, el aumento en los servicios podrá erosionar aún más el consumo de bienes. “En febrero se verán los aumentos en los servicios, lo cual va a comprimir más la disponibilidad de ingresos para la compra de bienes. O podría verse un ajuste en el consumo sobre algunos servicios para poder seguir manteniendo la composición de la canasta de bienes”, sostuvo Di Pace, quien aclaró que como “muchos servicios son imprescindibles, prevemos que se verá una sustitución en el consumo” de algunos bienes para poder afrontar los gastos en servicios.
Menor consumo: el impacto en los destinos turísticos
El salto en la inflación y la incertidumbre de cara a lo que puede ocurrir en materia económica, impactó de manera negativa en la actividad turística. De hecho, en los principales destinos se registró un menor movimiento y caída en los niveles de ocupación.
También modificó hábitos y muchos turistas optaron por viajar menos días. “Muchos comerciantes cuentan que los turistas que van por un fin de semana, en algunos casos incluso llevan las provisiones desde sus casas. La gente es muy gasolera, no compra tanto porque no puede”, remarcó Savore.
De hecho, luego de un comienzo de temporada con números de ocupación más bajos de lo previsto, durante el tercer fin de semana de enero la ocupación en Mar del Plata alcanzó el 90%, según datos del sector hotelero, lo que representó un incremento del 20% en relación a las primeras semanas del mes. En Villa Carlos Paz, durante el mismo fin de semana, la ocupación promedió el 85%.
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