La empresa De Laval cerró sorpresivamente su planta ubicada en la ciudad de El Trébol. Unas 50 personas se quedaron sin empleo
Trabajadores dicen que el cierre tiene relación con el cambio de gobierno y los anuncios de flexibilización que realizó el presidente electo, Javier Milei
La empresa fabricante de partes, repuestos y accesorios para la industria láctea De Laval cerró este martes sus puertas y dejó sin empleo a unas 50 personas que trabajaban en la planta ubicada en la ciudad de El Trébol, en el departamento San Martín.
Lo llamativo del caso fue el modo en que los empleados se enteraron de la desvinculación con la compañía. Los citaron a una reunión a desarrollarse en la mañana de este martes y les proyectaron en una pantalla la novedad, las indicaciones para formalizar el proceso de interrupción de la relación laboral y, entre los pocos detalles que se ventilaron sobre le decisión, les aseguraron que pagarían la totalidad de lo que manda la ley.
La noticia generó sorpresa y también convulsión entre los empleados, los delegados y representantes gremiales, así como en la comunidad de El Trébol, que por estas horas espera un comunicado que dé cuenta de las razones que llevaron a la compañía multinacional a tomar esta medida.
“Estamos perdidos, no entendemos nada”, dijo a este diario Damián Calderón, uno de los trabajadores del sector que elabora productos de goma. Detalló que este lunes les dijeron «que había una comitiva de directivos encabezada por el norteamericano John Erik Hermanson», y que este martes había una reunión a las 7.30.
Los trabajadores, que ingresan a las 6.30, llegaron a la planta como diariamente lo hacían y se disponían a organizarse para dar lugar a la reunión en la que, esperaban, se informara sobre las metas alcanzadas y las concusiones del año de trabajo.
“Cada vez que Erik venía a El Trébol nos informaba sobre los pasos a seguir, los objetivos de la empresa, a qué apunta en el mercado y hacía un balance del año. Eso es lo que esperábamos los trabajadores, más teniendo en cuenta esta fecha”, dijo Calderón.
“Llegamos a la reunión, nos explicaron el tipo de producción a la que apunta De Laval y en ese momento me di cuenta de que no se trataba de lo que hacemos en esta planta. En un momento proyectaron en una pantalla un gráfico en el que se podía leer un agradecimiento por nuestro aporte, pero que no teníamos más trabajo”, explicó el obrero.
“Detallaron que la fábrica de El Trébol cerraría sus puertas, que después de esa charla teníamos que pasar a un salón en el que nos llamarían por lista para firmar una notificación para reconocer que habían realizado la reunión en la que explicaron que nos quedábamos sin trabajo”, precisó.
“Te hacían pasar a una oficina en la que te recibían dos abogados y dos escribanos, te hacían firmar lo que te informaron y después te acompañaban hasta tu casillero para que busques tus cosas y te retires”, detalló y añadió que “fue algo recontra mil programado, no nos dieron chance a nada y no dejaron cabos sueltos”.
El empleado aseguró que inmediatamente el plantel de trabajadores comunicó lo ocurrido a sus delegados y representantes gremiales, quienes, luego de analizar la situación les ratificaron que hicieron todo como corresponde para evitar todo tipo de reclamo.
Según explicó Calderón a La Capital, el único motivo que esgrimieron los empresarios fue que “De Laval no tiene en sus planes futuros la producción que se hace acá en El Trébol: pezoneras, mangueras, bombas de vacío e intercambiadores de calor, entre otros accesorios. Ellos apuntan ahora principalmente al desarrollo de la robótica y automatización”.
La empresa De Laval
La compañía De Laval forma parte del Grupo Tetra Laval junto con los principales fabricantes de envases Tetra Pak y Sidel. La planta de El Trébol fue adquirida a la antigua firma fabricante de ordeñadoras automáticas Bosio.
La firma multinacional fue comprando acciones de Bosio paulatinamente. Primero fue Bosio-De Laval, Luego De Laval-Bosio y hace unos cinco años adquirió el nombre actual.La compañía dejó ahora a 50 obreros sin fuente laboral. Ese número incluye a todos los obreros de planta y parte del personal administrativo. Los cargos jerárquicos quedarán en funciones algunos meses más hasta tanto se venda la maquinaria y se cierren completamente las dependencias.
En general, se calcula que el promedio de antigüedad de la planta de obreros es de unos 20 años. “Pero hay compañeros de 25, 30 y hasta 35 años, incluso unos cuatro o cinco acercándose a la edad jubilatoria”, precisó Calderón y valoró: “Esa es la parte más dolorosa. Hay compañeros que tienen 55 años de edad y aún les resta 10 de trabajo para jubilarse y al perder el empleo en esta etapa quedan fuera del sistema. Les darán una indemnización que no les alcanzará para vivir mientras esperan la jubilación”.
A días de la asunción
Calderón contó que con varios compañeros arribaron a la conclusión de que la decisión empresarial tiene relación con el cambio de gobierno y los anuncios de flexibilización que realizó durante su campaña el presidente electo, Javier Milei. “Nos dimos cuenta de que lo que nos está pasando tiene relación con eso.
Estuvimos en situaciones peores, llegamos a trabajar menos días a la semana porque faltaba trabajo. Pero hoy, había máquinas totalmente saturadas y operarios que hacían horas extras para poder sacar la producción. Claramente, estamos ante una situación que se podría haber resuelto de manera gradual y no sacar a 50 familias al mercado a buscar trabajo”, se ofuscó Calderón.
Los trabajadores programaron una reunión para las 18.30 junto a los representantes de la Unión Obrera Metalúrgica para determinar qué pasos seguirán y evaluar la situación de las familias que necesitan contención ante la decisión que tomaron los empresarios.
LaCapital