En el marco del Día Internacional de la Educación, declarado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2018 en celebración al papel que la educación desempeña en la paz y el desarrollo; docentes, referentes de distintas ONG e integrantes del equipo de Argentinos por la Educación reflexionan sobre la necesidad de tratar de impulsar el clima de armonía y respeto desde las aulas.
La Asamblea General de las Naciones Unidas considera la educación como un derecho humano, un bien público y una responsabilidad colectiva. Sin embargo, en la actualidad, 250 millones de niños y jóvenes están sin escolarizar y 763 millones de adultos son analfabetos en el mundo (UNESCO).
Para visibilizar y ponderar el papel que desempeña en la paz y el desarrollo, es que se proclamó el 24 de enero Día Internacional de la Educación, que este año se celebrará bajo el lema «aprender para una paz duradera».
Este día servirá para advertir sobre la oleada de conflictos violentos, el alarmante aumento de la discriminación, el racismo, la xenofobia y la incitación al odio.
El impacto de esta violencia trasciende cualquier frontera, género, raza, religión, política, offline y online. La educación es fundamental para fomentar un compromiso con los Derechos Humanos y el Desarrollo Sostenible, para dotar a los alumnos de los conocimientos, valores, actitudes, competencias y comportamientos necesarios para convertirse en agentes de paz en sus comunidades.
Viviana Postay, docente y referente de Argentinos por la Educación, explica que la incitación al odio hoy tiene vía libre en la presunta horizontalidad de las redes sociales y es para los educadores un desafío permanente de la formación ciudadana. “Es fundamental trabajar con los estudiantes cuáles son los límites del disenso legítimo en democracia, por qué hay cosas que no podemos decir, aunque estemos detrás de una pantalla y cómo eso que decimos no afecta sólo a la persona destinataria, sino que se expande construyendo escenarios de odio colectivo donde alguien siempre da el paso hacia la acción violenta.
La libre expresión no es una excusa, es una conquista a cuidar y fortalecer y para esto necesitamos sociedades libres de discursos de odio, de los cuales el «hateo» y el «trolleo» en redes son los principales incitadores. Es por ahí por donde tenemos que empezar a trabajar con ejemplos concretos en nuestras clases para desactivar la participación en estas perversas dinámicas tan cercanas a nuestras juventudes”.
La UNESCO dedica este año el Día Internacional de la Educación al papel crucial que desempeñan la educación y los docentes en la lucha contra el discurso del odio, un fenómeno que se ha multiplicado en los últimos años con el uso de las redes sociales, dañando el tejido de nuestras sociedades.
De acuerdo a lo que detalló el organismo, docentes de todo el mundo podrán acceder a una formación en línea con la que se les proporcionará las herramientas necesarias para «detectar, abordar y prevenir el discurso de odio».
Según Alejandro Castro Santander, Observatorio de la Convivencia Escolar (UNCuyo) y cátedra UNESCO de Juventud, Educación y Sociedad, “muchas estrategias para prevenir los discursos de odio a menudo se implementan fuera del ámbito de la educación formal. Sin embargo, hay un creciente reconocimiento de la importancia de incorporar estos elementos en los sistemas educativos formales para abordar de manera integral este problema” y concluye que “la colaboración entre instituciones educativas, comunidades y otros actores desempeña un papel clave en este esfuerzo”.
Pablo Mainer, Fundador de la ONG Hablemos de Bullying, asegura: “para las organizaciones que trabajamos la temática de la convivencia en las escuelas es muy importante que organismos como UNESCO tengan estas iniciativas. Por un lado, para seguir instalando el tema en agenda y que los diferentes niveles del Estado tomen cartas en el asunto.
Al mismo tiempo, la discriminación, el rechazo, el miedo, lo diferente es siempre la semilla de aquellos conflictos o aquellas situaciones de violencia. Entonces, es muy importante que debatamos, que sigamos reflexionando, que pongamos en valor a la diversidad. También generar esta conciencia y que se trabajen estas temáticas en el aula, en las escuelas, ayuda a poder establecer un clima positivo, algo que ayuda a los aprendizajes, ya que está demostrado que es mucho más difícil para un niño o un adolescente aprender en climas hostiles. Entonces, es fundamental para tener una mejor educación que también sigamos trabajando cuestiones que tienen que ver con lo relacional.