Rosario y algo más…
El acto por el Día de la Bandera, una escena aséptica libre de “kirchos” y “populacho”. Pullaro y Javkin conformes con Milei, que consideró a Belgrano y a Videla víctimas del irrespeto de la casta.
Con una mediana cantidad de público compuesta en su totalidad por “argentinos de bien” –es decir, personas políticamente despolitizadas que mandan a vivir “a Cuba” a quienes no comulgan con sus ideas–; una generosa presencia de fuerzas de seguridad, y un vallado que no permitía a los asistentes acercarse a menos de 50 metros del escenario oficial, transcurrió el acto conmemorativo del Día de la Bandera, que no recuerda su primer izamiento en 1812 sino la muerte de su creador en 1820, encabezado por el presidente Javier Milei. “Así debe ser el Día de la Bandera, recuperamos el acto”, celebró el intendente Pablo Javkin, mientras el gobernador santafesino, Maximiliano Pullaro, puntualizó que el festejo “por muchos años ha sido olvidado, ninguneado y hasta ha sido politizado”, no como ahora que gobierna un ultraderechista sin ideología.
Desde el atrio dispuesto en la proa del Monumento a la Bandera, Milei, por su parte, convocó a la dirigencia política y a otros actores de la vida pública a firmar en julio el Pacto de Mayo, y reivindicó el período histórico conservador de principios del siglo XIX en el que, de acuerdo a su singular lectura de la historia que carece de registros, la Argentina “fue potencia”.
Además, realizó una inadvertida comparación entre el creador de la bandera y la cúpula militar de la última dictadura condenada por genocidio, al afirmar que “Belgrano murió pobre, sin poder cobrar el dinero que el Estado le debía en concepto de sueldos como general. No es un invento de las últimas décadas que los políticos le falten el respeto a los uniformados que ponen el cuerpo por la patria, sino una tradición, lamentablemente, que debemos terminar”.
Paralelamente, organizaciones sindicales y referentes políticos realizaron un “contra acto” que consistió en una marcha por el centro de la ciudad, en repudio a la presencia del hermano de Karina Milei.
Gente decente y populacho
En un paréntesis de sus viajes a Europa por cuestiones partidarias, el presidente libertario estuvo el jueves en el Monumento a la Bandera de Rosario junto a todo el gabinete nacional.
Previsto para las 9, los actos oficiales se iniciaron una hora después, mientras un buen número de “argentinos de bien”, sin banderas partidarias ni asociaciones colectivistas que los contengan, fueron poblando las inmediaciones del Parque Nacional a la Bandera, detrás de un extenso vallado que alejaba a los asistentes de los dirigentes. Una reedición de lo que en la sociedad colonial de 1810 se distinguía como “gente decente” y “populacho” o “canalla”.
Sí, en cambio, se ensayaron cánticos de aliento al titular del Poder Ejecutivo, para matizar la espera: “Milei, querido, el pueblo está contigo” y “ley de Bases, ley de Bases”, fueron dos de las arrítmicas entonaciones que quebraron el murmullo durante la espera.
Sin choripanes ni tortas asadas –dos alimentos que el mercado habitualmente ofrece en los encuentros populares–, los pocos vendedores que madrugaron el feriado buscaron clientes adeptos a la torta de manzana con avena, las escarapelas tejidas y las banderas argentinas plásticas. No tuvieron mucha fortuna.
—¿Vendés? —preguntó el hombre ubicado a escasos metros del ingreso al Concejo Municipal.
—Sí —replicó el vendedor de tortas, que las llevaba en un tupper y no quedaba claro si eran para consumo personal o con fines comerciales.
—¿Cuánto sale? —requirió el potencial demandante.
—Dos mil —informó el oferente.
—Ah, no —se retiró del mercado el preguntón.
Que “no hay plata” también lo saben, y sufren, algunos de los seguidores de Milei. De todos modos, parece no moverlos –al menos por ahora– la cuestión de las condiciones materiales de vida.
Estaban allí, en las inmediaciones el Monumento, porque esta vez no había “kirchos” ni “zurdos” que ensombrecieran la conmemoración de la muerte de Belgrano, el abogado que en 1816 propuso una forma de gobierno monárquica moderada en cabeza de un rey Inca, para suplantar el sometimiento de la corona española. Si se enteran, se caen de culo.
Es decir, estaban allí porque no había “política”, sino toda gente decente que confía en un líder presuntamente antipolítico que está claramente sobreideologizado, pero que en su narrativa desprecia la política clásica, algunas de cuyas conductas provocaron un hartazgo en vastos sectores sociales. No lucían como lo hacen los ricos –ya sea los viejos o los nuevos– sino que parecían pertenecer a los restos de la extendida clase media argentina que construyó –sepan disculpar el dato– el peronismo del siglo XX.
Antes de los discursos, una mujer dialogaba con la que parecía ser su madre, o su tía. Le contaba que una amiga de una amiga suya, que “trabaja cinco horas y no ocho”, igualmente viaja todos los años a Miami. “No sé cómo hace, debe tener otra cosa”, conjeturó. El asunto es que la viajera con pocas horas laborales diarias “cada vez que va se trae un bolso lleno de ropa para vender”, posiblemente bajo la modalidad de contrabando hormiga. Indumentaria que, recalcó la mujer más joven, “es buena, porque viste cómo es allá”. Pero como, al parecer, no existe una homologación de talles entre aquel norte próspero y este sur sufrido, sólo pudo comprarle un jean por 15 mil pesos.
En el canal de Youtube de la Presidencia de la Nación, mientras se aguardaba el inicio de los discursos oficiales, la audiencia mataba el tiempo con comentarios.
“Esto con los kukas no pasaba”, escribió uno. “Qué lindo ver un acto con gente bien”, celebró otro, y apostrofó: “Así se porta la gente bien, no rompe nada”.
Otro forista destacó que “no hay nadie pago ni arriado” y debajo alguien escribió: “Hay una Argentina distinta”. Sin dudas.
Anteojeras
El cultor del insulto y el agravio permanentes a quienes piensan diferente a él, y titular del Poder Ejecutivo, llamó durante su discurso leído a que “depongamos las anteojeras partidarias, nos desprendamos de nuestros intereses particulares y trabajemos juntos para establecer el nuevo orden económico que la Argentina necesita para volver a ser una potencia mundial”.
Como no se anda con chiquitas ni cree en la continuidad, sino que prefiere la refundación, Milei manifestó su deseo de que “este año sea recordado en la historia argentina como el punto de inflexión en el que volvimos a empezar a ser grandes”.
También realizó una convocatoria al Pacto de Mayo, pero con posible fecha el 9 de julio y en la provincia de Tucumán, donde en esa fecha de 1816 el Congreso –del que no participaron los representantes de todas las provincias– declaró la Independencia. Ahora, podría conjeturarse por las acciones y políticas de los hermanos Karina y Javier Milei, el objetivo es el opuesto.
Foto: Jorge Contrera | El Eslabón/Redacción Rosario
“Quiero aprovechar este día para convocar a todas las autoridades políticas, los gobernadores de las provincias argentinas, los dirigentes de los principales partidos políticos, los ex presidentes de la Nación, los miembros de la honorable Corte Suprema de Justicia, empresarios, trabajadores y, por supuesto, a toda la ciudadanía argentina que nos encontremos la noche del próximo 9 de Julio en Tucumán para firmar el Pacto de Mayo y finalmente empecemos juntos a dar vuelta la página de nuestra historia”, llamó Milei.
Luego destacó algunos rasgos de la personalidad y las conductas públicas de Manuel Belgrano, los referidos a “la libertad”, que en aquél entonces consistía en la independencia de España y la concreción de un sueño de soberanía, dos palabras que el presidente no utilizó. Tampoco se refirió a los aspectos industrialistas o educativos del creador de la bandera.
“Belgrano era un maximalista de la libertad, eligió no renunciar a la bandera, aun a pesar de las órdenes de Buenos Aires, porque la libertad no pide permiso, la libertad se impone. No se esperan las órdenes de ningún burócrata que especula con qué conviene”, leyó Milei.
“La libertad es un instinto innato de ser argentino y es por eso que, a la larga, siempre se abre camino, porque la libertad es ineludible, por más que unos pocos se resistan o la quieran contener”, añadió, para destacar la pobreza del prócer como un atributo, del mismo modo que su “honradez y austeridad”. Lo escuchaban el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem; el jefe de Gabinete Guillermo Francos; la vicepresidenta Victoria Villarruel y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, entre otros.
Milei dispuso de un Belgrano acorde a su narrativa –que, como todo relato, se distancia de los hechos– al afirmar que “como tantos otros después de él, tuvo que enfrentarse a las porosas manos de los políticos”. Es decir, como hace él mismo, que no es político, sino que enfrenta a la casta.
Y allí siguió con la comparación del general de la guerra por la independencia con las cúpulas de las tres armas durante el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, habitualmente conocido como última dictadura.
Gracias, pero falta
En su habitual doble juego de apoyar y diferenciarse, el gobernador Pullaro valoró la presencia de Milei en el Monumento porque, señaló en declaraciones a la prensa, “no te digo que somos amigos, pero compartimos los mismos objetivos”. Enseguida aclaró que “tenemos diferencias ideológicas”.
En el discurso, el ex dirigente progresista destacó “la presencia del presidente, la vicepresidenta y el gabinete nacional, porque durante muchos años esta fecha patria, tan importante, fue ninguneada o politizada”. La derecha no hace política, sólo negocios, mientras se cobija de tecnócrata o se viste de outsider.
También agradeció la ayuda que el Gobierno nacional le brindó en marzo cuando fueron asesinados cuatro trabajadores en pocos días, pero luego se diferenció de la Casa Rosada al agregarle al propósito del equilibrio fiscal, el del desarrollo y la educación. Nada de distribución equitativa de la riqueza o igualdad de oportunidades.
Foto: Jorge Contrera | El Eslabón/Redacción Rosario
“Como santafesino le pido, señor presidente, que mire a ese país que produce desarrollo e innova, que necesita obras de infraestructura para explotar todo su potencial; que necesita que sus jóvenes vayan a la universidad y le pongan cabeza al desarrollo tecnológico, uniendo la producción con el conocimiento; que necesita un país con equilibrio fiscal y eficiente, y una mirada productiva, de educación y más federal”, dijo Pullaro.
Agregó que “Santa Fe es campo, industria, comercio, río, puertos, y es el tractor que el país necesita para el cambio que todos los argentinos reclaman. Vuelva cada 20 de junio, apueste al encuentro y a un proyecto de país con equilibrio en las cuentas, pero con producción y educación como ejes del desarrollo”.
Así sí
El intendente y el gobernador coincidieron en que así sí vale la pena conmemorar la muerte de Belgrano. Sin bombos ni banderas, sin cánticos, sin el “populacho” y la “chusma” y su irremediable inclinación a arrojar en el suelo los desperdicios, cuando no las heces de sus vástagos.
Lo presuntamente aséptico del acto por el Día de la Bandera es, en rigor, la segmentación social de sus asistentes y la falsa idea de que la derecha no hace política, mientras en el estrado escuchaba los discursos la vicepresidenta de la Nación, Victoria Villarruel, cuya memoria se completa con la reivindicación de los autores materiales e intelectuales penalmente responsables de los delitos de genocidio, homicidio, desaparición forzada de personas, privación ilegal de la libertad, abuso sexual y tormentos, según decenas de veredictos dictados por tribunales federales.
Esos discursos permean a la trama social. Abajo, entre el público, se generó una escaramuza con una chica que llevaba un cartel casero que repudiaba la presencia de Milei. Un señor enojado con la disidencia –expresada en una condición claramente de visitante, en términos futboleros– le gritó “chorra”, “asesina” y la invitó a trasladar su lugar de residencia a una isla del Caribe. “Andate a vivir a Cuba”, le sugirió. Lo que se dice, un acto despolitizado.
“Ha profundizado el hambre”
La Multisectorial de Rosario, que agrupa a organizaciones sociales, políticas, estudiantiles y sindicales, marchó por el centro de la ciudad en repudio a la presencia del presidente, Javier Milei, en los actos oficiales por el Día de la Bandera. El contra acto terminó en Laprida y Córdoba, cuando los distintos sectores se desmovilizaron en forma pacífica.
“Milei ha profundizado el hambre, en el país de la comida la gente come una vez por día y no sabe qué va a cenar a la noche”, dijo Eduardo Del Monte, referente de la Corriente Clasista y Combativa (CCC).
Lorena Almirón, de ATE Rosario, dijo que “venimos a repudiar la presencia del presidente Milei en nuestra ciudad y decimos que nuestra bandera no se mancha”.
Foto: Prensa ATE Rosario
“Honramos nuestra enseña patria y al creador de la bandera en este día tan importante para todos los argentinos. Hoy venimos a manifestarnos en contra de las políticas de ajuste, no se soporta más”, afirmó la dirigente de los estatales.
Gabriela Sosa, de Libres del Sur, dijo que “vemos que este Gobierno está decidido a reprimir a quienes resistimos sus políticas de ajuste. Vamos a movilizar como hemos hecho en todos estos años con mucha fuerza y convencidos de que este Gobierno lo que está haciendo es aplicar un ajuste principalmente a trabajadores, a jubilados y a las mujeres”.
Gustavo Terés, de Amsafé Rosario, sostuvo que “repudiamos la presencia de un presidente que reivindica más las banderas de países que intentaron o intentan colonizar a la Argentina que la propia, y que poco tienen que ver con nuestra soberanía”.
Puntualizó que la marcha sería “pacífica, justa y democrática, tanto como el derecho a la protesta que ejercieron miles de personas en Buenos Aires (durante el tratamiento en el Senado de la ley Bases) y que hoy todavía están detenidas”.
“Estamos mejor”
Foto: Jorge Contrera | El Eslabón/Redacción Rosario
El intendente Pablo Javkin agradeció la presencia del presidente Javier Milei en el acto oficial y dijo que “así debe ser el Día de la Bandera”. También aseguró que en Rosario “estamos mejor porque hoy, luego de años de ausencia, por fin vemos las luces de los patrulleros de las fuerzas provinciales y de las federales. Estamos mejor porque hoy por fin vemos una acción coordinada entre nación, provincia y municipio, que no era ni más ni menos que lo que pedíamos a gritos”. Javkin le entregó dos obsequios al jefe de Estado: una estatuilla de Belgrano y otra de dos leones, que representan el ingreso al edificio municipal, conocido como Palacio de los Leones.
Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 22/06/24
Fuente: Redacción Rosario por Luciano Couso