No compraré medicamentos en las cadenas de farmacias que se pusieron de acuerdo para estafarnos con los precios de los remedios. Bueno, trataré de no resfriarme este invierno…
No compraré medicamentos en las cadenas de farmacias que se pusieron de acuerdo para estafarnos con los precios de los remedios. No entraré ni a Cruz Verde, ni a SalcoBrand ni a Ahumada. Claro que solo podré comprar remedios en las poquísimas farmacias independientes que aun sobreviven. Bueno, trataré de no resfriarme este invierno.
Tomás Hirsch. Image by: Wikipedia.
Pressenza Santiago, Chile, 22-Mayo-2012
No compraré en La Polar porque estafó a más de un millón de chilenos. Tampoco lo haré en el Jumbo, que teniendo ratas en sus bodegas, milagrosamente desaparecen en menos de 24 horas después que los clausuraron. Ni en Líder que también las tiene.
Tampoco compraré en Santa Isabel que encierra a algunas de sus empleadas durante toda la noche. Parece que tendré que plantar mi propio huerto.
No compraré cerdos, pollos, pavos ni ningún otro producto que provenga de Agrosuper, que por ahorrarse unos pesos en controles de sus emisiones, tiene asfixiados con olor a mierda a los habitantes de diferentes ciudades de Chile.
Tampoco comeré pollos Ariztía por coludirse con su competencia para subirnos los precios.
No comeré salmón producido en nuestro sur por empresas multinacionales que pagan a las trabajadoras en Chile sueldos siete veces más bajos que los que pagan en sus propios países.
No usaré tapaduras (ni joyas) producidas con oro de Pascua Lama ni de ninguna multinacional que destruya nuestro medio ambiente.
No usaré cobre de Codelco ni productos de las otras empresas que están instaladas en Puchuncaví asfixiando a los niños de la Escuela La Greda y otras localidades con plomo, arsénico, cobre, cadmio, níquel y zinc. Si los ejecutivos de esas empresas mandan a sus hijos a esa escuela, revisaré mi decisión.
No usaré el celular de las telefónicas que instalan indiscriminadamente antenas en medio de villas, plazas y poblaciones, sin importarles destruir el hábitat de miles de familias. Cuando sus gerentes las instalen en los jardines de sus propias casas volveré a usarlo.
No depositaré mi dinero en bancos que cada día nos roban millones cobrándonos intereses usureros por prestarnos nuestra propia plata.
No entregaré el dinero para mi jubilación a las AFP porque yo no tengo ningún derecho a decidir mientras ellos especulan con esos pocos pesos que puedo ahorrar y además lo pierden en malas inversiones sin asumir ninguna responsabilidad por ello. Cuando inviertan ese dinero en Chile y los trabajadores puedan decidir, volveré a entregarles mi fondo para pensionarme.
No aportaré más a ninguna Isapre porque hacen de la salud un negocio con el que ganan millonarias utilidades y además me suben el plan cuando se les da la gana. Cuando la salud sea un derecho y no un negocio volveré a pagar mi plan de salud.
No pagaré ni una cuota más por la educación universitaria de mis hijos porque no acepto que la educación sea un negocio con el que se enriquecen unos indecentes. Cuando la educación sea gratuita, todavía la estaré pagando a través de mis impuestos.
No aceptaré pagar ni una cuenta más de la electricidad y el agua que diferentes gobiernos han regalado a las multinacionales dejando que ahora nos cobren precios que están entre los más caros del mundo. Cuando vuelvan a ser empresas de todos los chilenos, yo volveré a pagar las cuentas mensuales.
No me casaré ni haré ningún trámite en el Registro Civil mientras a otros se les impida casarse porque aman a alguien de su propio sexo. Volveré a sus oficinas cuando en Chile no se discrimine a nadie.
No votaré más en la elección de diputados y senadores mientras ostenten el vergonzoso record de tener el sueldo más alto entre todos los políticos latinoamericanos y muchísimos de Europa. Los elegiré nuevamente cuando reciban un sueldo similar al promedio de los chilenos.
¿Se podrá hacer esto? No está fácil.
Sin embargo si queremos cambiar este sistema tenemos que dejar de alimentarlo porque somos nosotros mismos los que hacemos engordar a quienes nos roban, nos estafan, maltratan y nos niegan los derechos.
Quizás no se pueda hacer de inmediato todo lo que aquí se dice, pero cada uno de nosotros puede al menos elegir una de las propuestas y llevarla adelante. Y cada uno puede también motivar a otros a hacer lo mismo hasta crear una gran cadena de boicot que ayude a construir un país más humano.
Tomás Hirsch, vive en Santiago, Chile. Es parte del Equipo del Partido Humanista Internacional. Fue el vocero latinoamericano del Nuevo Humanismo y, en 2005, candidato a la presidencia de su país encabezando como humanista una gran frente de izquierda.
Tomás Hirsch, who lives in Santiago de Chile, is part of the International Humanist Party Team. He was spokesperson for New Humanism in Latinamerica and, on 2005, presidential candidate for Humanism and the Chilean left parties