La militante cristiana Susana Abalo, que desapareció el jueves pasado y que fue encontrada el viernes por la noche en Bell Ville, sería dada de alta hoy por los médicos de un centro de salud privado. En tanto, el juez de Instrucción de la 11ª nominación, Carlos Triglia, continúa trabajando para reconstruir qué ocurrió durante 30 horas en que nada se supo de su paradero. Abalo fue internada por orden del juez Triglia en un sanatorio local para realizarle estudios y controlar su estado de salud. «Le cosieron la herida de la cara», comentó ayer Eduardo Brunetti, el compañero de Abalo, y añadió que según le explicaron los médicos hoy sería dada de alta.
Mientras tanto, Triglia continúa aguardando los resultados de los análisis bioquímicos y pericias psiquiátricas practicados a Abalo.
La mujer de 48 años salió al cruce de las versiones que indicaban que el caso se trataba de un autosecuestro y de autoagresiones. «Quiero que las personas cobardes que dicen eso den la cara», declaró Abalo, y añadió: «Si esas personas se ocultan en el anonimato es porque tienen intereses y si no dicen sus nombres, no lo podemos saber».
Con los ojos en Bell Ville
«Estoy tratando de reconstruir cada minuto de las horas que Abalo estuvo desaparecida», comentó el magistrado antes de señalar que la víctima «no aportó demasiado» con su declaración. Por tanto, la tarea investigativa está centrada en la localidad cordobesa. «Se intenta desentrañar este hecho desde el lugar en donde Abalo apareció». El fiscal de Instrucción con competencia en al Unidad Regional XII de Bell Ville, Arturo Allaga, está tomando declaración a todos los testigos que habrían visto a Abalo.
Triglia apuntó que según el informe proporcionado por los médicos legistas que revisaron a la mujer, «las quemaduras y las lesiones fueron provocadas por una tercera persona».
El juez también trata de dilucidar cómo fue a parar a las pertenencias de Abalo un pasaje de micro comprado en Bell Ville con destino a Rosario. «Eso lo pusieron entre las cosas de Susana para embarrar la cancha», argumentó Brunetti.
La militante cristiana de la zona oeste desapareció el jueves pasado después de las 17.30 de la Facultad de Derecho y recién fue hallada el viernes cerca de la medianoche con signos que mostraban que había sido víctima de actos violentos.
En julio pasado se iniciaron las amenazas a Abalo. En agosto sufrió una golpiza y debió ser internada. En noviembre volvió a ser atacada en el baño de la facultad de Córdoba al 2000 y en diciembre, a pesar de tener custodia policial -igual que al momento de su desaparición- estalló una bomba de estruendo en su domicilio.