Laura Richardson se reunió con el ministro de Defensa argentino, Jorge Taiana, mientras grupos de izquierda denunciaron que están en riesgo los recursos naturales de la llamada ‘patria grande’.
La general Laura Richardson, jefa del Comando Sur de EE.UU., visitó el domingo por segunda vez Argentina y mantuvo reuniones con el ministro de Defensa en ese país, Jorge Taiana, y con autoridades militares.
Según informó Taiana, en el encuentro que mantuvo con Richardson el lunes conversaron sobre «varios temas en materia de Defensa», así como los acuerdos bilaterales vigentes y la «jerarquización de las Fuerzas Armadas».
También se abordaron temas como el equipamiento militar y la «prioridad estratégica que la Argentina le asigna al Atlántico Sur», informó el propio funcionario desde su cuenta de Twitter.
Protesta en Argentina
Richardson arribó a Buenos Aires el domingo en medio de especulaciones por las razones de su llegada. El lunes 17 de abril, grupos de izquierda rechazaron la presencia de la funcionaria en una protesta contra el «injerencismo» de EE.UU. y el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el país.
Además, protestantes afirmaron que Richardson y su comitiva vienen «por los recursos naturales de la ‘patria grande'».
En enero pasado, al hablar sobre la importancia de Latinoamérica para EE.UU., Richardson destacó «sus ricos recursos y elementos de tierras raras», y mencionó «el ‘Triángulo de litio‘, que hoy en día es necesario para la tecnología».
«El 60 % del litio del mundo está en el ‘Triángulo de litio’: (en) Argentina, Bolivia y Chile», expresó la general, que ya se encuentra de visita en Santiago, capital de ese país.
En la convocatoria a la movilización de repudio, la organización Encuentro Patriótico señaló: «Laura Richardson es quien ha desnudado en múltiples discursos la estrategia neocolonialista de EE.UU. para apropiarse de los bienes comunes de nuestra ‘patria grande’ para ponerlos al servicio de sus cadenas de suministro y frenar el derrumbe de su prepotencia imperial».
Los manifestantes también cuestionaron «la agenda de miseria planificada» que desnuda el acuerdo por la deuda con el FMI, y la «subordinación» del Gobierno argentino a su «programa económico», con «gestos de obediencia de parte de funcionarios de toda índole y jerarquía».
Presión de Washington
La llegada de Richardson a Buenos Aires también se enmarca en las presiones de la Casa Blanca para dinamitar las relaciones de Argentina con China.
A principios de marzo de este año, desde la Cámara de Representantes de EE.UU. se lanzaron amenazas contra el Gobierno de Alberto Fernández ante la compra eventual de aviones de combate fabricados en China.
Además, la congresista republicana María Elvira Salazar le llamó la atención al Pentágono acerca de la presencia de satélites chinos ubicados en la provincia de Neuquén, en la Patagonia argentina. «No están mirando las estrellas», dijo Salazar al secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, quien prometió «investigar» el tema.