Mientras enfrento a los monstruos mas temibles en la densa oscuridad
puedo alcanzar oir que más allá de la espesa bruma…
Mientras enfrento a los monstruos mas temibles en la densa oscuridad
puedo alcanzar oir que más allá de la espesa bruma
suena en lo alto de mi espacio de representación
el aleteo libre del vuelo
de un pajaro que abre el camino
cerca de la luz…-
Para no sentirme rechazado
Aprendi a rechazarme antes
Para no sentirme culpable
Aprendí a echarle la culpa a los demás
Para no sentirme inferior
Aprendí a imponer con violencia, mis pensamientos a los demás
Para no sentirme excluÍdo
Aprendí a imitar las virtudes de los que tienen éxito y son bien vistos socialmente
Para no sentirme ridiculo
Aprendí a mentir
Para no sentirme solo
Aprendí a adaptarme rapido a los habitos y condiciones de los demas; sin importar mi salud
Sin embargo y a pesar de todo lo que Aprendí,
me seguia sintiendo rechazado, culpable, inferior, excluido, ridículo y solo.
Senti que lo que hacía no tenia sentido.
Y para no sentirme contradictorio,
Aprendi a conocerme a mi mismo…
Y aprendi a aceptar a los demas como son y a mi mismo,
para no sentirme rechazado
Y aprendi a ver que equivocarse es aprender,
para no sentirme culpable
Y aprendi a no imponerle nada a nadie,
para no sentirme inferior
Y aprendi a reconocer en los demas y en mi mismo, las grandes virtudes,
para no sentirme excluído
Y aprendi a decir la verdad a otros y a mi mismo,
para no sentirme ridículo
Y aprendi dar amor desde el simple contacto, y a registrarlo internamente,
para no sentirme solo
Y todo lo sigo aprendiendo aun. Porque recien empece,
y siento que lo que hago tiene sentido.
Mi confesión es el arrepentimiento profundo de lo contradictorio que fui hasta hoy.
Porque mis contradicciones están en el mundo, es decir en las personas. Y al reconocerlas siento la necesidad de superarlas en mí y en los demás.
No podría haber sido de otra manera, sino hubiera conocido a las personas que forman parte del Movimiento Humanista y sus Organismos; las personas que forman parte de La Escuela y, sin lugar a dudas, si no hubiese conocido LA OBRA DE SILO.
—
Marcelo Pignataro