La especulación empresaria con remarcaciones de precios por encima de los acuerdos con el Gobierno empezó a pegarle directamente a la economía en general.
Un informe privado al que accedió Página I12 muestra cómo se desplomaron a niveles inéditos las ventas de alimentos y bebidas en comercios barriales, donde las empresas venden más caro para recuperar rentabilidad. La paradoja es que, mientras tanto, las ventas de esos mismos productos subieron a niveles récord en grandes supermercados.
Pero esa mejora no alcanzó, de todos modos, para compensar el derrumbe en los barrios y en febrero el consumo masivo general, según el trabajo de la consultora Scentia, cayó 1,1 por ciento acumulando tres meses consecutivos de baja. Este dato es un problema serio para una Argentina que tiene un PBI muy dependiente del consumo, que explica casi el 70 por ciento del producto.
Lo que el Gobierno llama «rentabilidad cruzada», maniobra que tiene a gigantes del consumo como Coca Cola, Danone, Mastellone y CCU bajo la lupa, reviste una influencia tan marcada en la baja del consumo que es casi más importante que la inflación récord de 102,5 anual a la hora de explicar por qué cae el gasto de los hogares.
Es que si se comparan los gobiernos de Alberto Fernández y Mauricio Macri, ambos con altísima inflación, se observa que el consumo (medido con los mismo números de Scentia) creció en dos de los tres años de gobierno del Frente de Todos (1,9 en 2022 y 3,2 en 2021) y quedó casi empatado en el 2020. Mientras que en los cuatros años de Macri, hubo caídas en los cuatro: 4,5 en 2016, 4,1 en 2017, 1,1 en 2018 y 7,3 por ciento en 2019.
Estos números muestran que en los años del macrismo en el poder hubo derrumbes de ventas en comercios barriales y también en los hipermercados. Hoy, la foto tiene matices, aún con 100 por ciento de inflación, y toma sentido debatir el peso de la especulación empresaria con precios.
Los barrios, los que más padecen
El Gobierno identificó a una serie de empresas, antes mencionadas, e imputó a otras por remarcar precios en los comercios barriales para compensar los aumentos controlados del 3,2 por ciento que tienen en los grandes hipermercados. Según confirmó este diario con empresarios del sector, las grandes alimenticias llegan a tener precios hasta un 30 o 40 por ciento más caros en los barrios, sobre todo en panificados, gaseosas, lácteos y aceites.
Esto explica buena parte de los números del informe de Scentia. Según la consultora, que mide todo el país en todos los canales, en los comercios barriales nacionales la venta cayó en febrero un 8,9 por ciento, con una baja de 10,2 por ciento en el AMBA y del 8,3 por ciento en el interior. En la otra esquina, en el mismo período y vendiendo los mismos productos, las ventas en super e hipermercados crecieron 8,3 a nivel país, con un 6,7 por ciento de suba en el AMBA y un 9,6 por ciento en el interior. Esos datos comparados son la foto más fehaciente que deja la especulación en precios, a la que se le suma el problema que el Gobierno Nacional tiene para controlar por fuera de los hipermercados. De hecho, las pesquisas que se hicieron hasta ahora partieron de inspecciones en comercios chinos que aceptaron mostrar las facturas con los precios a los que les venden los proveedores. Y allí se probaron las diferencias en los precios.
Naturalmente, esta «rebeldía» de las empresas no ocurre por primera vez y responde a una conducta habitual del sector privado cuando ve las posiciones debilitadas desde lo político de los gobiernos. En Economía aseguran, de todos modos, que habrá un nuevo pelotón de empresas apuntadas por incumplir acuerdos. El problema radica en que si no se aborda el tema de manera urgente, teniendo en cuenta la importancia que tienen estas diferencias de precios, el Gobierno volverá a padecer un IPC de alimentos muy elevado, también, en marzo.
Precios diferenciados
La foto que debería disparar una economía como la de hoy, con 100 puntos de inflación, debería ser, a esta altura, la de una recesión más profunda, freno casi total a la actividad y un desplome brutal del gasto. Para los especialistas, esto no ocurre porque los ingresos formales al menos le empataron a la inflación y hay sectores medios informales que aún conservan capacidad de compra. Para las barriadas populares, en cambio, es un tema sensible.
Antes de seguir viendo cómo cayeron todos los rubros de productos en los barrios, son interesantes los datos que mostró hace unos días la consultora Ecolatina y que reflejan diferencias de precios: en el caso de los vinos, los aumentos acumulados en los barrios desde que inició Precios Justos superan el 30 por ciento; mientras que ese mismo rubro no subió más de 15 puntos entre diciembre y febrero en los hiper. La cerveza subió más de 25 en los barrios y menos de 20 en los hiper, al igual que los fideos secos. El agua envasada y las gasesosas subieron 25 por ciento en los barrios y menos de 15 en los hiper; y la leche fluida es una suba del 23 en los barrios contra menos de 15 en los hipermercados. Esos datos, que son de Ecolatina, una consultora distinta a Scentia, grafican el mismo fenómeno de mayores aumentos por afuera de la vista del Gobierno.
La postal de mayor impacto de este fenómeno la arroja el trabajo de Scentia.Muestra que subieron las ventas de todos los rubros del consumo en los hipermercados pero, en cambio, en los comercios barriales todos los rubros dieron a la baja menos uno, Bebidas Sin Alcohol, con un repunte de 2,8 por ciento. En los hiper, donde hay precios controlados, la venta del rubro Alimentación creció 12,1 por ciento, Desayuno y Merienda 4,2, Perecederos 8,3, Limpieza de Ropa y Hogar 0,7, Cosmética e Higiene 11,9, Bebidas con Alcohol 12,9, sin Alcohol 14 por ciento e Impulsivos 0,7 por ciento.
En la otra esquina, en los comercios barriales, las remarcaciones de los privados derrumbaron todas las ventas. Según Scentia, cayeron 10,6 por ciento las ventas en Alimentos, 9,4 en Desayuno y Merienda, 6,8 en Perecederos, 15,8 en Limpieza de Ropa y Hogar, 14,4 en Higiene y Cosmética, 13,9 en Bebidas sin Alcohol, y 10,2 en Impulsivos. En este contexto, no hay ninguna otra lógica que no sea la especulación en precios para explicar semejante foto desigual, en un mismo escenario, con iguales productos y mismos proveedores.
Página12 – Economía