Fotos: La mano biónica altamente integrada en uso. Crédito: De Ortiz-Catalan et al., Sci. Rob., 2023.
El diseño permitió fijar la prótesis al esqueleto del usuario mediante osteointegración, a la vez que posibilitaba la conexión eléctrica con el sistema nervioso a través de electrodos implantados en nervios y músculos.
Una mujer sueca de 50 años que perdió una mano en un accidente agrícola recibió una prótesis de última generación que le cambió la vida.
La mano biónica se basa en una tecnología revolucionaria que se conecta directamente a los huesos, músculos y nervios del usuario, creando una interfaz hombre-máquina que permite a la inteligencia artificial (IA) traducir las señales cerebrales en movimientos precisos pero simples.
La mujer que recibió la mano biónica, identificada como Karin, ahora tiene un sentido del tacto limitado y puede mover sus cinco dedos biónicos individualmente con una tasa de éxito del 95 por ciento.
Después de dos décadas de vivir sin mano derecha, ahora puede llevar a cabo el 80 por ciento de sus actividades diarias habituales, como preparar alimentos, recoger objetos, cerrar y desabrochar ropa o bolsos, y girar perillas o tornillos de puertas.
Además, después de recibir la mano protésica, el insoportable dolor fantasma de Karin, que dijo que se sentía como si su mano pasara por una picadora de carne, disminuyó significativamente.
“Tengo un mejor control sobre mi prótesis, pero sobre todo, mi dolor ha disminuido”, asegura Karin. “Hoy necesito mucha menos medicación”.
El equipo internacional de ingenieros que trabajó en la mano biónica compartió recientemente el éxito de Karin en la revista Science Robotics.
Los investigadores, que provienen de Suecia, Italia y Australia, dicen que es la primera vez que una mano robótica con electrodos internos demostró viabilidad a largo plazo para amputaciones por debajo del codo.
“El hecho de que [Karin] haya podido usar su prótesis de manera cómoda y efectiva en las actividades diarias durante años es un testimonio prometedor de las capacidades potenciales de cambio de vida de esta nueva tecnología para las personas que enfrentan la pérdida de una extremidad”, afirma el ingeniero en robótica, Max Ortiz Catalán, quien dirigió la investigación en el Instituto de Biónica en Melbourne, Australia, y el Centro de Investigación Biónica y del Dolor en Suecia (que ayudó a fundar).
Esta convención, sin embargo, diluye la calidad y la cantidad de señales sensoriales que van y vienen de la mano robótica, limitando su control, un problema que ha plagado la tecnología protésica desde que surgió por primera vez hace aproximadamente 60 años.
Osteointegración
Aunque algunos otros tipos de implantes requieren equipo externo, la mano biónica es completamente autónoma. Los cirujanos incorporaron un controlador, una unidad de batería en forma de muñeca y un acoplador mecatrónico (un dispositivo utilizado para transmitir energía) que se conecta a la interfaz neuromusculoesquelética, por lo que no necesita ningún equipo adicional como una batería grande o una unidad de procesamiento.
“Esta integración es tan fuerte que podemos unir la extremidad artificial directamente al esqueleto”, explica Ortiz Catalán en un vídeo.
Cuando esta técnica se combina con la cirugía reconstructiva, Ortiz Catalán sostiene que puede “integrar realmente la biología y la electrónica”.