
En el sur de China se construye una urbe futurista que parece salida de la ciencia ficción: autos autónomos, edificios verdes y una red digital que lo controla todo.
Pero detrás de su brillo tecnológico, hay un pulso geopolítico que inquieta a Estados Unidos…
Por Romina Fabbretti. Gizmodo
En un rincón del sur de China, una ciudad empieza a tomar forma sobre tierras ganadas al mar. No es un simple proyecto urbanístico, sino una apuesta ambiciosa por redefinir cómo viviremos en las próximas décadas. Su nombre es Net City, y para muchos, ya es la ciudad más tecnológica del mundo.
El proyecto, impulsado por el gigante tecnológico Tencent —la empresa detrás de WeChat, QQ y otras plataformas digitales— y diseñado por el estudio estadounidense NBBJ, busca crear un entorno donde cada rincón esté conectado, optimizado y pensado para la eficiencia.
Su ubicación no es casual: Shenzhen, epicentro de la innovación china, es conocida como la “Silicon Valley del Este”. Allí nacieron Huawei, DJI y decenas de startups que hoy compiten de tú a tú con las firmas más poderosas de Estados Unidos. Y es precisamente eso lo que ha puesto a Washington en alerta: Net City no es solo un experimento urbano, sino también un escaparate del poder tecnológico de China.

Una urbe sin coches y con inteligencia propia
Net City se levanta sobre una península artificial del distrito de Qianhai, y su diseño está pensado para eliminar por completo el tráfico tradicional. Los coches particulares desaparecerán de sus calles, reemplazados por vehículos eléctricos, transporte público autónomo y corredores verdes que priorizan bicicletas y peatones.
Sus avenidas estarán bordeadas de árboles que purifican el aire, y los edificios incorporarán paneles solares, jardines verticales y techos verdes para mantener un equilibrio térmico natural. La energía circulará como los datos: sin interrupciones.
Los sensores inteligentes serán los nuevos “semáforos” de esta urbe. Monitorearán el tráfico, el consumo de energía, la calidad del aire e incluso el riesgo de inundaciones. Todo estará conectado a una red central de inteligencia artificial capaz de regular la ciudad en tiempo real, ajustando su comportamiento a las necesidades de sus habitantes.
Una arquitectura que fusiona naturaleza y tecnología
A diferencia de las megaciudades densas e impersonales, Net City ha sido concebida como un espacio donde la tecnología se integra sin desplazar la vida humana. Sus rascacielos, de formas orgánicas y dinámicas, buscan reflejar la armonía entre progreso y sostenibilidad.

Cada edificio está diseñado para maximizar la entrada de luz natural y reducir el consumo energético, mientras los espacios públicos combinan plazas abiertas, parques elevados y zonas recreativas que se adaptan a las estaciones.
La meta es crear una ciudad autosuficiente, con una huella de carbono mínima y una economía circular capaz de reutilizar agua, energía y residuos. Si todo avanza según lo previsto, Net City podría albergar a más de 80.000 residentes y estar operativa en 2028, convirtiéndose en un modelo global de urbanismo inteligente.
Estados Unidos mira con recelo el experimento chino
El éxito potencial de Net City trasciende la arquitectura. Lo que más preocupa en Occidente es el modelo político y tecnológico que la sustenta: una ciudad donde cada elemento —desde el transporte hasta la energía— depende de un sistema de datos gestionado por una sola corporación con estrechos vínculos estatales.
En plena competencia por la supremacía digital, Net City representa la visión china de las “smart cities”: urbes hiperconectadas donde la tecnología garantiza eficiencia… pero también un control total. Para Estados Unidos, esto plantea interrogantes sobre privacidad, vigilancia y poder económico.
Mientras tanto, China avanza sin pausa en su objetivo de exportar su modelo de ciudad inteligente al resto del mundo. Net City no es solo un proyecto urbano: es una demostración de fuerza, sostenibilidad y dominio tecnológico en una nueva era de competencia global.