CANTORES Y PAYADORES EN PICHINCHA
Los payadores tenían una audiencia atenta en los recintos llenos de humo, con olor a fritura y aroma de asado a la parrilla.
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CANTORES Y PAYADORES EN PICHINCHA
Los payadores tenían una audiencia atenta en los recintos llenos de humo, con olor a fritura y aroma de asado a la parrilla.
Algunos de ellos, como Luis Acosta García, de encendido numen anarquista, han pasado incluso a la historia de la música popular argentina, por sus indudables méritos artísticos.
Otros, la mayoría, se perdieron en el anonimato o quedaron apenas como una mención elogiosa pero difusa de añosos sobrevivientes del esplendor prostibulario rosarino, como aquel cantor de vos melodiosa del que sólo se rescata el mote de “El tuerto Guimond”.
Mucha mayor suerte tendría otro cantor que por aquellos lejanos años entre el 20 y el 30 supo andar haciendo sus primeras armas como cantor y guitarrero en Pichincha y tras de cuyo real apellido Chavero se escondía entonces el que luego sería internacionalmente respetado y admirado Atahualpa Yupanqui.