El Presidente Antonio Perrone junto a su nieto en el stand.
Vista exterior nocturna del stand.
Entre los numerosos stand que encontramos caminando por las Feria de Colectividades 2006, con gran impronta nos topamos con Calabria, región del sur de Italia.
Representada por la Asociación Familia Calabresa hablamos con su presidente, el Sr. Antonio Perrone. “Las expectativas para este año son muy buenas, a pasar de la lluvia del domingo que no la esperábamos. Pero durante el sábado y viernes hubo muchísima gente”, nos contó y haciendo un pequeño recorrido histórico de la feria nos comentó que antes estaban todas las regiones de Italia en un mismo stand, y después debido a la demanda de espacio propio consiguieron que se separaran por regiones, como las conocemos hoy.
Con gran orgullo el presidente de la asociación dice: “Nosotros siempre intentamos tener un mejor stand, con buena iluminación, mucho espacio, donde la gente pueda estar cómoda y disfrutar de los bailes en el escenario de nuestra colectividad”; a lo que agrega: “Acá trabajamos integrantes de la comisión directiva y familiares pero debido al tamaño del stand y de la afluencia del público tuvimos que contratar gente que no pertenece a la nuestra asociación, para que nos ayuden”.
Entre los riquísimos platos tradicionales de Calabria, encontramos los grispelles, que son una masa de pizza frita rellena con anchoa y jamón. “Esta es una comida típica de nuestra región, todos los viejos calabreses o descendientes vienen para tratar de conseguirlos, porque son muy famosos allá”, relató Perrone y añadió que en colectividades son los únicos que los tienen. “También están las ambugliatas, que son una masa de pizza arrollada con longaniza fresca, queso colorado y queso rallado”, contó y finalizó diciendo: “Y como no podían faltar las tan populares pizzas de doble muzzarela, la pizza Calabresa y los calzones”.
Entre los distintos objetos que se exhiben María muestra un “Fuso”
Calabria tiene su “Santo protector”, se trata de “San Francesco Di Paola”.
Dentro del predio que ocupa la Asociación Calabresa, además del gran stand destinado a la gastronomía encontramos un pequeño escenario donde se presentan los cuerpos de baile de la institución y el sector de cultura donde María Bava a todo el que pasa le cuenta sobre las tradiciones de Calabria.
En el stand se observan dos replicas de esculturas de bronces. “Son estatuas de bronce de rezio”, según nos cuenta María son copias de unas estatuas que viajaban mediados del 1850 en barco desde el sur de Italia hasta el norte, y en el trayecto se hunde, y las estatuas son rescatadas por los calabreses.
Entre los distintos objetos que se exhiben María muestra un “Fuso”:“Cuando era chica lo agarraba y con esto hilábamos la lana y la enrollábamos para luego tejer las prendas, pasando el hilo con el dedo”, dice y agrega: “ahora se hace con las manos directamente”.
Nos muestra sobre una de las mesas un mortero de madera, y nos cuenta que lo utilizaban para picar la sal: “Por aquel entonces no existía la sal en granos como la conocemos ahora, venía en piedras, entonces la molíamos, como así también el café”.
Calabria tiene su “Santo protector”, se trata de “San Francesco Di Paola”. Éste nación en Paola, un pueblo de la región. Según nos cuenta María éste Santo nació en el 1416 y murió en el 1519. “Según cuenta la leyenda concedía milagros a los marineros en un principio, pero luego llegaban a todos los calabreses, por eso cerca de 1960 fue declarado patrono de la región”.
En Paola, ciudad natal de San Francesco, existe un santuario que es visitado por miles de turistas de todo el mundo, muchos de los cuáles han sido bendecidos por su gracia.
No hay nada como ver el interior de una cocina en el encuentro de colectividades. Tuvimos la oportunidad de entrar al “detrás de escena de Calabria”. Guiados por su presidente, el Sr. Antonio Perrone comenzó la travesía.
Primera postal: Pizzas por montones en las mesadas, jóvenes de la Asociación poniéndoles muzarella, para que luego pasen por un horno especial. Especial y muy parecido al de una fábrica: La pizza entra por una entrada desde la cocina sobre un “travelling”, que la transporta por el interior dándole calor para que se cocine y derrita la muzarella; su cocción es en menos de dos minutos, se espera por el lado de atención al público donde se corta en porciones y “a las manos de la gente”. Caminando un poco más vemos como Carmen, Carolina e Irene, tres señoras con el inconfundible acento Italiano, fríen los grispelles, que son una masa parecida a la de la pizza rellena con jamón o anchoas, preparados por Alejandra que después de tanto escapar, se dejó fotografiar por nuestro jefe. Por cierto no faltó oportunidad de probarlos (“Riquísimos!”).
Más adelante enormes bandejas con raviolis y tallarines, encargadas de éste sector encontramos a Zulma y Cristina, que preparan ollas gigantes de salsa.
Susana y Lidia, también colaboradoras de la cocina nos traen para que probemos los canalitores. Se trata de un postre típico Calabres que se hace con huevo, harina, vino blanco. “Esa masa se estira y se corta en daditos como los ñoquis, y luego se pasan por miel”, relató Lidia.
Un rato más tarde invitados por el Sr. presidente y su Sra, Lina, nos acercamos a la sección de los postres, donde encontramos a Guadalupe y María. Allí pueden degustarse de un Chajá que verdaderamente llama la atención por su tamaño. “Lo trajimos ayer desde Calabria, lo trajimos en avión”, bromeó Lina.
El stand de Calabria es uno de los más grandes y concurrido por la gente en el encuentro de colectividades. Se destaca por su clásica pizza Calabresa que más de un Rosarino no ha dudado en probar.