Es un lugar común pensar que la Córdoba universitaria, de los doctores, de la Reforma y los estudiantes colgados a los balcones del barrio Nueva Córdoba es el fruto y la continuación del primer gen jesuita cultivado en el actual corazón histórico de la ciudad, allá por el siglo 17. Tan común como afirmar que la Córdoba de los cuartetos surgió hace 65 años con el Cuarteto Leo, más precisamente de la mano izquierda de Leonor Marzano, responsable de golpear sobre el piano lo que se convertiría en el ritmo de cada baile de los fines de semana.
Con la misma precisión es posible marcar el origen chapista e industrial de la ciudad más tuerca y «tuneada» de la Argentina: es la Fábrica Militar de Aviones que duerme y subsiste junto a la avenida Fuerza Aérea. Ahí, al costado del pavimento sobre el que millones de turistas se deslizan cada verano rumbo a la promesa de las sierras, se levanta el emprendimiento nacido hace 81 años que actuó de motor para las industrias metalmecánica y automotriz argentinas.
Dentro de los galpones de la Fábrica por estos días se está terminando de escribir una historia. Son las últimas jornadas de trabajo que le quedan a la empresa estadounidense Lockheed, concesionaria del establecimiento desde 1995, para entregar a la Fuerza Aérea los dos últimos ejemplares de aviones IA 63 Pampa que se tiene previsto construir.
Último eslabón. Los dos últimos contratos firmados entre el Estado y la empresa para la remodernización de 12 aviones Pampa y la construcción de otros seis se fueron cumpliendo con mucha lentitud sin que se avizorara un nuevo pedido o intenciones de continuidad. Así es como, hasta la fecha, Lockheed remozó la docena de aeronaves, construyó y entregó otras cuatro, y sólo le falta entregar las dos últimas de la serie.
El avión IA 63 Pampa fue el último eslabón de una cadena de importantísimos logros que Argentina fue capaz de conseguir gracias a una serie de decisiones políticas que se revelaron acertadas, y a generaciones de trabajadores especializados, formados en aulas locales, que hicieron realidad el sueño de una industria aeronáutica de primer nivel mundial.
Si bien en el proyecto para la construcción del Pampa intervinieron diversas empresas extranjeras, especialmente la alemana Dornier, el avión es un producto legítimo y propio de la Fábrica de Aviones Córdoba. Fue soñado, ideado, diagramado y construido por mentes y manos argentinas.
Cuando se entreguen estos dos últimos ejemplares, posiblemente el Pampa saldrá de producción, porque en ninguno de los planes futuros para la planta que están dando vuelta estos días se mencionan proyectos para reactivar el diseño y construcción de aeronaves propias.
Luego de haber administrado durante 13 años lo que las voces más críticas consideraron apenas un «taller de reparaciones aeronáuticas», la firma Lockheed se retira de la fábrica cordobesa. Esta semana el Ministerio de Defensa a cargo de Nilda Garré confirmó a La Voz del Interior que el Gobierno nacional comprará todas las acciones que son propiedad de la Lockheed para reestatizar el establecimiento.
Matriz histórica. ¿La Fábrica de Aviones volverá a construir aviones? «No. No hay ni va a haber nuevos aviones Pampa porque la intención del Gobierno es hacerse cargo de la fábrica pero sin el proyecto de construir aviones», opina el brigadier retirado Roberto Engroba, ex director del establecimiento y presidente honorario de la Cámara de la Industria Aeronáutica.
«Como el resto de los argentinos –dice Engroba– llevo 20 años esperando que se retome la promoción de la industria aeronáutica con un protagonismo firme de la Secretaría de Industria de la Nación, que debería tener más incidencia que el Ministerio de Defensa. Esto no es un tema de defensa sino de reactivación industrial. En lugar de eso se va a pagarle a la Lockheed por la finalización de la concesión, lo cual es un absurdo total».
El Pampa fue el último gran proyecto de la Fábrica, la matriz de donde surgieron aeronaves que se ubicaron a la vanguardia internacional, como el caza interceptor a turborreacción Pulqui I, que en su momento puso a Argentina en una elite de apenas cinco países del mundo con acceso a esa tecnología.
Aviones luego famosos, como el Pucará, contribuyeron al prestigio de una fábrica que además alumbró un complejo tecnológico e industrial responsable de modificar para siempre el perfil de Córdoba. Motores, hélices, paracaídas, herramientas, vehículos como la moto Puma, el Rastrojero, los tractores Pampa, fueron también hijos de este ingenio fabril que se colocó a la cabeza de Sudamérica: Brasil creó su fábrica Embraer en 1969, más de medio siglo después de que comenzara a funcionar la fábrica cordobesa.
Vuelo al futuro. El proyecto más firme para los próximos años es que la Fábrica de Aviones haga trabajos para las aeronaves que produce Embraer.
Durante el gobierno de Raúl Alfonsín todavía se soñaba que la fábrica, que llegó a albergar a más de 10 mil empleados, se reconvirtiera para participar en la carrera aeroespacial. Con el presidente Carlos Menem, la intención fue entregar la planta a manos privadas. La llegada de la Lockheed, con un contrato que podía extenderse hasta 2040, se rodeó con el discurso de que la fábrica cordobesa, con su avión Pampa, tenía muchas posibilidades de ganar una licitación multimillonaria del gobierno de Estados Unidos para la compra de 750 aviones de entrenamiento avanzado para pilotos. En abril de 1994, durante el proceso licitatorio, se conoció la noticia de que fue robada la información confidencial sobre el proyecto del Pampa. A finales de ese año se confirmó que el avión argentino quedó fuera de los candidatos a ganar la licitación.
La llegada de la empresa estadounidense no ayudó a vender el Pampa a mercados externos y el gran cliente acabó siendo el Estado nacional. Además despidió a un millar de empleados, pese a que, a su llegada, se había afirmado que mantendría a los 2.400 que integraban la planta.
Desde el Ministerio de Defensa de la Nación no ofrecen muchos detalles sobre el futuro de la fábrica y acentúan el hecho de que la institución vuelve a manos del Estado. El secretario de Legal y Técnica de la Presidencia, el cordobés Carlos Zanini, tiene en su despacho el proyecto de ley que será enviado al Congreso de la Nación.
Hoy la Fábrica está desactualizada y ha perdido demasiados años en una carrera de la que Argentina ya no participa. Todas las expectativas ahora están puestas en los acuerdos que se elaboren con Brasil y otros países sudamericanos como Chile. Se calcula que, como está hoy, la Fábrica vale 20 millones de dólares, seis millones menos que lo que cuesta un avión mediano de pasajeros E-190 como los que vende la brasilera Embraer.
Fuente: La Voz del Interior