Alvarez conjuga diversión y trabajo
Ubicada a 25 kilómetros al sur de Rosario se encuentra esta tranquila y acogedora localidad que es reconocida en la provincia por sus convocantes carnavales. Alvarez cuenta con 6.500 habitantes, es el más grande de los 19 pueblos del departamento Rosario y los principales motores de su economía son el campo y la industria. Por la ruta 20-S a cuatro kilómetros del cruce con la A-012 se accede a esta comunidad distante a sólo 3 mil metros de Piñero donde casi no existe la desocupación al punto que ya no hay viviendas para alquilar. La calidez de su gente es otro aspecto del lugar.
«Hay trabajo y es un pueblo tranquilo», coinciden en señalar varios vecinos que aseguran sentirse orgullos de su terruño. Y motivos no les falta. A pesar de que la localidad aún carece de un desarrollo urbanístico homogéneo, su fortaleza radica en el empleo que genera la actividad privada. Varias empresas de diferentes rubros constituyen su dinamismo productivo que se conjuga con la actividad agrícola al tiempo que el sector comercial aporta lo suyo y no menos importante es el trabajo que proporciona la comuna. Dos fábricas de pirotecnia y la misma cantidad de plantas para la elaboración de cartones y de muebles para cocina además una empresa de calzados, industrias y talleres metalmecánicos y acopiadoras de granos son parte del potencial productivo del pueblo que acaba de cumplir 118 años.
Además cuenta con un parque de 300 camiones y fábricas de silos y de galpones y una exportadora de semillas, entre otros establecimientos. «Si bien el conflicto del campo influyó, el pueblo está en movimiento y no se congeló la economía», aseguró el secretario de Gobierno comunal Daniel Gaspari, para agregar: «Estamos trabajando con la vista puesta en el desarrollo integral de la localidad».
La población cuenta con todos los servicios públicos excepto la red de cloacas cuya obra es prioritaria para el gobierno local que ya elaboró el proyecto y está gestionando vías de financiación para concretarlo. «Además de poner en marcha este emprendimiento también pretendemos solucionar necesidades en materia de mejoramiento de calles ya que un importante porcentaje del casco urbano no posee pavimento, razón por la cual estamos llevando adelante un plan de estabilizado con cordón cuneta», apuntó el funcionario.
Como la mayoría de los pueblos del interior santafesino está dividido por las vías del ferrocarril y se esfuerza en nivelar las diferencias estéticas que heredó de ese molde urbano. La iglesia tiene la particularidad de ser una de las pocas del mundo en que su campanario está ubicado en la parte trasera de la construcción y no en el frente.
El año pasado se inauguraron 40 viviendas del Plan Federal y ya están licitadas y adjudicadas otras 80, pero el déficit habitacional «sigue siendo importante», según aseguran las autoridades comunales. «Desde la inauguración de la cárcel de Piñero vinieron varias familias que están alquilando y ya no hay más disponibilidad, por lo que hacen falta más casas», acotan.
En materia de salud cuenta con un Samco que tiene una sala de internación y enfermería, ambulancias y guardias mínimas las 24 horas. Además funciona una clínica privada para afiliados al Pami y otros obras sociales e institutos médicos. El servicio educativo lo conforman dos escuelas de nivel primario y dos secundarias públicas y privadas que cuentan con jardines y enseñanza para adultos.
Las pasiones se dividen entre el Club Atlético Unión «El rojo» y el Sportivo Fútbol Club Alvarez «Los Brujos», cuyas instituciones además de contar con cómodas instalaciones poseen importantes mutuales. Juntas organizan carnavales en un corsódromo construido por la comuna en el predio del ferrocarril. «Si bien hay rivalidad esta fiesta nos une y este año se desarrolló la 7ª edición y recibimos ente 4 y 5 mil personas por jornada», dijo Norberto Talamonti, de la comisión organizadora.
Si de jugadores de fútbol destacados se trata, de Alvarez surgió Leonardo Talamonti, quien tras su paso por Rosario Central y River Plate ahora está jugando en Atalanta, de Italia. También de aquí salieron Leonardo Borzani (Rosario Central), Juan Pablo Raponi (River, Banfield, actualmente milita en el fútbol español) y su hermano Juan Manuel, quien tras su pasa por Bolivia regresó a Central Córdoba. También es de Alvarez el ex técnico de Chacarita Junior de Buenos Aires, Dalcio Giovagnoli, quien acaba de firmar contrato con Belgrano de Córdoba.
La única línea interurbana de colectivo que presta servicio en el pueblo es la empresa Interbus SRL con una frecuencia de 23 salidas hacia Rosario. La primera empresa de transporte que funcionó fue «El Tigre». El pueblo fundado el 7 de julio de 1890 por Justina Rodríguez en homenaje a su esposo Nicolás María Alvarez, quien falleció el 7 de abril de 1887 a los 52 años. Rápidamente encomendó a su hijo Bernardino la administración del naciente pueblo.
Pionera en la pirotecnia.
Nicolás Vitantonio tiene 88 años y se destaca por haber sido el pionero en la fabricación de productos de pirotecnia en su pueblo. «Con la fábrica me fue muy bien, llegué a tener 50 empleados, Nunca le hice mal a nadie», cuenta este hombre hoy jubilado.
Su industria llegó a ser la más grande de Sudamérica y «hasta tenía piso de parqué, cielo raso y era muy famosa», recuerda Vitantonio con un sesgo de nostalgia. También fue jefe comunal por el peronismo desde 1973 hasta el golpe militar del 76. En 1982 lo designaron para tomar las riendas de su pueblo. Teniendo la posibilidad de ser reelecto con el advenimiento democrático prefirió no aceptar.
El único hotel. Enrique Cesarini fue propietario del único hotel que funcionó en Alvarez y que forma parte de su historia. «Allí también funcionó 40 años el único restaurante del pueblo y primer teléfono público», aclara este hombre de 78 años que hoy tiene un bar. Antes de poner en marcha el emprendimiento hotelero vivió con sus padres en la estancia de los Alvarez cuya casa «tenía 24 habitaciones» recuerda. «Mi viejo —rememora— llevaba a Don Angel Alvarez, uno de los hijo del fundador del pueblo, los domingos a la misa de la catedral de Rosario con un Lincol modelo 39 y mi madre era cocinera. En 1946 vinimos al pueblo y pusimos el hotel».
Emprendedor visionario.
A los 20 años Reno Arcadigni arrancó como carpintero y soñaba en ser un empresario exitoso. Con el tiempo y gracias a su espíritu emprendedor y voluntad de trabajo logró fundar lo que hoy es una de las fábricas líderes de amoblamiento para cocina, la firma Reno, principal generadora de empleo del pueblo. Tiene más de 160 empleados y además de vender sus productos al país exporta a Uruguay, Chile, Costa Rica, Perú y España. «Cuando empecé con el oficio de carpintero siempre tuve la meta de ser empresario para vender primero aquí, después en la zona y más tarde al país y el mundo» recuerda Arcadigni para sintetizar un sueño convertido en realidad.
»Hoy están al frente de la fábrica —comenta— mis hijos Aníbal y Pablo». Y remarca que para ser empresario «hay que transpirarla y tener imaginación y creatividad. La empresa es como la vida, sin proyectos no tiene sentido».