El autódromo Juan Manuel Fangio de Rosario parece que resurgirá de una vez por todas. Luego de meses de trabajo se logró que la Justicia avale la reactivación del predio, ubicado en la zona noroeste de la ciudad. El apoyo por parte de la Municipalidad de Rosario está asegurado, porque así lo anunció Miguel Lifschitz en el discurso inaugural de las sesiones ordinarias del Concejo Municipal.
El proyecto que se quiere desarrollar difiere con todos los que fracasaron anteriormente, porque la idea principal no es sólo cortar el pasto, emparchar el asfalto y que corran una carrera al año. El objetivo es reasfaltar el circuito, ampliarlo acorde a lo que necesitan las mejores categorías nacionales y hacer un playón de boxes, tal como se hizo en otros lugares con gran éxito. El edificio de boxes sería tirado abajo. Instalaciones de cabinas de transmisión nuevas, baños y demás comodidades no quedarán afuera.
Es más, se piensa poner el circuito en la agenda turística, ya que un autódromo recibe gente proveniente de muchos lugares, durante un fin de semana completo como mínimo. Es una obra que llenará hoteles, restaurantes, y otros lugares de recreación. El beneficio económico por fin de semana de competencia es millonario, y hay ejemplos por doquier, sobre todo en Argentina, el país que después de Estados Unidos, es el que más trazados tiene a disposición del segundo deporte más popular, luego del fútbol.
Otro punto fundamental, es que los equipos y pilotos de la zona puedan probar cerca de los talleres, porque de esa manera se reducen notablemente los costos. Además, las categorías zonales no deben perder la oportunidad de competir en Rosario, cuya ciudad y alrededores aglomera una cantidad de gente que no se puede medir. También hay especialidades que empezaron a perder participantes porque el circuito rosarino se cerró para las carreras en 2009. Esto las reactivaría, y por supuesto, equivale mucha gente más que trabaja.
Ahora es momento de cumplir con lo prometido, y que de una vez por todas se haga lo que se tiene que hacer. Los vecinos de la zona (que se instalaron allí sabiendo que el autódromo estaba allí) ya no tienen excusas, porque consiguieron que se planteen obras de insonorización. Se renovaron las ilusiones, y esta vez deben ser hechas realidad.
Fuente: Mauro Calandria, Autopasión