El 4 de enero de 2010, el ídolo falleció tras estar 45 días internado en el hospital Italiano. Había sido sometido a un doble trasplante de corazón y pulmón. El recuerdo de su médico personal, Sergio Perrone. Hoy habrá homenajes en Mendoza y en todo el país. VIDEOS
El 4 de enero de 2010, el ídolo falleció tras estar 45 días internado en el hospital Italiano. Había sido sometido a un doble trasplante de corazón y pulmón. El recuerdo de su médico personal, Sergio Perrone. Hoy habrá homenajes en Mendoza y en todo el país.
Diario Los Andes, 4 Enero 2011, por Ignacio De la Rosa
El 20 de noviembre de 2009, en un vuelo de urgencia, llegaba a Mendoza el músico Roberto Sánchez, más conocido como Sandro.
Ese mismo día, en el hospital Italiano "El Gitano" era sometido a un doble trasplante de pulmón y corazón, en una intervención por demás complicada. Y desde ese día los ojos de los miles de fans de Sandro se posaron sobre Mendoza, así como también los grabadores y cámaras de medios de todo el país.
Hace exactamente un año, el 4 de enero de 2010 -y pese a que en un principio el doble trasplante había resultado exitoso-, el ídolo nacional no pudo revertir un cuadro de infección colonizada que había complicado su estado y se supo la peor noticia: Sandro había muerto, tras 45 días internado en el Italiano.
"Mantuvo su fuerza y su buen humor hasta el último segundo de su vida. Siempre fue así", recordó a Los Andes Sergio Perrone, el médico personal de Sandro quien no sólo lo acompañó durante los 45 días que estuvo internado en el establecimiento mendocino, sino que lo hizo durante los últimos cinco años de vida del cantante.
Vida normal
Desde el principio, desde el momento en que se trasladó a Sandro a Mendoza en un vuelo privado -y luego llegaron los órganos a la provincia- el objetivo fue uno sólo. "La idea desde un principio fue que Sandro recuperara su actitud, su vida normal. El objetivo no era sólo que sobreviva, sino que recupere su vida normal, la de siempre, y eso incluía volver a cantar", destacó Perrone, quien resaltó que a esa meta se la habían propuesto ambos desde el momento en que empezaron a trabajar juntos, cinco años antes del día de la muerte del ?Gitano’.
"Él siempre fue consciente que a todo este proceso le seguía un fuerte trabajo de recuperación y nunca tuvo dudas de querer hacerlo ya sea en Mendoza o donde sea, estaba muy fuerte y decidido. El plan era recuperar su vida", insistió Perrone al recordar al paciente más amigo que ha tenido en su trayectoria.
"Los primeros días posteriores a la operación estuvo bárbaro, con un sentido del humor impecable. En momentos complicados uno trata de tirar un cable a tierra y él recurrió a chistes en todo momento con los que trataba de levantarles el ánimo a quienes lo rodeaban. Después hubo una complicación cuando se le detectó un germen colonizado y no se pudo revertir", continuó con el recuerdo Perrone desde su Buenos Aires natal.
Para el médico, el mensaje que dejó Sandro es más que claro y sería muy oportuno que la gente lo sepa leer y entender.
"Fue un tipo que la peleó hasta el final. Él era una persona que peleaba por la vida y reconoció en todo momento lo que hizo mal. Y trató de concientizar a la gente para que sepa que eso no estaba bien. Es muy valorable eso, más en épocas donde uno cree que tiene superpoderes y considera que las adicciones, como el cigarrillo, no le van a hacer nada. La gente piensa que lo que le pasó a Sandro le pasó por ?viejo’ y no le da importancia. Pero el cuerpo siempre pasa factura", continuó el cardiólogo, especializado en trasplante de corazón y pulmón.
Con el tiempo que pasaron juntos -Perrone como médico personal, Sandro como paciente y ambos como amigos-, afianzaron un vínculo muy especial. "Él me decía que iba a ir a dónde yo le dijera que vaya, pero que yo tenía que ir con él sí o sí. Todavía tengo una copia de la llave en la que me instalé a vivir esos últimos 45 días, en el mismo el hospital", recordó.
"A lo largo de su vida salió adelante de cosas muy complicadas, aunque de la última no salió. Pero demostró que se puede volver de las adicciones y que no es necesario llegar al extremo al que llegó él", sentenció el especialista de 55 años.